Las deserciones minan al régimen
La renuncia de 27 generales, el continuo goteo de militares que abandonan el Ejército y los combates en Damasco y Alepo disparan la moral de los rebeldes
Ya no podían más y pretendían llevarse un tanque consigo. Era un grupo numeroso, una docena de soldados de Bachar el Asad que soñaban con fugarse el lunes del edificio de los servicios secretos militares del régimen, un puesto de vigilancia en el interior de la ciudad de Al Qusayr desde donde francotiradores disparan contra la población civil, empleando también artillería pesada. Sin embargo, el comandante del regimiento les pilló in fraganti. Arrestó a los prófugos, que prestaron declaración ante un juez y se encuentran confinados en una prisión, según activistas de la oposición. Un soldado se suicidó allí dentro tras conocer la noticia del atentado que costó la vida a cuatro altos mandos del régimen en Damasco la semana pasada.
Otros cuatro reclutas de El Asad desertaron, esta vez con éxito, del Hospital Central de Al Qusayr, otro de los puntos tomados por el Gobierno en esta ciudad rodeada de controles militares. Unos 70 tanques están desplegados en esta zona colindante con Líbano, donde los militares han reforzado sus posiciones y tienen cerrada la frontera a cal y canto, sin que puedan entrar o salir medicamentos, armas o heridos.
El pequeño aumento de estas deserciones da esperanza a la oposición, que cree ver indicios de incertidumbre en las filas del enemigo, sobre todo entre los que cumplen el servicio militar, que hace casi un año que no ven a los suyos y comienzan a tener problemas de conciencia.
“He tenido noticias de que un tanque en Hama, mi ciudad, ha matado a mi familia. ¿Cómo queréis que dispare aquí, en Al Qusayr, que yo haga lo mismo?”, habría dicho uno de los desertores al magistrado, según los activistas.
A pesar del entusiasmo de la resistencia, las deserciones no son masivas, aunque sí muy relevantes en estos momentos en los que El Asad está acorralado. “Muchos soldados se tienen que estar preguntando qué ocurre, porque de repente la televisión estatal Adunia ha pasado de negar la guerra a informar con amplia cobertura del gran atentado en la capital y de la entrada de tropas del Ejército Libre Sirio (ELS). “Debe ser un choque psicológico impresionante”, dice un opositor.
Hasta 27 altos mandos han cambiado de bando si se contabilizan los dos generales que pasaron el martes a Turquía según France Presse
La evolución de los acontecimientos puede precipitar la decisión de algunos soldados que empiezan a ser conscientes de la gravedad de los combates en Alepo y Damasco, las dos principales ciudades del país, además de los ecos que les deben llegar sobre la posible salida pactada de El Asad y su famillia, tal y como apuntaron el embajador ruso en Francia, Alexander Orlov, y la Liga Árabe, que apoya también la idea de ofrecer al mandatario una “salida segura” a cambio de que renuncie al poder. “Nosotros nos encargamos de que tengan toda la información para que puedan decidir rápido, explica Muaftar, miembro del ELS.
La deserción de otro grupo de soldados gubernamentales provocó el caos en la prisión central de Homs el pasado viernes, según activistas de la zona, donde unos 300 presos, muchos de ellos detenidos por la represión del régimen contra la revuelta, se amotinaron. Cuatro prisioneros murieron, tres de Homs y uno de Alepo. “Hay muy poca información sobre lo que pasó. Temíamos una masacre como ya ocurrió en Sidnaya en 2008”, explica otro opositor. La cárcel central de Homs, ciudad que se convirtió en bastión de la resistencia y que ha pagado un alto precio por ello, está rodeada por unos mil soldados del régimen y sufrió un intento de asalto hace unos meses por parte del ELS, que no pudo con el fortín.
El general desertor Abdelrazak Aslan ha confirmado a través de Al Yazira que más de 200.000 personas han sido detenidas desde el inicio de la revolución. Según France Presse, dos generales cruzaron el martes la frontera con Turquía, lo que eleva a 27 el número de altos mandos que han cambiado de bando.
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