Cuatro campesinos muertos en un violento desalojo en Guatemala
Más de 30 personas heridas de bala en Totonicapán, al oeste de la capital
Cuatro campesinos muertos y 30 heridos de bala es el saldo parcial de un enfrentamiento ocurrido durante la tarde del jueves en Guatemala, cuando comandos del Ejército procedieron a desalojar piquetes de campesinos que interrumpieron el paso vehicular en diferentes puntos de la carretera Interamericana, la más importante del país.
Los campesinos de Totonicapán (177 kilómetros al Oeste de esta capital) iniciaron, al filo de las ocho de la mañana del jueves (cuatro de la tarde hora peninsular española), sus acciones para protestar por el alto precio de la energía eléctrica, la propuesta de reformas a la Constitución que impulsa el presidente de Guatemala, Otto Pérez Molina, y porque están en desacuerdo con los cambios en la Ley de Educación que extiende la carrera de Magisterio a cinco años, para darle rango universitario. En Latinoamérica, únicamente Haití y Guatemala, los dos países con más alto índice de analfabetismo del hemisferio, conceden el título magisterial a nivel medio.
A eso de las dos de la tarde, unidades antidisturbios de la policía, con el apoyo de militares, intentaron desalojar a los manifestantes, quienes opusieron una feroz resistencia. Según algunos testigos, sonaron disparos procedentes de los piquetes, lo que propició la represión. Sin que el número pudiera confirmarse, se habla de ocho militares heridos, mientras que dos camiones de las fuerzas armadas han sido quemados por la turba.
En tanto, el defensor del Pueblo, Jorge De León Duque, reveló que mientras la policía utilizó gases lacrimógenos para desalojar al campesinado, “los tiros empezaron con la llegada de los militares”. Puntualizó que “no responsabiliza al Ejército”, pero que pedirá las pruebas balísticas para establecer de dónde provinieron los disparos. Hizo un llamado al diálogo y a la cordura. Recordó que los manifestantes no tienen ningún derecho a interrumpir la libre locomoción, mientras que las autoridades tienen “harta obligación” de respetar la vida humana.
Al anochecer del jueves, las fuerzas de seguridad seguían sin tener el control de la situación. Los campesinos, conocedores del terreno, hacen repliegues tácticos, se reagrupan y vuelve a atacar a los uniformados, mientras algunos dirigentes han anunciado que continuarán el viernes con su bloqueo de carreteras.
Mientras tanto, en la capital, el presidente Otto Pérez ha convocado a una reunión de emergencia a sus ministros de Defensa, Ulises Anzueto, y de Gobernación (Interior), Mauricio López Bonilla para analizar la situación y dar una explicación oficial de lo ocurrido.
En una rueda de prensa, ofrecida desde el palacio de gobierno, López Bonilla anunció que tanto la policía como los comandos militares que acudieron en su auxilio son fuerzas especializadas en atender disturbios. Subrayó que ninguno de estos agentes porta armas de fuego y su equipo se reduce a bombas lacrimógenas y de gas pimienta. "Es equipo no letal", insistió. El ministro reveló que de los 34 heridos, solo siete lo fueron por armas de fuego. Los demás presentan lesiones propias de riñas tumultuarias. Finalmente advirtió que el Gobierno no tolerará más actos de anarquía.
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