“Queremos las mismas reglas para todos en el cumplimiento del déficit”
El primer ministro eslovaco rechaza la idea de la austeridad a ultranza
El socialdemócrata Robert Fico, de 48 años, acaba de cumplir uno como primer ministro de Eslovaquia, el joven país centroeuropeo —nació hace dos décadas, tras la escisión de la antigua Checoslovaquia— integrado en la Unión Europea, en el euro y en la OTAN que se reclama como un polo de atracción para inversores extranjeros. Ese es uno de los mensajes que Fico se ha encargado de difundir en su visita oficial a España la semana pasada, sobre todo en el sector de las infraestructuras. Como jefe de Gobierno de un país pequeño, Fico es consciente de que la única vía para ganar peso en Bruselas es establecer alianzas y reclama un trato de igualdad con los pesos pesados de la UE respecto a los sacrificios y al cumplimiento del déficit, sin excepciones. Está, sin embargo, a favor de que se discuta el ritmo de los ajustes para atenuarlos y rechaza la idea de la austeridad a ultranza. Pese a la crisis que sufre la Unión, considera la adhesión de su país en 2004 como “una aventura exitosa”.
P. Eslovaquia se sumó al euro en 2009. ¿Qué evaluación hace de su ingreso, con la moneda común tan denostada?
Fico es consciente de que la única vía para ganar peso en Bruselas es establecer alianzas con otros países pequeños
R. En 2009 todo el mundo nos felicitaba, como el presidente húngaro, o nos envidiaba, como los checos... El euro no tiene la culpa de lo que ha pasado, es el resultado de la irresponsabilidad de algunos países de la UE. Estoy convencido de que es un buen proyecto, y será bueno que más países se unan.
P. ¿Qué países han sido irresponsables?
El patriotismo no se puede imponer por ley"
R. La situación en Grecia hizo que se tambaleara todo lo demás. La interconexión es tan grande, que incluso un país como Eslovaquia, que no tiene apenas lazos económicos con Grecia, se vería afectada en caso de una bancarrota. Por eso es necesaria una mayor integración y más mecanismos de control, como una supervisión común bancaria, algo que apoyo.
P. El anterior Gobierno eslovaco, conservador, se negó a autorizar el primer rescate a Grecia. ¿Dañó esa decisión la confianza en Eslovaquia como socio fiable?
R. Eslovaquia goza de una alta credibilidad, y eso se ve en que hemos recibido la mayor cantidad de fondos de cohesión per cápita para 2014-2020. Uno no puede solo pedir y pedir dinero. A la hora de defender el euro, no Grecia, sino la moneda única, estamos obligados a participar en la solidaridad y los rescates. El anterior Gobierno especuló tanto con la solidaridad porque para ellos no significaba nada. Y hablando de mi Gobierno, somos predecibles y de fiar.
P. El presidente de la Comisión, Durão Barroso, le recomendó que hiciera un uso más provechoso de los fondos de la UE. Eslovaquia solo ha empleado el 38% de lo que tiene asignado. ¿Cómo los van a utilizar? ¿Por qué no los han absorbido?
R. Este año vamos a tener el mayor problema con los fondos: tenemos que gastarlos para finales de 2013. Según la Comisión están en peligro 350 millones. No quiero volver al pasado, pero el Gobierno de la derecha, en 2011, no consumió ni un euro. En 2012, en los primeros seis meses, como hubo elecciones y un cambio de Gobierno, tampoco. Así que en 2013 estamos obligados a emplear todo lo que había que gastar en tres años. Por eso proponemos a la Comisión que sea más flexible en las normas, que nos dé la oportunidad de destinar este dinero a proyectos distintos, por ejemplo, a puestos de trabajo para jóvenes o a infraestructuras, donde sí sabríamos cómo emplearlo. La burocracia es tan, tan fuerte, que es imprescindible incluso negociar al nivel de presidentes de Gobierno o primeros ministros para persuadir a la Comisión de que libere estos recursos, porque si no el dinero se pierde. No se puede mover de un proyecto a otro. Pero el problema no lo tiene solo Eslovaquia: lo tienen muchos países, y presionaremos a la Comisión en mayo para que cambie esa actitud.
P. ¿Por qué cree que el anterior Ejecutivo no lo gastó?
R. Porque había una coalición de varios partidos cuya energía estaba destinada a discutir entre ellos. No tenían tiempo para gobernar.
P. Ustedes se han comprometido a llegar al objetivo de déficit del 3%, aunque tienen un 4,3%. ¿Cree que lo lograrán? Para muchos países es difícil cumplir.
R. Seguro que lo lograremos. Estamos en abril y el presupuesto se está ejecutando de tal manera que lo conseguiremos. Hemos tenido que subir los impuestos directos, excepto los de las personas que cobran el salario medio o menos. También se han incrementado para las empresas: hemos pasado del 19% al 23%, y en personas físicas, de 19% al 25%, pero solo si ganan más de 3.000 euros mensuales, algo que no abunda en Eslovaquia.
P. ¿Cuál es el sueldo medio?
R. Es mejor hablar del salario más frecuente, 600 euros. En Eslovaquia, solo el 12% gana más de 1.100 euros al mes, así que fíjese lo difícil que es llevar a cabo la consolidación fiscal. Los bancos han pagado una gran parte de ella. Estamos ahorrando, haciendo recortes, pero todo esto va en contra del crecimiento. Por eso pensamos que en la Comisión Europea deberíamos empezar a hablar del ritmo de la consolidación. Garantizamos el 3% en 2013, y en 2014 vamos a disminuir un 0.5 más el déficit. Pero estamos preparados para participar en un debate para atenuar esta consolidación, hacerla más leve. Eso sí, con la condición de que las reglas sean válidas y aplicables para todos, de igual a igual. Porque ya no se trata tan solo de Francia, que dice que no será capaz de cumplir el objetivo este año…de repente también es España. Y estamos hablando de 2013. No sé cómo va a abordar la Comisión este problema, porque no es posible que los países grandes tengan excepciones y nosotros, los países pequeños, tengamos que seguir consolidando de esta manera con un sueldo de 600 euros de media. No creo que el salario más frecuente en España sea de 600 euros.
P. Usted aboga por una austeridad flexible, con medidas de estímulo.
R. Sí, sí, hace falta dinero. ¿Cómo apoyar el crecimiento? ¿Cómo crear nuevos puestos de trabajo si estamos ahorrando, recortando? No es posible. Después nos sorprende que en la Eurozona haya recesión.
P. En el proceso de toma de decisiones en Bruselas, ¿cree que los países pequeños, como Eslovaquia, están marginados? ¿Tienen problemas para hacerse oír?
R. Las circunstancias que reinan en el Consejo Europeo responden a una lógica que yo llamo de perro grande-perro pequeño. Los pequeños solo pueden imponer sus temas uniéndose. Por ejemplo, si los cuatro de Visegrado nos ponemos de acuerdo en un procedimiento común, ya tienen que escucharnos, porque Polonia cuenta con 40 millones, los checos son 10 millones, los húngaros 10 y nosotros, 5,5. Esta es la vía que tienen los países pequeños para hacerse valer.
P. El elevado desempleo (15%) es uno de los principales problemas en su país, en particular el paro juvenil (35%). ¿Qué medidas ha puesto en marcha para combatirlos?
R. Desde febrero, la tasa de paro ha disminuido al 14%, aunque es cierto que tenemos una proporción muy alta de jóvenes sin trabajo y de parados de larga duración. Hemos aplicado un programa de la UE y reasignado fondos de cohesión para crear 13.500 empleos para jóvenes. Además, hemos introducido medidas para el crecimiento y calculamos que entre 2013 y 2014 vamos a crear 60.000 puestos de trabajo más. Tenemos una gran ventaja: gobernamos en solitario, mi partido es totalmente estable y puedo centrarme al 100% en mi trabajo, sin tener problemas de coaliciones.
P. Eslovaquia nació hace 20 años, tras el proceso llamado el Divorcio de terciopelo. ¿Es tan de terciopelo?
R. En 1992, en los dos lados del río Moravia -que separa la República Checa de Eslovaquia-, era obvio que una futura coexistencia sin cambios radicales sería más negativa que positiva. No se puede decir que el interés por crear dos estados independientes existiera solo en una parte. Se encontraron dos intereses idénticos. Y quizá por eso el proceso fue tal como fue.
P. ¿Podría ser un modelo exportable a otros países con tensiones separatistas?
R. Me gustaría exportar otras cosas.
P. ¿Por qué se oponen a reconocer la independencia de Kosovo?
R. A la hora de declarar su independencia, no ha procedido conforme al derecho internacional. Como país pequeño, Eslovaquia no tiene cohetes ni cazas para solucionar estos temas en cuanto a sus propios intereses nacionales. Solo tenemos el derecho internacional, y hemos de seguirlo a rajatabla. No tenemos ninguna razón para reconocer a Kosovo, pero tampoco queremos que sus habitantes sufran las consecuencias.
P. En Eslovaquia vive una minoría húngara que representa el 10% de la población de 5,5 millones. Las relaciones con esa comunidad han sido tensas y han generado problemas con Hungría. En febrero, usted dijo que las minorías de su país “chantajean” al Estado. Se refería húngaros, a los gitanos y a los gais. ¿De qué estaba hablando?
R. Solo tenía en la cabeza un caso que tenía que ver con la financiación de las minorías étnicas, las cuales constituyen una gran aportación a la cultura y al idioma. Eslovaquia, a la hora de ocuparse de las minorías, podría ser incluso un ejemplo. No sé de ninguna que se haya quejado a los tribunales de justicia, o a la Corte de Derechos Humanos internacional. Se han equilibrado mucho las relaciones entre Eslovaquia y Hungría, existían tensiones, pero ahora el diálogo es muy constructivo. Valoro mucho esto, porque nuestra obligación es luchar contra la crisis.
P. En su anterior periodo de Gobierno, entre 2006 y 2010, y con una coalición ultranacionalista, obligaron a que en los colegios se escuchara el himno. ¿Siguen estas medidas nacionalistas?
R. La idea era que la semana escolar comenzara con el himno. Esa fue una propuesta de entonces y no tiene nada de malo, pero el patriotismo no se puede imponer por ley.
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