Napolitano encarga a Bersani la formación de Gobierno en Italia
El líder del centroizquierda intentará lograr el apoyo del Movimiento 5 Estrellas, cuyo líder ha dicho que no le concederá un cheque en blanco
El pasado 26 de febrero, un día después del cierre de las urnas, Pier Luigi Bersani, secretario general del Partido Democrático (PD) y candidato de la coalición de centroizquierda, declaró con el susto dibujado en el rostro: “Hemos obtenido más votos, pero no hemos vencido”. Tres semanas más tarde, el panorama y su gesto siguen siendo los mismos. Después de reunirse durante dos días con los representantes de los grupos parlamentarios, el presidente de la República, Giorgio Napolitano, decidió este viernes encargar a Bersani la búsqueda de los apoyos necesarios para formar un Gobierno estable. Pero la dificultad de la empresa —el centroizquierda tiene la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados pero no en el Senado— provocó que Napolitano, en una acción inédita, acompañara el encargo con un largo discurso en el que advirtió: “Lo esencial es demostrarnos a nosotros mismos, a Europa y a la comunidad internacional que apreciamos el valor de la estabilidad institucional al mismo nivel que el de la estabilidad financiera. De ambas depende el grado de confianza de nuestro país”.
En un acto solemne –y casi dramático, a tenor de los rostros--, Napolitano quiso explicarle a la nación: “He llegado a la conclusión de que el destinatario del encargo debe ser el jefe de la coalición de centroizquierda, Pier Luigi Bersani. A pesar de haber obtenido un margen de ventaja bastante estrecho, está objetivamente en condiciones más favorables para buscar una solución al problema”. Y añadió: “He encargado a Pier Luigi Bersani que verifique la existencia de un apoyo parlamentario seguro para permitir la formación de un Gobierno que tenga la confianza de ambas cámaras”.
La situación es literalmente endemoniada. Bersani desea obtener el apoyo en el Senado del Movimiento 5 Estrellas, pero su líder, el cómico y bloguero Beppe Grillo, ya le ha dicho por activa y por pasiva, por las buenas y por las malas, que jamás le firmará un cheque en blanco. La otra opción sería atender la oferta del centroderecha de Silvio Berlusconi para conformar un Gobierno de unidad nacional, pero Bersani no quiere ni oír hablar de esa posibilidad. Hasta el presidente Napolitano admitió ayer que, después de lustros de desencuentros, el entendimiento entre la derecha y la izquierda italiana está abocado al fracaso. Por si fuera poco, cada día queda más claro que lo único que desea Berlusconi es un salvoconducto institucional a sus problemas con la justicia. A pocas horas de que los jueces decidan sobre los casos Mediaset —fraude fiscal— y Ruby —inducción a la prostitución de menores y abuso de autoridad—, el anterior primer ministro ha convocado para hoy una manifestación en Roma contra la magistratura. Su única posibilidad de salir indemne es utilizar de parapeto sus increíbles seis millones de votos.
Aunque la situación económica de Italia sea cada vez más grave y Europa y los mercados aplaudirían el llamado gobiernísimo o gobierno de unidad nacional, Bersani no parece dispuesto a regarle a Berlusconi un balón de oxígeno de tal calibre. Su objetivo declarado es convencer a los senadores del Movimiento 5 Estrellas de que su hipotético respaldo será traducido en reformas de calado, como ya sucediera días atrás al colocar en la presidencia de la Cámara de Diputados y del Senado a Laura Boldrini y Piero Grasso respectivamente, dos figuras de prestigio social, en absoluto contaminadas por los vicios de La Casta. La estrategia de Bersani de colocar al frente del Senado al ex fiscal nacional antimafia logró romper la unidad de voto de los senadores del Movimiento 5 Estrellas, algunos de los cuales decidieron contravenir la orden de Beppe Grillo de votar en blanco y apoyaron a Piero Grasso para evitar que el candidato de Berlusconi —Renato Schifani, anterior presidente del Senado e investigado en el pasado por presuntas conexiones con la Mafia— pudiese ganar la votación. ¿Intentará Bersani reeditar la estrategia?
Tras recibir el encargo de Napolitano, el líder del centroizquierda admitió que la situación es “difícil”, pero que su objetivo es llevar a la práctica el cambio esperado por los italianos: “Unas reformas institucionales y político-constitucionales nunca vistas en Italia hasta ahora”. Su propósito es iniciar ya una serie de contactos con los grupos parlamentarios, pero también con organizaciones sociales. No es descabellado pensar que la estrategia de Bersani pase por hacer insoportable la presión ciudadana sobre Beppe Grillo para que, ahora que está en su mano, termine de una vez con dos décadas de Berlusconi y berlusconismo. Queda claro que el objetivo del Movimiento 5 Estrellas no es reformar la política italiana, sino cambiarla de arriba abajo. Pero no está tan claro que, en pos de ese objetivo a medio plazo, pueda permitirse el lujo de alargar hasta la agonía la ingobernabilidad de Italia y, sobre todo, permitir que Berlusconi siga haciendo de las suyas.
163 nuevos pobres cada día
En Italia, cada día, 163 personas caen en la indigencia. Se calcula que a finales de 2013 serán más de cuatro millones los italianos “absolutamente pobres”, un 6% de la población, frente a los 2,3 millones —el 3,9%— registrado en 2006. Es el dato más angustioso de un rosario de datos alarmantes presentados ayer en Cernobbio (Lombardía) por la Confederación General de Comercio italiana (Confcommercio).
“Durante 2012”, señala el estudio, “el consumo descendió un 4,3%, marcando la peor caída de la Italia republicana. Todas las variables económicas están en declive desde 2007. Y la caída del consumo continuará todavía durante 2013 (un -2,4%) y solo en 2014 volverá a crecer, pero de manera muy débil (0,3%)”.
Según la confederación de comerciantes, el malestar social —provocado en gran parte por el desplome del mercado laboral y las fuertes medidas de austeridad— se ha duplicado. Los italianos que conservan su empleo —el 37,9% con respecto a la población total— trabajan más horas que los alemanes y que los franceses, pero el resultado es mucho peor. Los alemanes producen un 25% más por hora trabajada.
Confcommercio prevé que el PIB italiano vuelva a caer un 1,7%, un jarro de agua fría para las previsiones del Gobierno técnico de Mario Monti, que hace unos meses estimaba una ligera recuperación, que cifraba en el 0,8%.
El estudio señala también que, además de los más de cuatro millones de personas en la indigencia, dos tercios de la población llegan difícilmente a final de mes. Los ingresos ya no son suficientes y muchas familias no han tenido más remedio que reducir de forma drástica el consumo, incluso en artículos de primera necesidad. A eso se le añade que la presión fiscal real, según la confederación de comerciantes, es ya en Italia del 54,3%.
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