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Alberto Estévez, lobista de Amnistía Internacional en la ONU

“El acuerdo internacional sobre el control de armas es una oportunidad histórica”

Los miembros de la ONU negocian un tratado para regular el comercio mundial de armamento Varias ONG presionan para que ayude a prevenir violaciones a los derechos humanos

Estévez en la sede de la ONU en Nueva York
Estévez en la sede de la ONU en Nueva YorkAmnistía Internacional

Cada minuto muere una persona, por término medio, a causa de la violencia armada, y todos los días sufren abusos y lesiones miles más, según la ONG defensora de los derechos humanos, Amnistía Internacional. El coordinador del grupo de presión de la ONG en la ONU, Alberto Estévez, afirma que los países miembros de la organización internacional, que esta semana comenzaron las negociaciones finales para lograr un tratado sobre el comercio mundial de armas, tienen una oportunidad histórica. Un acuerdo como el que impulsan varias ONG con el apoyo de más de 140 países permitiría reducir las "transferencias irresponsables" de armas que fomentan la comisión de graves abusos contra los derechos humanos.

“La clave para que el acuerdo marque una diferencia es que incluya lo que llamamos la 'regla de oro'. Esto es, que establezca claramente que los países deberán denegar la autorización a exportaciones cuando exista un riesgo sustancial de que las armas puedan ser utilizadas para cometer violaciones a los derechos humanos o al derecho internacional humanitario”, asegura Estévez desde Nueva York, donde las ONG participan de las negociaciones en la sede de la ONU. El activista explica que se trata de evitar el "comercio irresponsable", que permite que las armas se utilicen para cometer atrocidades como torturas, violaciones, desapariciones o ejecuciones extrajudiciales.

“El acuerdo puede salir adelante, quizás Rusia y China queden fuera, pero en ese caso es probable que algunos años más adelante, por su propio beneficio decidan sumarse”

Para lograr ese control, antes de aprobar una transferencia de armas, los países deberían analizar el comportamiento del destinatario en el pasado. “Si España quisiera vender armas destinadas a una unidad del ejército de Guatemala, por ejemplo, debería analizar cómo se ha comportado esa unidad en los últimos años”. Estévez explica que bajo el acuerdo que promueve Amnistía Internacional, los países no podrían autorizar las exportaciones si se observara que hubo violaciones sistemáticas de los derechos humanos o el derecho internacional humanitario.

El activista señaló que el objetivo es establecer la primacía del principio de prevenir sobre el de curar. “España, que ha apoyado el tratado desde un primer momento, en mayo de 2008 decidió parar las exportaciones de armas a Sri Lanka, pero lo hizo cuando las violaciones a los derechos humanos y los crímenes de guerra ya se habían cometido. Este es el caso de las exportaciones de muchos países de la Unión Europea, sobre todo en los conflictos de la Primavera Árabe”, explica.

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Las negociaciones no tuvieron un buen comienzo. El lunes, Palestina, que tiene un estatuto como entidad observadora, solicitó a través de Egipto tener derechos para hablar en el plenario. El rechazo que eso despertó en países como Israel y Estados Unidos bloqueó el inicio de la conferencia hasta el martes. “Parece ser que al final se le darán derechos de participación similares a los de la Santa Sede y la Unión Europea”, afirmó Estévez. Para explicar lo ocurrido, sin embargo, el lobista subraya, más que la intención de Egipto de abogar por los derechos de los palestinos, el hecho de que el Gobierno de El Cairo está en contra de partes sustanciales del tratado, entre ellos la “regla de oro” sobre los derechos humanos.

El problema para el logro del tratado que defiende Amnistía Internacional y otras ONG como Oxfam y Fundació per la Pau, agrupadas en la Coalición para el Control de las Armas, es que Egipto no es el único Estado que rechaza ese punto clave del acuerdo. En la larga lista de los que se oponen sobresalen, con matices, Estados Unidos, China y Rusia, miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU. Aunque no tienen poder de veto en las negociaciones, el temor de los activistas es que por presiones de esos países el borrador del tratado termine sufriendo reformas que minen su capacidad de ejercer un control efectivo.

“El acuerdo puede salir adelante, quizás Rusia y China queden fuera, pero en ese caso es probable que algunos años más adelante, por su propio beneficio decidan sumarse”, señaló Estévez, que explicó que no estar en el tratado podría perjudicarles en el largo plazo, ya que en una economía global como la de hoy, se perderían la oportunidad de participar en joint ventures (inversiones conjuntas) y en la fabricación de armas en la que el proceso de producción está distribuido en varios países.

Estévez afirma que es fundamental que países como Reino Unido, Francia, Alemania, pero también otros como Sudáfrica o Nigeria, que habla en nombre de la Unión Africana, no se rindan ante la presión de los que quieren un acuerdo menos efectivo.

“La industria está de acuerdo con que exista una regulación global”

Según explica el lobista, Estados Unidos, que es responsable del 35% del comercio mundial de armas, no se opone a que el tratado exija tener en cuenta el riesgo de las operaciones para los derechos humanos, pero rechaza el carácter vinculante de ese punto. “Estados Unidos sabe que si se aplica la regla de oro, muchas de las transacciones que ha hecho, como la que permitió llevar adelante la operación Plomo Fundido a Israel o la venta de gas lacrimógeno a Egipto en los últimos años, no se podrían realizar”, afirma.

Estévez sostiene que el principal obstáculo para lograr un acuerdo que garantice el respeto de los derechos humanos no son los intereses económicos de los fabricantes. “La industria está de acuerdo con que exista una regulación global”, asegura. El lobista afirma que detrás de la postura de Estados Unidos están sus intereses estratégicos o políticos. “Quieren tener la puerta abierta para exportar armas cuando esos motivos pesen más que los derechos humanos”.

"Los Gobiernos nos dicen que confían en que llegarán a un acuerdo para el 27 de julio, pero la pregunta es de qué tratado hablamos", afirmó Estévez. Otro tema en discusión es el tipo de armas que abarcará el acuerdo. Estados Unidos, China, Siria y Egipto han expresado recientemente su oposición a la inclusión de la munición. "Es curioso que Hillary Clinton (secretaria de Estado de Estados Unidos) se muestre preocupada por la situación en la República Democrática del Congo y, a la vez, su país se oponga a incluir las municiones, que son a las armas como el combustible a un automóvil", señala el lobista.

En el mundo hay alrededor de 40 Estados que tienen normas relacionadas con el control de armas.El problema, según explica Estévez, es que son leyes con muchas lagunas que no evitan que terminen cometiéndose atrocidades. Este julio, los líderes mundiales tienen una oportunidad de revertir esa situación.

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