El ex primer ministro rumano Adrian Nastase intenta suicidarse
El exmandatario se pegó un tiro en el cuello cuando la policía iba a buscarlo para ingresar en prisión Este miércoles fue condenado a dos años de cárcel por corrupción
El exprimer ministro rumano (2000-2004), Adrian Nastase, ha intentado suicidarse con un tiro en la cabeza durante la noche del miércoles, justo después de que dos agentes acudieran a su residencia en la calle Zamabaccian de Bucarest para acompañarlo hasta la cárcel, según han informado fuentes médicas a la agencia de prensa Mediafax. Horas antes, la Corte Suprema había confirmado la condena a una pena definitiva de dos años de prisión en régimen cerrado por corrupción.
El exmandatario pidió permiso a los policías para recoger algunos libros de su despacho y entoncs intentó suicidarse. Uno de los agentes se abalanzó sobre él para frenarlo, pero consiguió disparar un arma y se produjo varias heridas en la garganta.
Inmediatamente, una ambulancia lo trasladó al hospital Floreasca de Bucarest, donde recibió la visita del abogado encargado del suceso, Ion Cazacu. “Se encuentra consciente, ha subido a una planta, no sé si para operarle. Creo que luchará por su vida”, ha señalado Cazacu antes de que los médicos procedieran a intervenirlo. Su vida no corre peligro.
Por su parte, la Fiscalía General ha enviado un comunicado en el que explica que los primeros datos recopilados muestran que ha existido una tentativa de suicidio por parte de Nastase, al mismo tiempo que el secretario de Estado de Sanidad, Raed Arafat, confirmaba la información a un canal de televisión rumana.
“Hablé con Nastase media hora después de que se dictaminara su condena y no parecía que tuviera problemas. Es una persona tranquila y absolutamente responsable”, ha proseguido Cazacu.
Nastase dijo a los policías que iba a coger unos libros y en ese momento trató de pegarse un tiro
El actual primer ministro, Victor Ponta, se ha mostrado consternado con el incidente. “Me pregunto si Basescu está feliz ahora. No puedo hablar de justicia. Nastase tiene un aspecto horrible”, ha declarado el jefe del Ejecutivo a la salida del centro médico, donde se despachó con el presidente de Rumania, Traian Basescu por la “guerra política” declarada el lunes después de que dos medios alemanes acusaran a Ponta de plagiar su tesis doctoral.
Nastase, que cumplía este miércoles 62 años, se ha convertido en el primer jefe de Gobierno condenado a una pena de cárcel desde la caída del comunismo en 1989 y en el estandarte de la lucha contra la corrupción lanzada por Basescu.
El Alto Tribunal de Casación y Justicia condenó a finales de enero a dos años de cárcel por haber abusado de su cargo a través del simposium Trofeo de Calidad en Construcción. Los fiscales habían acusado al exdirigente del Partido Socialista de haber recaudado una cuantía de 1,6 millones de euros durante la ceremonia para financiar la campaña electoral de 2004, que llegó a perder ante Basescu.
Nastase, por su parte, recurrió a la sentencia a la que calificó como “política” y señaló que los jueces cumplieron una misión. “Tras siete años de lucha contra el sistema dirigido por Basescu, no tengo miedo a nada. Estoy convencido de que aún existe un poco de espíritu de justicia”, afirmó el exdirigente cuando conoció el veredicto.
Nastase acusaba a Basescu de hallarse detrás de las acusaciones: “Se trata de un intento de mantenerme lejos de la vida política. Este ha sido el sentido de estos procesos que se presentan sin ninguna justificación, ni prueba contra mí y este ha sido el objetivo de Basescu desde 2005, puesto que soy un adversario incómodo”.
Según el Departamento Nacional de Anticorrupción (DNA), la Inspección del Estado en Construcción organizó esta gala que, mediante una tasa de inscripción entre 125 y 400 euros, se escondía una recolecta de dinero para subvencionar ilegalmente los gastos ocasionados a lo largo de su contienda ante el marinero Basescu.
La recaudación habría llegado a cuatro empresas controladas por personas cercanas a la familia Nastase. Desde estas compañías el dinero acabó en manos de otra firma que prestaba diferentes servicios en la campaña presidencial de los socialdemócratas.
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