Cameron se centra en la economía pero no renuncia a reformar los Lores
La reina Isabel II informa al Parlamento de las prioridades del Gobierno que encabeza Cameron
El tradicional Discurso de la Reina ha estado presidido por la pompa de siempre pero dominado por la crisis económica y las tensiones que empiezan a aflorar en el seno del Partido Conservador. Isabel II ha leído un total de 19 iniciativas legislativas para los próximos doce meses que forman un programa centrado “en el crecimiento económico, justicia y reforma constitucional”. La economía se lleva el peso numérico de las propuestas en un larga lista de iniciativas reformistas pero alejadas de la inyección de fondos públicos para reactivarla que exige la oposición. La polémica reforma de la Cámara de los Lores también ha entrado en la lista, pero con cierta vaguedad.
Con la facilidad que tiene la política británica para centrar la agenda en torno a una polémica, lo mismo da que sea real o imaginaria, la reforma de la Cámara de los Lores se ha convertido en los últimos días en un asunto de vida o muerte. De vida o muerte para la coalición, se entiende, pero también para el primer ministro.
La derecha tory se opone a que los lores dejen de ser designados para convertirse en elegidos
La derecha tory, que se opone a que los lores dejen de ser designados para convertirse en elegidos (en principio, un 80% de la cámara), la han tomado como rehén para descarrilarla y para forzar la mano del primer ministro, David Cameron, al que acusan de ser demasiado complaciente con los liberales demócratas, socios de coalición. Su argumento, lleno de tanto sentido común como oportunismo, es que el país no está para reformas constitucionales porque ahora solo importa la economía.
Cameron les ha respondiendo manteniendo esa reforma entre las propuestas legislativas, pero con la suficiente vaguedad como para dejarla colgada el tiempo que haga falta. Y rellenando el programa anual con una batería de propuestas de contenido económico de corte reformista.
Hay propuestas para legislar sobre casi todo, muchas de ellas ya anunciadas en el pasado. Desde una propuesta de ley para aumentar la competencia, modificar el sistema de disputas laborales o abordar el problema de los salarios de los ejecutivos a la ya conocida reforma del sistema bancario para separar las actividades de banca comercial y banca de negocios. Una ley para clarificar el sistema por el que se proveen de mercancía las grandes superficies, reformar el sistema energético, introducir más competencia en la distribución de agua, o reforma del sistema de pensiones tanto públicas como privadas.
Hay también propuestas de ley para auditar las cuentas de las autoridades locales, facilitar el derecho de adopción, modernizar los sistemas de atención social, facilitar el acceso al registro de votantes, introducir la televisión en ciertos juicios, equilibrar los derechos a la libertad de expresión y a la privacidad, reforzar a los servicios secretos en el tratamiento judicial de información sensible, más poder para que la policía y la inteligencia intervenga las comunicaciones, para aprobar la creación del Mecanismo Europeo de Estabilidad y también una propuesta de ley para que los británicos se pronuncien en referéndum sobre el ingreso de Croacia en la UE.
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