Hallados 18 cadáveres decapitados en dos furgonetas en el Estado de Jalisco
Los asesinados podrían formar parte de un grupo de 30 hombres secuestrados esta semana
Los cadáveres decapitados y mutilados de 18 personas han sido hallados este miércoles en dos furgonetas abandonadas en una carretera del Estado mexicano de Jalisco, entre Guadalajara y Chalapa, en el municipio de Ixlahuacán de los Membrillas, según fuentes de la fiscalía del Estado. Según estas fuentes, todos los asesinados son hombres aparentemente mayores de edad y fueron descubiertos tras ser alertadas las autoridades por la llamada de una mujer anónima.
En el mismo Estado, en una zanja del municipio de El Arenal fueron encontrados los cuerpos de otros dos hombres con impactos de bala. Según fuentes oficiales citadas por el diario El Universal, ambas matanzas estarían relacionadas.
El titular de la fiscalía, Tomás Coronado Olmos, ha asegurado que los hechos pueden estar relacionados con el secuestro en la última semana de otros 30 hombres en las localidades de Tla Ixtlahuacan de los Membrillos, El Arenal, Chapala, Tizapan del Alto y Jotepec. 12 de ellos escaparon ayer de sus captores.
Según la fiscalía, la matanza podría ser una venganza del cartel de los Zetas por el asesinato el pasado viernes en Nuevo Laredo, villa fronteriza ubicada en el Estado de Tamaulipas, de nueve de sus integrantes, que aparecieron colgados de un puente supuestamente por el cartel del Golfo. Ese mismo día aparecieron en la misma localidad 14 cadáveres decapitados de supuestos miembros de este último grupo.
No es la primera vez que la violencia extrema sacude al Estado de Jalisco. El 24 de noviembre del año pasado, coincidiendo con la Feria Internacional del Libro que se celebra en Guadalajara, se descubrieron los cadáveres de 26 personas escondidos en tres vehículos en pleno centro de la ciudad. Fue una venganza de los Zetas contra el cartel de Sinaloa, dirigido por Joaquín El Chapo Guzmán, el traficante más importante de México.
La violencia ligada al tráfico de drogas se ha cobrado más de 50.000 muertos desde la llegada al poder del presidente Felipe Calderón, que hizo de la ofensiva militar contra los carteles del narcotráfico uno de los ejes de su Gobierno.
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