La antipolítica logra hacerse un hueco en los ayuntamientos italianos
Desastre del partido de Berlusconi y de la Liga Norte La participación cae al 66,9%, siete puntos menos que la anterior convocatoria
La antipolítica ya forma parte de la política italiana. A falta de resultados oficiales, los nueve millones de italianos convocados a las urnas para renovar 942 ayuntamientos –la mayor parte en la zona norte del país— introdujeron en las urnas dos avisos para navegantes. El primero, su desencanto con la política: votó el 66,9% del electorado, casi 7 puntos menos que en la anterior convocatoria. La segunda advertencia consistió en el espaldarazo indudable a los “no partidos” agrupados en torno al Movimiento 5 Estrellas del cómico Beppe Grillo.
El PDL –el partido de Silvio Berlusconi—y sus exsocios de la Liga Norte acudieron a la cita electoral por separado y cosecharon sonoros traspiés. La izquierda, en cambio, logró salvar los trastos. El Gobierno tecnócrata de Mario Monti atribuye los buenos resultados de la llamada antipolítica a los “momentos de desorientación” que, reconoce, vive Italia.
Los medios italianos repiten dos palabras para calificar los resultados --todavía provisionales-- obtenidos por Beppe Grillo: “boom” y “explosión”. La antipolítica llenará de concejales, y algún que otro alcalde, los ayuntamientos de Italia. Especialmente llamativos son los casos de Parma, donde ha ganado el centroizquierda seguido muy de cerca por el candidato del Movimiento 5 Estrellas, y Génova, donde le discute el segundo puesto al centrista Terzo Polo.
La prensa italiana también dedica dos palabras a los resultados obtenidos por el PDL de Berlusconi y la Liga de Umberto Bossi, pero son muy distintas. El resultado de los antiguos camaradas, apeados del poder y sumidos en un mar de escándalos, es calificado de “debacle” y “ko”.
A Berlusconi, como al perro flaco, todo se le vuelven pulgas. La pérdida del Gobierno y los continuos sobresaltos judiciales, sin olvidar las luchas de poder y los casos de corrupción, mantienen a su partido débil y dividido. Nada más adivinarse el traspiés electoral, y sin esperar siquiera resultados oficiales, Ignazio La Russa, ministro de Defensa del último Gobierno de Berlusconi, declaró con respecto a las elecciones: “Nos hemos equivocado de candidatos. No tengo dificultad en admitirlo. Existe la manía de buscarlos con el rostro agradable sin conocer si tienen experiencia administrativa. La gente quiere personas fiables y, para los palermitanos, por ejemplo, es más fiable Orlando”.
Se refería La Russa a Leoluca Orlando, el candidato de Italia de los Valores (IdV), el partido del ex juez antimafia Antonio Di Pietro. Si los resultados provisionales no se equivocan, Palermo, la ciudad más grande de las convocadas a las urnas, tendrá como alcalde a Orlando, un activista antimafia cuya candidatura estaba apoyada a por el Partido de la Refundación Comunista y los ecologistas. “Es un éxito estrepitoso”, dijo el virtual ganador, “porque significa que Palermo no está muerta, pero sí está muerta la política representada por los juegos de La Casta y del equilibrismo político”.
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