El líder sindical peronista amenaza con paralizar Argentina con una huelga
Hugo Moyano echa un pulso a Cristina Fernández, su antigua aliada
Era un choque de trenes peronistas que se veía venir. Por un lado, la presidenta Cristina Fernández y por otro el sindicalista más poderoso, Hugo Moyano, el líder de los camioneros. El Gobierno va a por todo y los camioneros también afirman que van a por todo. Fernández declaró al asumir su segundo mandato que no estaba dispuesta a aceptar ni chantajes ni extorsiones. Y Moyano dejó bien sentado que no iba a pasar por el aro de aceptar unos convenios salariales del 18% como propone el Gobierno cuando él cree que la inflación ronda el 25%. A lo largo de varios meses Moyano pidió ser recibido por la presidenta. Pero solo obtuvo de ella la misma respuesta que el presidente de Repsol, Antonio Brufau, cuando llamaba a las puerta de la Casa Rosada: el silencio.
Los camiones iniciaron el miércoles pasado paros de 72 horas limitados solo al sector de combustibles. El ministro del Interior y Transporte, Florencio Randazzo,respondió al golpe firmando una denuncia penal contra Moyano y su hijo Pablo, también sindicalista, por delitos que generen "una situación de peligro que impida o entorpezca el normal funcionamiento de los transportes". Y Moyano aumentó la apuesta con un paro a escala nacional vigente a partir de hoy y con una movilización que concluirá el miércoles que viene con miles de camioneros en la plaza de Mayo, frente a la Casa Rosada. El Gobierno ha vuelto a subir la apuesta anunciando una multa de unos cuatro millones de pesos (715.000 euros) contra Moyano. Los camioneros alcanzaron un acuerdo salarial con los empresarios con un aumento del 25%. Y eso le ha permitido a Moyano desconvocar los paros entre camioneros. Pero mantiene y redobla su pulso contra el Gobierno al convocar para el próximo miércoles una huelga general y una concentración en la plaza de Mayo, frente a la Casa Rosada.
Durante los últimos ocho años los Kirchner y el sindicalista avanzaron codo con codo en el incremento de poder. El matrimonio potenció el dominio de Moyano entre los sindicalistas argentinos y el apoyo de Moyano fue clave en la lucha de los Kirchner contra el sector del campo, en 2008, cuando los tractores pararon y miles de camiones salieron a la calle para ayudar al Gobierno. Ahora, Moyano y Fernández disputan algo más que un 30% de incremento salarial. Se trata de una lucha donde la presidenta podría sufrir su primera gran derrota política dentro del peronismo o donde Moyano podría terminar en la cárcel.
En medio de los dos grandes trenes peronistas pueden quedar atrapados millones de ciudadanos, sin gasolina, sin productos en los supermercados, sin dinero en los cajeros automáticos o sin servicio de recogida de basura...
Olvídense de los cacerolazos en las calles de Buenos Aires provocados por los impedimentos para comprar dólares; olvídense de los tímidos paros en el sector agrario que se convocaron hace dos semanas; olvídense incluso de la expropiación de YPF que se produjo el 16 de abril y no ha tenido apenas ninguna resonancia en la cumbre del G-20 que acaba de celebrarse en México. Esta era la única gran batalla que Fernández podía perder en Argentina. Y acaba de iniciarse. Por eso la presidenta adelantó su regreso desde la cumbre de Río de Janeiro. En un país donde el primer partido de la oposición, el del socialista Hermes Binner, quedó a un remotísimo 16% frente al 54% de los votos que obtuvo Fernández en las presidenciales de 2011, el verdadero opositor es el delegado general de la Confederación General de los Trabajadores y líder de los camioneros, Hugo Moyano.
No fue casual que Moyano anunciara anoche la convocatoria de la huelga durante una entrevista en el canal Todo Noticias, perteneciente al grupo Clarín, empresa a la que el Gobierno considera su mayor enemiga. "A partir de este momento se declara el paro nacional de Camioneros en todas las actividades", anunció Moyano cuando le comunicaron que el Gobierno había iniciado el trámite de una denuncia penal contra él y su hijo Pablo, secretario adjunto del sindicato de Camioneros. "Pablo no tiene nada que ver. Señor ministro Randazzo, déjelo a Pablo de lado. Yo soy el único responsable. Si son capaces de llevarme preso, que lo hagan", retó al ministro.
A partir de ahí, Moyano se despachó a gusto contra la presidenta: “La soberbia le hace creer que es la dueña y señora de todo el país. Cree que el 54% le dio la potestad de hacer lo que le dé la gana”. Aclaró que si Fernández hubiese querido dialogar la situación sería muy distinta. “El Gobierno quiso fijar los salarios en 18% [de aumento sobre la inflación]. Si esto lo hubiera conversado… quizás se podría haber llegado a un acuerdo. Ahora, imponerlo…. Este es el resultado”. Moyano reclama un incremento del 30% en los salarios además de otras medidas de desgravación de impuestos.
Durante el discurso que pronunció Fernández ante el Congreso el pasado 1 de marzo al asumir su segundo mandato como presidenta lanzó un mensaje a Moyano que fue interpretado como una abierta declaración de guerra dentro del peronismo: “Parece ser que en la Constitución peronista de [Arturo] Sampay no estaba el derecho de huelga. ¿Podrá ser posible? No creo. Ah, no había conflicto con Perón. ¡Mirá qué bien! ¡Ay qué bueno está esto! O sea, que cuando estaba Perón no había derecho a huelga... Digo por lo que lo reivindican a Perón y nos critican a nosotros; con nosotros derecho de huelga hay; pero derecho de huelga, no de chantaje ni de extorsión”.
Tras la denuncias contra Hugo y Pablo Moyano queda claro que Fernández no considera que los camioneros estén ejerciendo un derecho legítimo, sino el simple y sencillo chantaje.
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