Una moderna plaza del pueblo
El clima extremo del desierto convierte los centros comerciales en lugares de ocio y diversión
En los países de la península Arábiga, los centros comerciales son mucho más que lugares para ir de compras. Con un clima inmisericorde, donde el invierno es como el verano mediterráneo y el verano es… el infierno, esas versiones modernas del zoco, bajo techo y con aire acondicionado, se han convertido en el centro de la vida social, al modo de la plaza pública de los pueblos europeos.
Se va al mol, transcripción árabe del inglés mall, a comprar, a tomar un café, a comer, a reunirse con amigos, a montar en góndola, a hacer teatro, a jugar, a patinar e incluso en uno de Dubái a esquiar. De ahí que algunos tengan incluso guardería. Son el único lugar en el que es posible darse un paseo entre abril y noviembre. También uno de los escasos sitios donde coinciden tanto las poblaciones locales como los numerosos extranjeros que trabajan en esos países.
Allí comparten el espacio hombres vestidos con las impolutas túnicas blancas y mujeres totalmente cubiertas de negro, de acuerdo con la tradición local, con ejecutivos occidentales en vaqueros, empleadas domésticas filipinas en chancletas de plástico y obreros paquistaníes con shalwar kamiz, el traje tradicional. Claro que no todos entran en las mismas tiendas ni consumen los mismos productos. Pero hay algo de plaza del pueblo en esas zonas comunes en las que los hijos de unos disfrutan las mismas hamburguesas americanas con mayonesa y kétchup.
El infortunado Villagio de Doha, donde este lunes se ha producido el incendio, abrió sus puertas en 2006, en un barrio nuevo del oeste de la capital catarí bautizado como Aspire, muy cerca de la Academia Deportiva y el Estadio Khalifa. Desde entonces se ha convertido en uno de los centros comerciales más populares de Catar. Decorado con temática italiana, incluye además de numerosas tiendas, un hotel, un cine, una pista de patinaje y un parque temático con un canal surcado por góndolas.
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