El apóstol del islam más radical marroquí predica en una mezquita de Ceuta
Omar Hadouchi fue condenado en Marruecos a 30 años por inspirar el terrorismo y Túnez le expulsó en mayo por poner en peligro la seguridad nacional
Tiene prohibido predicar en Marruecos, fue expulsado de Túnez hace un mes por sus ideas extremistas, pero dirigió la oración del viernes pasado en una de las principales mezquitas de Ceuta y pronunció la jutba (sermón) ante los fieles, según aseguran testigos presenciales.
Omar Hadouchi, de 42 años, considerado por las autoridades de Marruecos como uno de los tres ideólogos de los atentados de Casablanca en 2003 (45 muertos), sustituyó el viernes 8 al imán de la mezquita de Al Tauba, en el barrio del Príncipe Alfonso, al que llegó acompañado desde la frontera marroquí por dos jóvenes asiduos de ese templo.
Desde el minbar (púlpito) recalcó la necesaria unidad de los musulmanes, recordó sus sufrimientos en la cárcel, pero enfatizó que él solo temía a Alá y no al majzén (entorno del monarca marroquí) contra el que lanzó diatribas. En contra de lo habitual no concluyó el culto pidiendo a los devotos que rezasen por el Comendador de los Creyentes, es decir el rey Mohamed VI.
El paso de Hadouchi por Ceuta coincidió con la llamaba recibida por la familia del español Rachid Wahbi, residente en la barriada del Príncipe Felipe, anunciándole la muerte en combate de este joven ceutí, de 32 años, que el 17 de abril viajó a Siria, vía Turquía, para luchar contra el régimen de Bachar el Asad.
Wahbi, taxista de profesión y padre de dos hijos, salió de la ciudad con otros tres españoles musulmanes. Uno de ellos llamó a la esposa de Wahbi desde algún lugar de Siria para anunciarle que su marido era un “mártir” de la revolución. La familia y los allegados rehúsan hablar con la prensa.
Las fuerzas de seguridad españolas buscan afanosamente al reclutador de estos cuatro jóvenes y a media docena de sus amigos que han desaparecido de la circulación para, probablemente, evitar tener que dar explicaciones. La policía sospecha que la familia de Wahbi ha recibido un pago para compensar la pérdida de ingresos por su ausencia o para indemnizarla por su fallecimiento.
Algunas fuentes musulmanas aseguran que el predicador Hadouchi acudió ese día a Ceuta para participar en una oración colectiva por el difunto y, de paso, dirigir el rezo en la mezquita. Otras sostienen que su único anhelo era rezar en Al Tauba que antes se llamaba Darkawia y fue el objetivo en 2005 de la llamada Operación Duna.
Nueve de los parroquianos más activos fueron entonces detenidos en el marco de una redada y acusados por la fiscalía de pertenencia a organización terrorista, pero en abril pasado la Audiencia Nacional les absolvió a todos de ese delito aunque sí condenó a dos de ellos por robo y falsedad continuada en documento oficial.
Hadouchi pudo entrar en Ceuta porque reside en la provincia colindante de Tetuán cuyos habitantes solo necesitan un pasaporte marroquí válido para cruzar esa frontera en la que la policía nacional se limita a controlar que el titular de ese documento es la persona que lo muestra. Con ese pasaporte no pueden viajar a la Península a menos de que no dispongan de un visado Schengen.
Detenido tras el reguero de explosiones que sacudió Casablanca en mayo de 2003 –una de ellas en la Casa de España- Hadouchi fue considerado como el inspirador ideológico del salafismo combatiente, junto con Hassan Ketani y Mohamed Fizazi, algo que él siempre negó. Su abogado fue el islamista moderado Mustafá Ramid, actual ministro de la Justicia de Marruecos.
Cuando se estaban organizando, en febrero de 2011, las primeras manifestaciones de protesta en Marruecos, inspiradas por la “primavera árabe” de Túnez y Egipto, Mohamed VI le indultó junto con otros 457 reos muchos de ellos islamistas.
Regresó a Tetuán, su ciudad natal, en la que con 9 años aprendió el Corán de memoria, según cuentan sus admiradores. Con 14 años también había memorizado 7.000 hadits, las palabras del profeta Mahoma recogidas por sus compañeros. Ahondó sus conocimientos islámicos en Egipto, Yemen, India y Somalia. Es autor de varios libros.
Al mes siguiente de ser liberado emitió una fatua (edito islámico) invitando a los musulmanes a “huir” de los países occidentales, especialmente de Francia, uno de los más laicos. El mes pasado viajó a Túnez, acompañado por Ketani, para dar unas conferencias invitado por la asociación salafista Dar Essalam, pero el ministro del Interior tunecino, Ali Larayedh, le expulsó. Su portavoz explicó que no podía entrar en el país “por razones de seguridad”.
La mezquita de Al Tauba pertenece a la Unión de Comunidades Islámicas de Ceuta (UCIDE) cuyo presidente, Laarbi Maateis, es funcionario del ayuntamiento de Ceuta. Este subvencionó a la UCIDE con 120.000 euros en 2011. La UCIDE está en manos del tabligh, una corriente del islam fundada en India en los años veinte, aunque también tiene peso en Justicia y Espiritualidad, fundado por el jeque marroquí Abdesalam Yassin. Este movimiento no es legal en Marruecos aunque a veces goza de una cierta tolerancia.
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