Las claves del segundo asalto Obama-Romney
Ochenta personas dispararán preguntas a los candidatos a la Casa Blanca con Candy Crowley –de la cadena CNN- en el papel de moderadora
Segundo asalto para el duelo Obama-Romney. Ochenta personas dispararán preguntas a los candidatos a la Casa Blanca con Candy Crowley –de la cadena CNN- en el papel de moderadora, quien ya ha declarado que no desea ser “una mosca en la pared”, en referencia a que pretende no limitar su papel al de simple árbitro y quizá plantee alguna pregunta o ejerza su poder para contrapreguntar.
Segunda oportunidad para Obama
El foco de atención estará centrado principalmente en el presidente. Tras una deficiente actuación el día 3 de octubre en Denver con la consecuente caída en las encuestas dejando vía libre a Mitt Romney, el público observará cada movimiento de Obama, cada gesto, si el mandatario está a la defensiva o a la ofensiva. La semana pasada, el político demócrata declaró haber sido “demasiado educado” con su rival. La campaña de Obama ha prometido que su candidato hoy será más “agresivo” y estará más lleno de “energía” de lo que estuvo en Colorado.
Conectar con el público
En esta ocasión, ochenta ciudadanos mirarán directamente a los ojos a los candidatos. La oportunidad para conectar con el público es dorada. Tanto Obama como Romney son conscientes de que la experiencia de esta noche es más íntima y directa y que eso se transmite directamente a los hogares a través de la televisión. Quien logre conectar, expresar compasión y empatía con el público ganará sin duda el cara a cara.
Mujeres
Quién lo iba a decir. Obama está prácticamente empatado con Romney respecto al voto femenino. Ningún tema que atañe a las mujeres fue tratado en el primer asalto Obama-Romney: aborto, contracepción, educación, cuidado infantil… Si Obama quiere recuperar los casi 10 puntos perdidos entre la población femenina deberá lograr introducir esos asuntos en la conversación de Nueva York y colocar a Romney a la defensiva.
Mostrar fortaleza
En Denver, Romney mostró fortaleza, fue enérgico y directo. Para un candidato que no es adorado ni por su propio partido eso tuvo un efecto inmediato. Romney gustó. Dicen que las actuaciones convincentes no solo cambian las cifras de las encuestas sino que también logran recaudar fondos. Antes del debate, menos de la mitad de los seguidores de Romney decían ser “muy entusiastas” sobre su candidato. Tras el debate, el dato saltó al 62%.
Penúltimo asalto
Tras el cara a cara de esta noche ya sólo queda una oportunidad para dirigirse a una audiencia global que se mide en decenas de millones de televidentes (70 en el debate de Denver). La próxima parada es Boca Raton (Florida) el lunes que viene y no será un formato en el que quepa el público con preguntas. Lo que suceda hoy es importante, quizá un punto de inflexión que ya no tenga retorno. Obama y Romney se la juegan en el segundo combate. Puede que esta noche, Nueva York de un virtual presidente.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.