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¿Quién ha disparado?

Lluís Bassets

Las nuevas guerras, que ya están aquí desde hace tiempo, a veces ni siquiera confiesan que lo son: véanse las recientes acusaciones a China de ataques cibernéticos a Estados Unidos. Una de las mayores novedades que nos ofrecen es que en muchos casos tampoco se conoce la identidad de quien ataca.

Es evidente cuando se trata de armas meramente digitales, virus y gusanos que penetran los ordenadores del enemigo, captan sus contraseñas, chupan sus programas y preparan ataques masivos que podrían llegar a paralizar una empresa o un país. No sabemos si las manejan agentes públicos de un Estado o privados, subcontratados o vinculados a empresas o a grupos delincuentes. Tampoco si persiguen objetivos económicos, directamente militares o ambos a la vez.

Como en otras ocasiones, el ministerio de Asuntos Exteriores paquistaní presentó la rutinaria protesta ante la embajada de Estados Unidos en Islamabad. La novedad del caso, según Declan Walsh, jefe de la oficina del New York Times en dicha ciudad, es que nadie en Washington admite que se haya efectuado estos ataques y se insinúa, incluso, que son los propios paquistaníes quienes podrían haber efectuado los disparos.

Hay jugosos antecedentes del caso. Uno de los más famosos cables de la filtración de Wikileaks, en diciembre de 2010, descubrió que el ex presidente de Yemen Ali Abddulá Salé había alcanzado un acuerdo secreto con Washington que permitía efectuar acciones aéreas contra Al Qaeda en su territorio pero atribuía a su fuerza aérea todos los bombardeos que efectuaba el ejército de Estados Unidos.

Los paquistaníes tienen todos los motivos para pensar que los drones son estadounidenses, a la vista de los antecedentes. En la zona tribal se han producido al menos 300 bombardeos desde 2004, en mayor cantidad con Obama que con Bush. Pero también existen motivos para la ocultación por parte paquistaní. Nada hay más cómodo que jugar a las dos cartas: disimular disparos que convienen a las autoridades paquistaníes, pero luego protestar a Washington, sobre todo si se han producido víctimas inocentes, como sucede con mayor frecuencia de lo que se reconoce.

No puede descartarse, ni siquiera, que uno de los disparos se haya producido en una disputa entre talibanes paquistaníes, pero no con drones sino en un bombardeo convencional, puesto que no existe constancia de que puedan dotarse de momento de una tecnología tan sofisticada. En todo caso, la democratización de los siniestros drones, hasta que caigan en manos de Estados gamberros e incluso privadas, solo es cosa de tiempo, si efectivamente no se ha producido ya en esta zona tribal donde Al Qaeda tiene su principal refugio.

Comentarios

Hay una película muy rara de Hitchcock, 'Pero... ¿quién mató a Harry?' en la que todos creen haber matado al Harry sin haberlo matado. Bien podría ocurrir en este caso que todos piensen que no han matado al Harry de turno cuando todos saben que podrían haberlo matado con conocimiento de causa.
Pero, ¿buscan un pastor o un perro pastor?

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Sobre la firma

Lluís Bassets
Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).

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