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Un debate en tablas

La prensa francesa cree que el empate en el duelo televisivo de anoche beneficia al socialista, el favorito en las encuestas

Francois Hollande y Nicolas Sarkozy antes del inicio del debate presidencial.
Francois Hollande y Nicolas Sarkozy antes del inicio del debate presidencial.PATRICK KOVARIK/POOL (EFE)

La prensa francesa no tiene un claro ganador para el debate presidencial que ayer enfrentó a Nicolas Sarkozy y François Hollande, pero coinciden en resaltar que esto convierte en vencedor de las elecciones al socialista. Un debate en tablas, cuando la distancia entre los candidatos es de entre ocho y seis puntos, consolida a Hollande como más que probable ganador en las urnas. El socialista resultó mejor de lo esperado, apuntan los diarios galos, que en su mayoría califican el cara a cara como vivo, rápido y tenso. Muy tenso.

Precisamente así, Tensión, titula el diario de izquierda Libération su editorial. Casi un calco del titular de portada de Le Figaro, considerado como el medio más próximo a Sarkozy, que titula en primera: "Alta tensión. Nicolas Sarkozy y François Hollande propusieron dos visiones de la sociedad francesa en un clima tenso"

El diario conservador, ya en su editorial, Lo antiguo y lo moderno, asume las dificultades claras de Sarkozy para alzarse con la victoria el domingo. “Todos los dirigentes que, en Europa, desde 2008, han debido afrontar una elección, se han encontrado en esta posición. Y todos han perdido”, sentencia. El diario, sin embargo, sale al rescate del presidente destacando que François Hollande nunca ha tenido responsabilidades mientras Sarkozy ha sido presidente durante los peores años de la crisis, por ello, el socialista invitó a los espectadores a presentar al presidente como el culpable de todos los males que aquejan a Francia: la deuda, el paro. Le Figaro se aleja del debate de anoche para juzgar el discurso de Hollande (que resume en impuestos y redistribución) como trasnochado, simple e inútil. “Era el rol de Sarkozy recordar a su rival que el mundo ha cambiado desde que los socialistas dejaron el poder”. Hollande es, para Le Figaro, el jefe de una izquierda “que tiene más talento para hablar del pasado que para imaginar el futuro” y considera que Sarkozy dio pruebas anoche de que quien sale del poder puede ser más moderno que quien aspira a remplazarlo.

En el otro extremo ideológico, Libération, titula en primera: "François Hollande preside el debate. El candidato del PS, fortalecido, Nicolás Sarkozy, a la defensiva". “Los dos finalistas a la elección presidencial tenían un deseo manifiesto de presentar batalla”, asegura el diario de izquierda antes de describir la imagen que, a su juicio, dieron ambos. ParaLibération, Nicolas Sarkozy estuvo luchador y pegadizo. “A la ofensiva pero, a menudo, también a la defensiva”. Frente a él, un Hollande al que el diario considera “notablemente más sereno”, lejos de mostrar la presión y de atacar al oponente. Libération destaca las frases más sobresalientes del líder del PS (“Haría mal en tratar de hacerse la víctima”, “Nada es nunca culpa suya”). Y después asegura que la gran paradoja de Sarkozy es haberse negado a asumir el balance de su mandato. El diario resalta que, en el escenario de un debate de confrontación, Hollande consiguió marcar bien su posición.

Le Monde, cuya edición es vespertina (sale a las 14.00), contó con François Fressoz, editorialista, para analizar el debate en un chat con los lectores al final del cara a cara. Para Fressoz el debate no tuvo un claro ganador ni hará mover demasiado a los indecisos. Lo califica de técnico y poco comprensible pero su conclusión es clara: Hollande no se dejó dominar por Sarkozy que solo logró ponerle en aprietos en el tema de la inmigración y lo intentó, sin demasiado éxito, con la energía nuclear. Esto convierte a Hollande en beneficiado de un debate en tablas: ”Como Hollande partía en posición de favorito, se puede decir que permanece en ella”. Fressoz destaca que Sarkozy intentó atraer a los votantes de Le Pen, baza aprovechada por Hollande que acusó al presidente de enfrentar y dividir a los franceses, coronándose él como el presidente de la unidad. Hollande, en opinión del analista, dio seguridad y no la impresión del que podía ser su mayor hándicap: su inexperiencia (nunca fue ministro). El editorialista asegura que el punto de inflexión llegó cuando, después de que Hollande repitiese varias veces “Yo, el presidente de la República”, Sarkozy fue incapaz de detenerle y acusarle de arrogante. Sarkozy se jugó todo a la carta de ser el hombre de Estado y ese fue su error, considera Fressoz, ya que no hizo propuestas. Además, si bien Sarkozy se ha dedicado las últimas semanas a intentar atraer al electorado de Marine Le Pen, anoche, opina Fressoz, hizo guiños a la derecha y al centro, corriendo el riesgo de mostrarse menos convincente a cada rato ante unos y otros.

El diario católico La Croix destaca la lucha de Sarkozy por batir a su oponente en lo que, considera, una lucha de ambos por consolidar a su electorado y arañar votos de los indecisos. Para La Croix, el presidente consiguió poner a la defensiva al socialista. Sin embargo, su conclusión no beneficia al actual presidente: “El Jefe de Estado pudo anotarse puntos, sin duda, pero su dominio ni ha sido tan decisivo como para invertir la tendencia instalada en estas presidenciales donde se encuentra en posición de desventaja.”

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