Suu Kyi denuncia graves irregularidades en la campaña electoral de Myanmar
La Nobel de la Paz dice que candidatos de su partido han sido agredidos e intimidados
Casi cinco décadas de dictadura militar no se borran de un plumazo. La líder opositora birmana Aung San Suu Kyi ha denunciado hoy que las elecciones parlamentarias parciales que tendrán lugar el próximo domingo en Myanmar (antigua Birmania) no serán realmente libres ni justas porque han sido cometidas muchas irregularidades durante la campaña electoral. Sin embargo, ha insistido que mantiene su candidatura para lograr uno de los escaños que están en juego.
Suu Kyi, de 66 años, ha asegurado en una rueda de prensa en su casa en Yangon que ha habido “muchos casos de intimidación” que violan la ley y problemas que van “más allá de lo aceptable para unas elecciones democráticas”. “Aún así, estamos resueltos a seguir adelante porque creemos que es lo que nuestro pueblo quiere”, informa Reuters.
La dirigente opositora, premio Nobel de la Paz, ha acusado a sus rivales de dañar carteles electorales, amañar las listas de votantes y arrojar objetos contra algunos candidatos para intentar herirlos. Su partido, la Liga Nacional para la Democracia, ha denunciado también que miembros de la comisión electoral han hecho campaña por el partido gobernante, que no se le ha permitido utilizar estadios para los mítines y que se ha dejado fuera de las listas de votantes a algunas personas mientras en la demarcación en la cual concurre Suu Kyi figuran en los listados personas fallecidas. Se trata de la primera comparecencia de la líder demócrata desde que suspendió la campaña la semana pasada por razones de salud.
Estados Unidos y Europa han sugerido que si los comicios son limpios podrían levantar algunas de las sanciones económicas que fueron impuestas hace años debido a las violaciones de los derechos humanos. Para ello, se considera necesario que Suu Kyi dé su visto bueno a las elecciones. La Liga Nacional para la Democracia compite por 44 de los 45 escaños vacantes que salen a disputa del total de 664 que tiene el Parlamento.
Aunque una victoria de la oposición no cambiará el equilibrio de poder, dado el reducido número de asientos en liza, las elecciones son de gran trascendencia por varios motivos. Representan un paso clave en el proceso de reconciliación nacional tras décadas de enfrentamiento entre los militares y el movimiento democrático encabezado por Suu Kyi, quien probablemente entrará -por primera vez- en el Parlamento. La Junta militar anuló los resultados de las elecciones de 1990, que fueron ganadas por Suu Kyi, y mantuvo a la líder bajo arresto domiciliario la mayor parte de las dos décadas que siguieron.
Los comicios de 2010, que pusieron fin al mandato de la junta de los generales, fueron apañados y condujeron a la formación de un Gobierno teóricamente civil, que mantuvo el poder en manos del Ejército. Días después, Suu Kyi fue liberada de su arresto domiciliario, tras haber pasado 15 de los 21 años anteriores privada de libertad.Para el Gobierno actual –nominalmente civil, pero con fuerte influencia de los militares-, son un intento de ganar legitimidad ante la comunidad internacional y lograr quizás el levantamiento de las sanciones económicas y políticas, con objeto de sacar el país del aislamiento y reactivar la economía. El fin de los castigos podría desencadenar una ola de inversiones en Myanmar, uno de los países más pobres de Asia a pesar de que tiene numerosos recursos naturales.
Las elecciones del domingo se producen tras meses de reformas sorprendentes, que han incluido la liberación de cientos de prisioneros políticos, la firma de treguas con los grupos rebeldes y una fuerte relajación de la censura en los medios de comunicación. Suu Kyi ha afirmado que son “un paso hacia el paso uno en democracia”.
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