Un cardenal español, en las ‘quinielas’ para nuevo secretario de Estado
El aragonés Santos Abril, diplomático del Vaticano, figura entre los posibles aspirantes al cargo
El papa Francisco ya tiene escudo papal —con el sello de la Compañía de Jesús, una estrella que recuerda a la Virgen y flores de nardo que simbolizan a San José— y anillo del pescador, que le entregará hoy el cardenal decano, Angelo Sodano, en la misa que inaugura su Pontificado. Sigue sin tener, en cambio, secretario propio, ni jefe de Gobierno vaticano elegido por él.
Por eso arrecian, de nuevo, las quinielas de candidatos a secretario de Estado, y en esas listas aparece, de forma intermitente, un cardenal español, Santos Abril y Castelló, aragonés de 77 años.
El Papa ha dejado claro que no tiene ninguna prisa en renovar la curia. El sábado pasado confirmó con una nota oficial a todos los cargos heredados de Benedicto XVI, entre ellos el actual Secretario de Estado, Tarcisio Bertone. Y ayer le recibió en la Casa Santa Marta, donde vive de momento mientras se acondiciona el apartamento papal del Palacio Apostólico. Bertone, sin embargo, tiene, si no los días, los meses contados. Y Santos Abril, diplomático de la Santa Sede, podría ser su sucesor, según algunos medios. No es la única opción, ni mucho menos, “pero tiene algunas bazas”, comenta una persona próxima al cardenal. Antiguo responsable de la sección española de la Secretaría de Estado en tiempos de Juan Pablo II, pertenece al cuerpo diplomático de la Santa Sede y ha sido nuncio en muchos países, entre ellos, algunos de la antigua Yugoslavia. Pero lo más importante es que conoce a fondo a Jorge Mario Bergoglio, con el que coincidió en Argentina, donde fue nuncio entre 2000 y 2003.
Conoce a fondo a Bergoglio, con el que coincidió en Argentina, donde fue nuncio entre 2000 y 2003
El domicilio vaticano de Abril y Castelló, que es arcipreste de la basílica de Santa María la Mayor pero no reside en el templo, ha servido, supuestamente, de oficina informal de recogida de apoyos para el cardenal Jorge Mario Bergoglio en vísperas del cónclave. Desde su casa de dos habitaciones, Abril manejó, al parecer, los hilos necesarios para hacer converger en un mismo candidato a dos bandos enemigos, el del cardenal Bertone, todopoderoso en la curia, y el del cardenal decano, Angelo Sodano, con gran ascendiente sobre la mayoría de los diplomáticos de la Santa Sede.
Muchos observadores han interpretado la visita del papa Francisco a la basílica de Santa María la Mayor, al día siguiente de su elección, como una confirmación de la importancia que esta iglesia, y el cardenal que la dirige, han tenido en su llegada a la sede pontificia. Pero en Santa María sigue viviendo el anterior arcipreste, el cardenal Bernard Law, arzobispo emérito de Boston y uno de los más criticados por su pésima gestión de los casos de abusos sexuales cometidos por sacerdotes en esa diócesis.
Hay otras versiones que apuntan a otros nombres como los grandes muñidores en el cónclave que concluyó el 13 de marzo. Y hay otros candidatos, aparentemente mejor situados que Santos Abril y Castelló para el puesto de Secretario de Estado. El cardenal, que fue vicecamarlengo brevemente, obtuvo la birreta en uno de los últimos consistorios de Benedicto XVI, el de febrero de 2012. En contra de Santos Abril hay, además, tres datos: la edad —ya ha superado la de jubilación—, la proximidad a Tarcisio Bertone y el hecho de que no sea italiano.
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