“Silvio dice que me cubrirá de oro”
Los pinchazos telefónicos de las conversaciones de Ruby Robacorazones con sus amigos revelan las relaciones que esta menor bailarina mantenía con el ex primer ministro Berlusconi
Todo lo que se transcribe a continuación lo están escuchado los italianos estos días de la voz de sus protagonistas. Son algunas de las conversaciones telefónicas -hay cientos, miles...- que la policía grabó a Silvio Berlusconi y a su muy particular círculo de amistades para esclarecer el llamado caso Ruby. La publicación de las intervenciones telefónicas se produce al tiempo que un tribunal de Milán trata de determinar si el anterior primer ministro italiano incurrió en un delito de inducción a la prostitución de menores. Ruby Robacorazones es el sobrenombre de una joven bailarina marroquí llamada Karima El Mahroug que, según sus propias palabras interceptadas por la policía, participaba en las fiestas sexuales de Silvio Berlusconi -el ya mundialmente famoso bunga bunga- desde que tenía 16 años.
La relación se descubrió a raíz de que la muchacha fuese detenida por robar joyas y dinero a otra prostituta. La noche del 27 al 28 de mayo de 2010, el propio Berlusconi -todavía primer ministro- telefoneó personalmente a la comisaría central de Milán y aseguró a los policías que Ruby era “sobrina” del entonces presidente egipcio Hosni Mubarak y que debía ser “confiada” a Nicole Minetti, otra joven amiga del primer ministro. Es la ex higienista dental que atendió a Berlusconi tras la agresión sufrida en la plaza del Duomo de Milán -en diciembre de 2009- y que luego se convirtió en una reclutadora de muchachas. Todo ello, y quién sabe qué más, le sirvió a Nicole Minetti para que Berlusconi la nombrara consejera de su partido, el Pueblo de la Libertad (PDL), en Lombardía. Estos son algunos de los momentos más jugosos de las intervenciones telefónicas.
Ruby, aún con 17 años, habla con su amiga Grazia. Es el 26 de octubre de 2010. Ruby dice: “Esto es un lío. He salido en todos los periódicos. El titular es: Menor con Berlusconi. Sale el nombre. Todo. Él me ha llamado y me ha dicho que intente pasar por loca. Hoy me han llamado todos. Me ha llamado él. Me han llamado de su secretaría dos veces. Me ha llamado mi abogado. Me ha llamado Lele [Mora, otro amigo de Berlusconi]. Todos, pero yo estaba durmiendo. Luego ha venido mi abogado y me ha dicho: ‘Ruby, tenemos que solucionar esto, porque es un caso que superan el de Patrizia D'Addario y Noemi Letizia [otras muchachas envueltas en presuntos escándalos sexuales con Berlusconi], porque tú eres menor. Están todos preocupadísimos…”. La amiga la interrumpe y le recuerda, como queriéndole quitar hierro al asunto, que el primero de noviembre -tres días después- es su cumpleaños. La contestación de Ruby es tajante: “Eso no importa. Cuando se es menor, se es menor. Y yo era menor cuando iba a su casa. Por eso él está muy preocupado…”.
Esa misma tarde, Ruby recibe la llamada de su padre. Hablan en árabe. La muchacha le explica la situación: “Hoy he salido de nuevo en otro periódico importante que se vende en toda Italia. Han puesto el nombre, aunque no el apellido, pero cuentan mis encuentros con Berlusconi, ¿has entendido? Ahora estoy aquí con el abogado, intentando encontrar una solución. Silvio le ha dicho también a él: ‘Dile a Ruby que le pagaré el precio que ella quiera. Lo importante es que ella cierre la boca, que lo niegue todo, que diga… que diga incluso que está loca… pero lo importante es que ella me deje fuera de todas estas cuestiones… que diga que yo no he visto jamás a una muchacha de 17 años, que jamás ha venido a mi casa…”
El 28 de octubre de 2010, Ruby llama a su amiga Antonella… “Ya he salido en todos los periódicos de Italia…”. La amiga lo celebra, se ríe de buena gana, piensa que es una buena noticia: “¡Dime en cuáles, que yo los compro!”. Ruby le aclara con voz seria y tono sereno: “Cuentan que soy la amante de Silvio, de Silvio Berlusconi. Todos los amigos me están escribiendo al Facebook: ‘Has armado un buen lío, Ruby...’ Y Silvio me ha llamado ayer y me dijo: ‘Te doy el dinero que quieras. Te cubro de oro, pero lo importante es que escondas todo, que no digas nada a nadie…”. La amiga le pregunta qué es lo que tiene que esconder. Ruby contesta con la mayor tranquilidad: “Que voy a su casa, que somos amigos desde hace un año. Solo que la gente enseguida piensa mal, piensa que una muchacha guapa que va a casa de Silvio y él cada semana le entrega 47.000 euros, es porque habrá hecho sexo, pero no es así. Él está loco por mí, verdaderamente loco por mí”. Todavía al teléfono, ahora con un amigo, la modelo asegura: “Silvio me ha dicho que me haga la loca. Que no cuente nada. Me han llamado de muchos diarios, de la televisión para hacerme entrevistas, y yo lo he rechazado…”.
También el 28 de octubre, Karima El Mahroug habla con su amigo Sergio: “¿Has visto? Hemos salido en todos los periódicos, se ha armado un buen lío. Lo han descubierto”. Luego Ruby le afea a su amigo no haberse interesado por ella pese a todo lo que está sucediendo: “Estoy preocupada. Silvio me llama a cada momento. Me dice: ‘Intenta pasar por loca, siempre estaré cerca de ti, yo te daré todo lo que quieras’. Mi abogado le ha pedido cinco millones de euros a cambio de hacerme pasar por loca, y él ha aceptado…”.
Desde aquellas intervenciones ha pasado un año y medio. Silvio Berlusconi ya no es primer ministro de Italia, aunque sigue siendo el líder del PDL y uno de los hombres más ricos de Europa. Gracias en buena parte a su poder y a su fortuna, ha logrado salir indemne por el momento de todos los procesos judiciales en su contra -de hecho, algunos delitos han prescrito gracias a leyes que él se encargó de aprobar desde el poder. Pero, sin duda, el caso de Karima El Mahroug es el más feo. Tres días después de las citadas intervenciones telefónicas, Ruby cumplía 18 años. Un mes antes, el magnate acababa de cumplir 74.
Con esos mimbres, la Fiscalía de Milán abrió una investigación a principios de 2011 al todavía primer ministro por inducción a la prostitución infantil agravada y por abuso de poder sobre funcionario público. “Con el objetivo”, dijeron entonces los fiscales, “de ocultar que fue cliente de una prostituta menor de edad durante numerosos fines de semana en su casa de Arcore, trató de asegurarse la impunidad de ese delito llamando la noche del 27 de mayo de 2010 a la Comisaría Central de Milán y, abusando de su condición de primer ministro, obligar a los policías a confiar indebidamente a la marroquí de 17 años Karima Ruby El Mahroug, que se había fugado de un centro de menores, a la consejera regional lombarda Nicole Minetti”.
Entonces como ahora, Berlusconi bramó: “Me defenderé en los tribunales. No tengo nada que temer de procesos que son francamente absurdos. No veo la hora de defenderme de acusaciones tan ridículas. Los fiscales de Milán se han inventado el delito de cena privada en casa del primer ministro”. Es la especialidad de Berlusconi, negar la evidencia. Cuando, hace solo unos días, una joven modelo contó ante un tribunal -en un caso conexo al de Ruby- que, durante sus fiestas, las jóvenes muchachas se disfrazaban de monjas y hasta de Ronaldinho para luego irse quedando desnudas, Berlusconi buscó a los periodistas y les dijo: “Solo eran cenas elegantes, en un ambiente desenfadado, sereno y simpático. Y luego había concursos de burlesque con disfraces que me había regalado Gadafi. Ya sabéis, las mujeres son por naturaleza exhibicionistas…”. También admitió -a su manera- que pagaba dinero a las muchachas: “Me siento responsable de ellas, porque por todo este proceso contra mí han visto arruinadas sus vidas. Han perdido sus trabajos, a sus parejas. La vida de treinta jóvenes ha sido arruinada. Y su único error fue aceptar una invitación para ir a cenar a casa del primer ministro”.
Sobre la mesa del tribunal de Milán, una pregunta: ¿Es Silvio Berlusconi culpable de inducción a la prostitución de menores.
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