Internacionalizar. Esta es la palabra. ¿El conflicto? No, por favor. Eso pertenece a un campo semántico ajeno, exactamente el del entorno de ETA. En Cataluña no hay exactamente conflicto, al menos de momento, pero sí hay que internacionalizar. Estoy transcribiendo lo que oigo en Barcelona en los medios soberanistas más al caso. Intentemos ver, entonces, en qué consiste la internacionalización de la reivindicación o del caso catalán.
Hay una internacionalización elemental que ya se ha producido. Consiste en colocar a Cataluña con su reivindicación en el mapa. Se ha hecho con muy escasos medios y buenos resultados propagandísticos. Y en buena parte a caballo de una fácil ecuación: desprestigio de España, fulgor de Cataluña. Gusta mucho, es cierto, a quienes han entendido siempre que la prueba del nueve de la pureza catalanista es el daño que se inflige a España. El propio Artur Mas ha jugado esta baza: ante una España debilitada Cataluña ofrece al mundo su propuesta ilusionante. La teoría del expolio fiscal, de la España ladrona tan próxima a la Lega Nord, funciona muy bien en la internacionalización mediática. El hundimiento de la economía española es el argumento de enganche de esta historia que reclama primeras páginas.
El sueño nacionalista convierte el mapa estable e inamovible de Europa en campo de la fragmentación soberanista. Serán como fichas de domino. En lo más profundo del sueño, Cataluña es la pionera que abre las puertas a la redistribución del espacio soberano europeo. Pequeños estados federados que superan a las viejas y arrogantes naciones westfalianas. Los más lanzados y festivos encuentran muy atractivo que no existan antecedentes, que jamás se haya ensayado este camino en la Europa civilizada: qué bien, seremos pioneros.
No podemos darlo por imposible, aunque casi nadie quiere ir en esta dirección en Cataluña. Tampoco fuera. Solo unos pocos frikis de la esfera mediática madrileña y sus correspondientes del radicalismo independentista apuestan y desean fervientemente que las cosas vayan por el peor derrotero. La inmensa mayoría de un lado y de otro, y del lado de quienes no quieren estar ni en un lado ni en otro, apuestan por una vía tranquila y pacífica, democrática añaden. Y todavía hay que exigir más: a Artur Mas sobre todo. Por una vía democrática y legal. Que no se olvide el president: legal. Sería bueno escucharlo de sus labios. Sin ambigüedades, claramente. Esta es la clave de la última internacionalización que quiero discutir hoy aquí. La legalidad es una. No hay dos ni mucho menos tres. La catalana es española. Y también lo es la europea. Solo hay un Estado de derecho al que acogerse. Ahí no caben frivolidades.
Si internacionalizar es saltarse la legalidad estamos batasuneando. Llevar el debate y la presión política a la opinión y los organismos internacionales puede estar bien. Pero la legalidad vigente no es un expediente ni un trámite que hay que pasar. Es muy dudoso que un acto ilegal de un gobierno legalmente constituido pueda ser avalado por los socios europeos y por las instituciones de la UE. Al contrario: lo más probable es que nadie lo avale, que nadie lo reconozca. Ni siquiera los nacionalistas de las otras nacionalidades, porque todos ellos querrán obtener satisfacción a sus reivindicaciones dentro del marco de la legalidad. Los nacionalistas catalanes que quieran aventurarse en este camino deben saber que es la vía del populismo, el de Chaves y Cristina.
Habrá que ver si Mas es capaz de obtener una foto oportunity, una sola, con algún mandatario de relieve antes de las elecciones. Las cosas se le complicarán incluso con los nacionalistas, internacionalistas solo de sus propias causas pero no de las de los otros. Si se trata de convertirse en Estado dentro de la UE, Alex Salmond quiere que Madrid le ayude, no que le vete, de ahí que prefiera tomar distancias con Artur Mas, tal como ha explicado Walter Oppenheimer. Lo mismo sucederá con De Wever. Incluso los nacionalistas vascos temen que el independentismo catalán se lleve por delante su independencia fiscal ya efectiva desde hace más de 30 años. Urkullu no será un buen aliado. ¿Alguien creyó acaso que separarse de un Estado nación surgido de Westfalia era como coser y cantar, o bufar i fer ampolles, como decimos en catalán?
Comentarios
Cesar dijo: Vini, vidi, vincit. Aquel que halla leido De Bello Galico sabrá que no fue ni mucho menos así. Así pues, cabeza. Hágase sin trampa ni truco, que no estamos con ganas de una brutal reedición de 1848. Et vale, amicci.
No recuerdo en dónde he leído hace poco que es precisamente esa relación de desdén entre el tronco y su rama la que les mantiene unidos con más fuerza, y que solo cuando la relación se basa en el respeto y en la admiración es cuando más cerca de la separación se encuentran. De ser así, España y Catalunya y España y Euskadi vivirán felices muchos años y comerán perdices.
Y cuando todos se independizaron con la excusa de que sus pequeños estados pudieran sobrevivir, se juntaron de nuevo formando una nueva Unión a la que entregaron casi toda la soberanía conseguida, y ello con la excusa de poder sobrevivir.
Y por lo demás, ¿se puede ser nacionalista sin ser separatista?
Cuando Bassets habla de legalidad está hablando, de hecho, de la constitución. Una constitución que puede ser modificada por PPSOE con nocturnidad y alevosía, una constitución cuya interpretación está en manos de un TC polititzado y partidista que ni siquiera respeta su jurisprudencia (p.ej. sentencia avalando inmersión lingüística de 1996). Si el referéndum por la independencia es ilegal es porqué el gobierno español asi lo quiere. No es más que una excusa para impedir el ejercicio de la democracia en Catalunya. El Sr. Bassets se pasa a la trinchera de la derecha cavernaria cuando hace esa defensa cerrada y monolítica de la constitución. ¡¡Ya solo faltaba que hablara de España como una nación westfaliana!! ¿Quizá ha sacado esto del último libro de Cesar Vidal? Repito: si el referendum es ilegal es porqué los poderes del estado así lo quieren, ¿por qué no hacer como en Reino Unido? Sospecho que al Sr. Bassets solo le importa, al igual que a la caverna, impedir el ejercicio de la autodeterminación pues la ley, según él, está por encima de los derechos de las personas y la democracia.
Pero entonces, cuando la ley o la Ley fundamental, prevé una autorización de un referéndum solo es legal si se autoriza. Podrá discutirse el talante o la valentía de quién debe permitir o no una consulta, pero tan legal es acceder a una petición como no. En caso de que solo se aceptara en positivo, quizá habría que cambiar el verbo autorizar por la expresión: 'en todo caso, se accederá siempre a las propuestas populistas y de evasión realizadas a instancias de nacionalistas con celo de poder más que de pasión territorial'.
Está claro, Bassets, que si fuera por usted, no habría cambios. Lo que me disgusta de su análisis no es que sea usted un jacobino, como la mayoría de socialdemócratas españoles, sino que tome partido tan descaradamente y que amedrente de esta manera al personal, cosa a la que ya estamos acostumbrados cuando se habla del asunto. ¿Usted cree que Mas es idiota?
Y luego está lo que dice Bassets de la posición de los demás estados en relación con el estado naciente, que pueden pensar que a ver si por apoyar a Catalunya me va a salir una Catalunya en el trasero, en el patio trasero de mi casa, quiero decir. Que todo empieza con un pelo nacido hacia dentro y luego las cosas se ponen de un modo que no hay manera de sentarse.
¿Y el resto de España? Si Cataluña quiere separarse por interés económico, supongo que el resto de España tendrá que empezar a pensar en los mismos términos. Así habrá que potenciar el puerto de Valencia para arrebatar tráfico de mercancías al de Barcelona, igual con los aeropuertos, el corredor central, las centrales hidroeléctricas.... Por cierto, creo que el superávit comercial catalán sería bastante inferior si se computa la electricidad que consume de instalaciones radicadas en España. En fin. Habrá que tomarles en serio y tomarnos también nosotros en serio. Pero todo sin acritud. En plan Corleone. Nada personal, solo negocios.
Sea como sea, el conocimiento de la historia ayuda a conocer el porque de los movimientos. En este caso, por desgracia "la pela es la pela" http://entretierras.net/2012/10/20/leccion-de-historia/Aún así sigo sin comprender como la izquierda les sigue el juego.
YO lo que tengo claro es que si se producen independencias debe ser como quiere Cameron: con todas las consecuencias. Nada de independencia y separación para lo que conviene y buen rollo y unidad para lo que no. El día siguiente a las independencias, Inglaterra, Castilla o Valonia deben tener gobiernos por lo menos tan nacionalistas como Escocia, Cataluña o Flandes. Y defender los intereses propios frente a los ajenos con total y absoluta determinación, sin ningún espacio para sensiblerías por el pasado ni componendas entre las élites políticas. ¿Es lo que quieren?. Pues a lo peor lo consiguen.
Sr. Bassets cuanta trampa en tan poca línia! como comparar las pretensiones independentistas de Cataluña con los balcanes o con el período de los años 30, lo dirá por la tendéncia española a la militarización, la imposición de sus normas no? porque si no, no entiendo que tendrá que ver... y ojo: La legalidad es una. No hay dos ni mucho menos tres. La catalana es española. Y también lo es la europea. Por suerte no es la misma una que otra (la española y la europea) y mucho menos, el derecho internacional. Es que nadie se acuerda de aquello de la autodeterminación de los pueblos? o solo servía para descolonizar a los negritos?(apago el modo irónico)Y la constitución? ese gran marco legal español inamobible, excepto para los intereses económicos como se hizo recientemente.Por el amor de dios, por qué tanta bilis rancia? qué discursos estamos utilizando? Hay una parte del pueblo que ha hablado, quieren un cambio, no sabemos si son mayoría. Esto es democracia: se les pregunta. Y si es que si? pues lo hacemos y santas pascuas!Como podemos pensar que eso será el fin del mundo? tanto miedo hay? sinceramente no lo entiendo!pero señor Bassets no se que pensará de Kosovo, de Montenegro, de Escocia, de Sudán y del Tibet, pero estoy seguro que en los conflictos internacionales no le parce todo tan fatídico...
Qué fácil lo tienen los independentistas con lo de acusar a quienes no se atienen a sus exigencias de escaso carácter democrático. Pues bien, si se consulta a unos, yo también quiero que se me consulte a mi si quiero que Cataluña se independice. No me sean excluyentes y respeten mi voluntad. Además de que estoy casi seguro, como pasa en Ucrania con la minoría tártara o en Quebec con el pueblo cree, que luego estos amantes de dar la voz al pueblo se buscarían excusas peregrinas para impedir dentro de 'su' hipotético territorio consultas a quien se la pidiera por las mismas razones que ellos alegan. Que no sé, que me imagino yo más a Lérida aragonesa y a Tarragona levantina, que nunca se sabe, que cualquier día aparece un tratado oculto de hace tropecientos años y resulta que el castellano no nació en un monasterio riojano sino en un caserío de Amorebieta.
No es una democracia la catalana, sinó una Etnocracia. El gobierno de la etnia. La etnia manda, todo en su nombre..Tu trabajo, tu sentido del humor, tus lecturas, tus relaciones personales, la descripción de lo que hay allende el valle, los prejuicios, el amor y el desamor, todo. En la Cataluña arcádica (que ya está aquí, febril y odiante, sólo les falta el estatuo jurídico que no obtendrán, por las razones que Bassets, atinadamente, enumera), todo se desarrolla en nombre de la Etnia..Tal abominación es lo que ha puesto en movimiento el nacional-catalanismo desde la Transición, y con cada uno de sus presidentes..Pero, curiosamente, cuando hay política de etnia, no hay sociedad. Es la gran diferencia entre un país (como España), dónde sí hay sociedad porque es plural, y su objeto es el ciudadano (no la etnia), y una Cataluña de cerámica de masía, una "nación" histórica frustrada, en la que prevalece algo totalitario, porque no hay ni libertad ni pluralidad aceptables en su seno, sólo colectividad cerrada y prejuiciada..Lo llaman democracia los de ERC, CiU, etc, pero no lo es. El rollito de "La voz del Pueblo" es etnócrata..Cataluña se ha transformado en un monstruo, en una etnocracia. Yo supongo que el resto de España sabremos lidiar con ello, disolver ése prejuicio que llaman 'sentimento', porque somos más fuertes, más veraces, más amables y mejores, y porque somos una sociedad, y ellos no..Hay que saber desautorizar a los del Volk (no sé hasta qué punto entraría en juego su responsabilidad personal, aunque tampoco importa demasiado), para ponerlos en su lugar..Y los anglosajones está claro que no se enteran demasiado, porque el Volk catalán es muy similar a lo que combatieron en 1941-1945.
Maltes hace referencia al nacionalismo étnico en contraposición con el cívico. Las palabras ya son lo suficientemente reveladoras. El basado en la etnia es excluyente y exclusivista, el de Milosevic y otros asesinos étnicos. El segundo busca su encuadre particular sin salirse del marco, y desde luego, sin liquidar al resto de figuras con las que comparte tela, o piel.
Y de todos modos, ha sido llegar un gobierno fuerte, independiente de bisagras nacionalistas, y empezar la balcanización de España, esa de la que hablaba con tanta ligereza el ex presidente Aznar. Ahora el presidente de honor del PP da vueltas a los conceptos y a las palabras, pero hace unos años, con un gobierno débil dependiente de catalanes y vascos, pero sin ningún desafío nacionalista de la entidad del actual, hablaba de balcanización. Nunca un gobierno tan fuerte como el actual fue tan débil, o tan poco mañoso, que me parece que a la debilidad une esta otra característica. No hay más que ver el rifirrafe pueril en que ahora se han embarcado, el de tú dijiste/yo no dije, de nuestros mandamases.
La torpeza de Rajoy es "impagable". Ojo, yo sigo pensando que hay bastante teatro (a ambos lados del Ebro), y que en cierto modo, están "jugando" de modo que ambos se benefician de forma mediática. El problema, es que lo que hay a pie de calle escuece, es real. La miseria, con toda la carga vergonzante que padece el que la sufre y no atina a escapar de ella. Ambos políticos deberían ir un día entero a los comedores de Cáritas, o ir a dormir en un callejón, con apenas unos cartones como magro somier, en la noche fría y húmeda...Sí, deberian vivirlo en carne viva.
En Cataluña somos tan "etnócratas" que hace unos años tuvimos a un presidente de la Generalitat andaluz. Y por cierto, en España no hay un presidente del gobierno catalán desde el siglo XIX. Cataluña no es ni más ni menos "etnócrata" que cualquier otra nación europea. Si en España hay una etnocracia es la de Castilla que se ha impuesto durante siglos por la fuerza de las armas y desde hace unas décadas por mayoría demográfica (que no democrática) y que tal vez, si le hace falta y le dejan, volverá a intentar imponerse por las armas.
"¡Dadme la libertad, o dadme la muerte!", ese es el gran discurso por la independencia. Cataluña no podrá sobrevivir si no tiene estado propio, grita Mas. Y ahora dice que si cuentan con un estado propio bajarán los impuestos a las empresas. ¿A qué me suena todo esto? Pues todo esto me suena a que Mas solo recurre a la independencia como cebo electoral, un cebo populista que explota más las bajas pasiones económicas que las elevadas emociones territoriales, o quiere hacer pasar las primeras por las segundas, o mejor, utiliza las segundas como excusa para meter las primeras. Vamos, que Mas no solo chantajea al Estado, (habrá consulta, sí o sí) sino que no se corta y ahora empieza a chantajear a los catalanes: si no me votáis, seguiréis pagando más impuestos, si no votáis por la independencia, vais a morir. Catalanes y catalanas, sinceramente, les está engañando con una mano quien con la otra no deja de vaciarle el bolsillo, prometiéndole llenárselo de nuevo, pero si apoyan a la otra, a la otra mano, a la que promete. Con una recorta y con la otra devuelve. Juegos de manos, en fin.
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Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).