Trece personas mueren en una reyerta en una cárcel mexicana
El incidente en el Centro de Prevención y Readaptación Social de San Luis Potosí ha dejado decenas de heridos
Una reyerta en la cárcel de La Pila (San Luis Potosí, centro de México) ha dejado 13 muertos y unos 65 heridos, según la Procuraduría (fiscalía) General de Justicia del Estado (PGJE). Las primeras informaciones apuntan a que los fallecidos son presos.
La riña tuvo lugar en el Centro de Prevención y Readaptación Social número uno en torno a las cuatro de la mañana en los dormitorios 4, 5 y 6 de la cárcel. "Los internos utilizaron armas blancas hechizas y punzo cortantes de fabricación casera", señala la PGJE en un comunicado en su página de Facebook.
Militares, agentes de la Policía Federal y de la Policía Estatal acudieron al penal y dos horas después la PGJE dio la situación por controlada.
Este es uno de los primeros incidentes de problemas en cárceles en lo que va del nuevo Gobierno federal, que asumió el 1 de diciembre pasado. El primero ocurrió cuando en un supuesto intento de fuga, el 17 de diciembre de 2012, en el penal de Gómez Palacio (Durango, norte del país) 24 personas fallecieron, 15 reos y 9 custodios. El Gobierno de Enrique Peña Nieto respondió con una medida inédita: unos días después trasladaron a todos los presos de esa cárcel a otros reclusorios.
Pero los problemas (fugas, motines y asesinatos) en las cárceles regionales fueron un tema recurrente en el pasado sexenio. Tan solo en enero de 2012, 31 reclusos de una prisión de Altamira, en la región de Tampico (a 500 kilómetros al noreste de la capital federal) murieron en una reyerta en la que usaron armas punzantes de fabricación artesanal. Al mes siguiente, en Apodaca, Nuevo León, murieron 44 reos asesinados y 30 más se fugaron. Y en septiembre de 2012 se produjo una fuga de aproximadamente 130 presos en la prisión de Piedras Negras (Coahuila, norte de México). Y hace diez días, la tarde del 17 de abril fue asesinado el director de ese mismo penal de Piedras Negras, tan solo 16 días después de asumir el cargo. En contraste, durante todo el Gobierno anterior no hubo ni una sola fuga de una cárcel federal.
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