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Portugal observa con lupa el préstamo español por si puede modificar el suyo

El Gobierno de Passos Coelho y la oposición socialista quieren conocer con exactitud las condiciones de la ayuda europea concedida a la banca española

Antonio Jiménez Barca

Desde hace días, en Portugal solo se habla de dos cosas: de la falta de puntería de Cristiano Ronaldo en la Eurocopa y del rescate a la banca española. Los medios portugueses siguen casi al instante el desarrollo de la crisis financiera del país vecino. Por dos circunstancias, principalmente: la suerte económica española va ligada indisolublemente a la de Portugal, ya que España es el primer cliente de las exportaciones lusas. Y, en segundo lugar, porque de las condiciones del rescate a la banca española podría desprenderse una renegociación de las medidas de ajuste que ahogan a Portugal desde que hace más de un año solicitara un préstamo de 78.000 millones de euros al FMI, a la UE y al BCE para escapar de la bancarrota.

El tema ha merecido una encendida discusión parlamentaria entre el primer ministro, el conservador Pedro Passos Coelho, que insistió en que aún no se conocen las condiciones del préstamo a la banca española —y por lo tanto no hay nada que comparar aún— y el secretario general del Partido Socialista portugués, António José Seguro, que acusó al Eurogrupo de opacidad.

El mismo domingo en que Rajoy se jactó de las contrapartidas (o, más exactamente, de la falta de ellas) que Europa le exigía por los 100.000 millones de euros destinados a sanear la banca española, Seguro manifestó que el Gobierno portugués debía exigir al instante lo mismo. Poco después, Passos Coelho, fiel aliado de las tesis alemanas de la austeridad y del control estricto del gasto, explicaba: “Estaremos muy atentos y si hubiese algo que pueda ser compartido por el resto de países que pidieron ayuda, no me cabe ninguna duda de que se llevará a cabo”. Al día siguiente, Passos Coelho volvió a ser preguntado por lo mismo y pidió tiempo: “A esta altura, no tiene sentido tomar ninguna iniciativa porque aún se desconocen las condiciones del préstamo español”. Desde entonces, de ahí no se ha movido.

Los medios portugueses también dan cuenta instantáneamente de las noticias que se van sabiendo sobre el rescate español: el hecho de que los inspectores de la troika fueran a viajar a España a vigilar a los bancos españoles

Sin embargo, los periódicos portugueses detallan constantemente cuáles son las condiciones del préstamo portugués: 78.000 millones de euros, a un interés del 3,5%, de los que solo 12.000 millones están destinados a sanear la banca portuguesa, todo sujeto a un duro programa de ajuste ordenado por los prestamistas —la troika—, aceptado por el Gobierno y sufrido por los ciudadanos. Los medios portugueses también dan cuenta instantáneamente de las noticias que se van sabiendo sobre el rescate español: el hecho de que los inspectores de la troika fueran a viajar a España a vigilar a los bancos españoles —como aseguró el ministro de Finanzas alemán, Wolfang Schaüble— fue altamente comentado en un país que, cada tres meses, recibe a los mismos inspectores encargados de dar el visto bueno a sus cuentas públicas y mantener abierto el grifo del dinero.

El ministro de Finanzas portugués, Vítor Gaspar, también en el Parlamento, contemporizó recientemente y aseguró que, en medio de tanta incertidumbre, lo mejor que puede hacer Portugal es “seguir cumpliendo los compromisos”. Es decir, seguir desempeñando el papel de buen alumno europeo mientras, eso sí, observa con lupa las notas del compañero de al lado.

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

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