La UE se toma en serio su propio embargo a Siria y promete cumplirlo
Los Veintisiete se proponen detener el envío de armamento al régimen de El Asad. Se revisará cada barco o avión sospechoso a partir de agosto
La Unión Europea parece tomarse en serio el embargo de armas impuesto en mayo del año pasado por ella misma a Siria y ha acordado obligarse a inspeccionar a partir del 1 de agosto en sus puertos, aeropuertos y aguas territoriales los transportes sospechosos dirigidos al país medio oriental y requisar en su caso tales cargamentos. A falta de una policía europea capaz de realizar semejantes tareas, la responsabilidad de aplicar la medida corresponde a los distintos Estados de la Unión, que emplearán sus propios procedimientos de control.
El embargo original fue aprobado hace 14 meses por los ministros de Exteriores de los Veintisiete, pero entonces la decisión quedó eclipsada por la de no incluir al presidente Bachar el Asad en la lista negra de personalidades sancionadas por la UE con congelación de haberes y prohibición de entrada. Eran otros tiempos y la Unión todavía consideraba que El Asad tenía salvación.
Aquel embargo ha corrido desde entonces diversa suerte, con distintas peripecias, rumores, denuncias no confirmadas, avistamientos e inspecciones de buques, entre ellas la llegada el pasado enero al puerto chipriota de Limassol, forzado por el temporal, de un buque cargado en San Petersburgo con toneladas de material bélico a descargar en Latakia. El buque pudo seguir ruta tras anunciara que cambiada de rumbo y no atracaría en Siria.
Por el acuerdo de ahora “los países de la UE se obligan a inspeccionar buques y aviones con destino a Siria si sospechan que su cargamento contiene armas o material para la represión interna. Esta obligación cubre a los puertos y aeropuertos [de los países de la Unión] así como su aguas territoriales”, señala el comunicado de los ministros de Exteriores de los Veintisiete. “El material que no puede ser exportado a Siria según la legislación de la UE será requisado. Además, los aviones y barcos que se dirijan a Siria tendrán que informar sobre su cargamento con antelación a su llegada o salida”.
En vista de los agujeros detectados en el anterior compromiso y ante la incapacidad de la UE de hacer tales inspecciones, Catherine Ashton, la Alta Representante para la Política Exterior, subrayó ayer que “todos los Estados han decidido aplicarlo” ahora y que lo harán “a partir del miércoles de la próxima semana”. Cada uno de los Veintisiete “decidirá cómo vigilar sus aguas y puertos y aeropuertos. Los Estados pueden colaborar unos con otros”.
Gonzalo de Benito, secretario de Estado de Asuntos Exteriores, que ha sustituido al ministro José Manuel García-Margallo, señaló que en España las exportaciones de armas a Siria “pasan por una comisión interministerial que lleva tiempo sin aprobarlas y seguirá sin hacerlo”. En lo relativo a las inspecciones “cuando haya algún elemento o información sobre material incurso en la prohibición se harán los controles de rigor”, manifestó De Benito.
Los ministros también expresaron escuetamente en las conclusiones de su reunión que “la UE esta gravemente preocupada por el potencial uso de armas químicas en Siria”. Ashton explicó luego que “la existencia de armas químicas en cualquier zona de conflicto siempre es motivo de inquietud, pero por lo que sé no hay razón de inmediata preocupación por un posible uso o traslado” de tales materiales. Otros ministros fueron más agresivos y el representante español declaró que “el riesgo está ahí. Esperemos que [El Asad] no sea tan irresponsable de atacar a su propia población”.
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