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La troika da un año más a Portugal para cumplir los objetivos de déficit

Lisboa podrá aplicar con menor dureza el recorte de 4.000 millones de euros que se iba a producir entre este año y el que viene

Antonio Jiménez Barca
El ministro de Finanzas portugués, Vítor Gaspar, presenta las conclusiones del informe de la troika, hoy.
El ministro de Finanzas portugués, Vítor Gaspar, presenta las conclusiones del informe de la troika, hoy. P. De Melo Moreira (AFP)

El Gobierno portugués, ahogado por las malas previsiones económicas y el ascenso creciente e imparable del paro, pidió en estas últimas semanas a la troika un respiro en los objetivos de déficit. Los representantes de las instituciones (BCE, FMI y UE) que en abril de 2011 prestaron al país 78.000 millones de euros, que llevan en Lisboa dos semanas, tras una negociación muy larga y ante la imposibilidad de mantener el listón exigido de austeridad, han accedido. Portugal tendrá un año más de plazo. Así, podrá quedarse en 2013 con un 5,5%, en 2014 con un 4% y en 2015 con un 2,5%.

A los portugueses, asfixiados por los recortes, la crisis galopante y las subidas brutales de impuestos, estos números y estos porcentajes cambiantes ya les dicen muy poco (de hecho, en septiembre del año pasado ya se otorgó a Portugal un primer aplazamiento del objetivo de déficit). Pero este retraso permitirá que el Gobierno aplique, con menos dureza, un recorte global y añadido de 4.000 millones de euros en gastos del Estado que se iba a producir entre este año y el año que viene y que se traduce, en román paladino, en ahorros en ministerios ya de por sí sacrificados, significativamente en los de Educación y Sanidad. Ahora, ese corte se espaciará un año más, dando algo de aliento —o una vuelta menos de tuerca, si se mira desde otro punto de vista— a un país que se arrastra al límite de su capacidad. Para este año, pues, sólo se ahorrarán 500 de esos 4.000 millones, que saldrán de despidos de funcionarios de mutuo acuerdo, según el secretario de Estado de Finanzas, Carlos Moedas.

El ministro de Finanzas, Vítor Gaspar, ha presentado un panorama sombrío. El año pasado calculaba que la economía portuguesa caería en 2013 un 1,1%. Ahora ya habla de un 2,3%. El paro, que ya roza el 17%, una cifra jamás alcanzada en el país, llegará este año al 18,2% y puede que al 19% en 2014. Las exportaciones, que mantuvieron el tipo el año pasado, se desploman también, debido, según explica Gaspar, a lo que él denomina “la coyuntura económica exterior desfavorable” y el consumo interno portugués languidece desde hace ya casi dos años por la falta de liquidez en hogares de clase media que, tras las brutales subidas de impuestos y el escamoteo de las pagas extras, bastante tienen con llegar a fin de mes. De ahí que el Gobierno, para no acabar de estrangular a una economía agónica, pidiera a Europa y a la troika no seguir el ritmo proyectado de austeridad y de recorte.

Con todo, la troika ha arrancado algunas decisiones: las indemnizaciones por despido que se apliquen ahora en Portugal serán de doce días por año trabajado, y no de veinte como ahora. Estos veinte días tampoco estarán asegurados, ya que en algunos casos, bajarán a 18.

Es decir, los portugueses, que ya viven muy mal, al menos no van a vivir mucho peor en los próximos meses. Tampoco nada mejor. Un ejemplo: los que vieron retiradas sus pagas extras (pensionistas y funcionarios) el año pasado no tienen fecha de devolución. El ministro de Finanzas reiteró el carácter “transitorio” de la medida pero añadió que, hoy por hoy, y dado el estado de la economía portuguesa, no hay fecha para su retorno.

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

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