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El Asad levanta la moral de sus tropas

El presidente sirio se resiste a aparecer y publica un mensaje en la revista del Ejército

El presidente sirio, Bachar el Asad, en una imagen de archivo
El presidente sirio, Bachar el Asad, en una imagen de archivo

Bachar el Asad rompió ayer su silencio para dar ánimo a sus tropas en el 67 aniversario de las Fuerzas Armadas sirias. Pero el presidente sirio lo quebró solo a medias. No tomó la palabra en público ni salió en televisión sino que publicó un mensaje en la revista del Ejército, según informó la agencia de prensa oficial (SANA).

“El Ejército libra una batalla heroica (…) y crucial”, les dijo a los militares. De esa batalla “depende el destino de nuestro pueblo y de nuestra nación porque el enemigo está hoy en día entre nosotros; utiliza a sus agentes del interior para desestabilizar a la patria, la seguridad de los ciudadanos y continuar a arruinar nuestros recursos económicos y científicos", advierte.

Concluye, sin embargo, El Asad con una nota de optimismo sobre lo que describe como "una guerra con grupos terroristas". Estos, que quisieron "impedir a los sirios diseñar su futuro", pero serán “sorprendidos por este pueblo que se ha comportado con un corazón único para hacer frente a sus conspiraciones".

El Asad, de 46 años, fue visto por última vez en televisión el 19 de julio cuando recibió, probablemente en el palacio presidencial de Damasco, al nuevo ministro de Defensa, Fahd Yasem al Freich, al que nombró tras la muerte de su predecesor, Daoud Rayha, y del viceministro Assef Shawkat, en un espectacular atentado.

Shawakat era cuñado de El Asad, pero, probablemente por razones de seguridad, el presidente no acudió al entierro que de celebró en Tartus (noroeste de Siria) ni al funeral en Damasco días después. Tampoco lo hizo su hermano pequeño Maher que manda la IV División del Ejército.

El mensaje muestra que el presidente sigue empeñado en luchar para conservar el poder, pero su actitud fue tachada de huidiza por varios gobiernos. “Creemos francamente que es una actitud cobarde por parte de un hombre que se esconde y se mantiene en un lugar seguro pero ordena a sus soldados que continuen matando a civiles en su país”, declaró, por ejemplo, ayer Patrick Ventrell, portavoz del Departamento de Estados de EE UU.

El Ejército de El Asad necesita probablemente que le levanten la moral. Apenas controla, según fuentes de la oposición, el 60% del territorio; no consigue expulsar de Alepo a los rebeldes armados y la guerra ha vuelto a Damasco.

Peor aun, si los observadores de Naciones Unidas desplegados en Siria confirmaron ayer que la fuerza aérea está siendo utilizada contra la insurgencia, también certificaron que esta última posee armas pesadas y carros de combate. Otras fuentes han aseguran que ha adquirido misiles tierra-aire para derribar helicopteros.

El Ejército Sirio Libre (ESL), que lucha contra el régimen, afirmó a principios de semana que se había apoderado de varios carros de combate del enemido tras una batalla cerca de alepo. Los cascos azules de la ONU, que estuvieron el martes en esa ciudad, los han visto con sus propios ojos. No se trató de un bulo.

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