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Francia prohíbe las protestas de musulmanes

La polémica de las caricaturas y las protestas divide a la clase política y a los partidos

France's Prime Minister Jean-Marc Ayrault holds a press conference focusing on the European treaty, September 19, 2012 in Paris. France's Socialist-led government kickstarted ratification on Wednesday of a European Union budget discipline pact it grudgingly accepts as the next step out of the euro zone debt crisis.    REUTERS/Martin Bureau/Pool    (FRANCE - Tags: POLITICS)
France's Prime Minister Jean-Marc Ayrault holds a press conference focusing on the European treaty, September 19, 2012 in Paris. France's Socialist-led government kickstarted ratification on Wednesday of a European Union budget discipline pact it grudgingly accepts as the next step out of the euro zone debt crisis. REUTERS/Martin Bureau/Pool (FRANCE - Tags: POLITICS)POOL (REUTERS)

La advertencia del ministro del Interior, Manuel Valls, iba en serio. La policía ha denegado los permisos de manifestación contra el tráiler de Inocencia de los musulmanes y las caricaturas publicadas en el Charlie Hebdo. La prefectura de París rechazó la petición de un particular que quería organizar una protesta ante la Gran Mezquita de la capital, y lo mismo sucedió en otras ciudades, mientras en Facebook y Twitter se suceden las apelaciones a salir a la calle con el lema “No toquéis a nuestro Profeta”.

Temerosas de que los jóvenes radicales de una comunidad que reúne a 6 millones de personas no respeten las prohibiciones, fuentes policiales dijeron que quizá habiliten dispositivos especiales para el sábado y recordaron que quien participa en marchas no autorizadas arriesga una multa de 7.500 euros y seis meses de cárcel.

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Los directores del Charlie Hebdo y algunos políticos criticaron al Ejecutivo socialista por no consentir las manifestaciones, decisión que sucede muy pocas veces en Francia, casi siempre cuando el peticionario es la extrema derecha. “Existe el derecho de caricatura y también el de manifestación”, recordó Jean-Luc Mélenchon, el líder del Frente de Izquierda.

El primer ministro, Jean-Marc Ayrault, tendió puentes con los islamistas y elogió el “gran espíritu de responsabilidad y moderación” de los dirigentes musulmanes, que llamaron a no caer en un “espíritu victimista”, ni en “trampas o provocaciones”.

El debate sobre las caricaturas creció en intensidad y dividió a medios, partidos y ministros. La alcaldesa del distrito 7 de París. Rachida Dati (centroderecha), coincidió con el ministro de Exteriores, Laurent Fabius, y afirmó que “todo el mundo está un poco molesto con las caricaturas porque son inoportunas, no muy graciosas y pueden poner en peligro las vidas de franceses que viven en países árabes”.

El copresidente del Grupo de los Verdes en el Parlamento Europeo, Daniel Cohn-Bendit, uno de los más explícitos, tachó de “gilipollas y masocas” a los jefes del Charlie Hebdo: “Siempre he comprendido la provocación: es darles a quienes tienen el poder. Pero, que yo sepa, no son los salafistas y los idiotas quienes tienen el poder en el mundo musulmán”, dijo. El veterano Dany el Rojo de Mayo del 68 añadió: “Todos los integrismos son una gilipollez. El cristiano, el judío, el laico y el musulmán. (…) Y no vale decir que no hay límites a la provocación. Los hay por ejemplo cuando hablamos del Holocausto”.

Los trotskistas del Nuevo Partido Anticapitalista emitieron una nota en la que acusaron al semanario de “participar en la imbecilidad reaccionaria del choque de civilizaciones”, mientras el ministro de Educación, Vincent Peillon, afirmó que “la libertad de expresión es un principio intangible de la civilización y hace falta preservarla sin excepciones. Hace falta que en las sociedades democráticas haya personas que ejerzan esa libertad sin preocuparse de las consecuencias”.

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