Santorum afianza su candidatura en los Estados conservadores
Gingrich asegura que se mantendrá en la contienda hasta el final La división del voto conservador favorece a Romney, que mantiene un débil liderazgo
Tras las victorias del exsenador por Pensilvania Rick Santorum en las primarias de Alabama y Misisipi, el martes, la campaña de ese candidato ha aumentado la presión sobre el expresidente de la Cámara de Representantes, Newt Gingrich, para que desista de seguir en la contienda. Santorum y Gingrich se han repartido hasta la fecha el voto más conservador, algo que ha beneficiado a Mitt Romney, más moderado y que, con 19 victorias y 496 delegados, ve ahora en serio peligro su liderazgo.
Los electores más a la derecha en el Partido Republicano han encumbrado a Santorum, que de un candidato marginal ha pasado a ser alguien con posibilidades reales de ganar la nominación presidencial, entorpeciéndole seriamente el camino a Romney, que hasta la fecha es el supuesto favorito. Santorum ha ganado en nueve Estados, la mayoría de ellos bastiones conservadores como Kansas, Oklahoma y Tennessee. Allí ha resonado su ideario, contrario a los anticonceptivos, el aborto y el matrimonio gay.
“Es tiempo de que los conservadores nos unamos”, dijo el candidato el martes por la noche [madrugada en España] en Luisiana, en UN mitin en el que celebró sus dos victorias de la noche. “Ha llegado la hora de asegurarnos de que tenemos las mejor oportunidad de ganar estas elecciones, y sólo tendremos esa oportunidad si nominamos a un conservador para que se mida con Barack Obama en noviembre”.
En gran medida, Romney depende ahora de la permanencia de Gingrich en las elecciones para mantenerse como favorito. De hecho, si se combina el voto recibido por ese último candidato y Santorum hasta ahora, el supuesto líder hubiera perdido en cuatro de los 19 Estados que atesora: Alaska, Wyoming, Michigan y Ohio. Ganar en los dos últimos, donde las encuestas le dieron por perdedor, fue de crucial importancia para Romney. Nació en el primer Estado, y allí ganó las primarias en 2008. El segundo le fue imprescindible para declararse vencedor el supermartes.
Por lo que ha dicho hasta ahora, Gingrich no tiene intención de apearse. “Insisto en que voy a llegar a Tampa [el lugar en el que se celebrará la Convención Nacional Republicana en agosto]”, dijo en la noche electoral en Alabama, después de saber que había quedado segundo, por encima de Romney, tanto allí como en Misisipi. “Los candidatos conservadores hemos acumulado el 70% del voto. Lo cierto es que si eres líder, y sigues quedando tercero, no eres líder de nada”.
En realidad, Gingrich sólo ha ganado en Georgia, un Estado al que representó en el Capitolio durante 20 años, y Carolina del Sur. Acumula 141 delegados. Pero ha tenido resultados decentes en los Estados sureños, algo que podría repetirse en las elecciones de Luisiana del próximo 24 de marzo, donde se reparten 46 delegados. Antes, sin embargo, se celebrarán las de Illinois, un Estado con 69 delegados y más electores independientes, donde Romney goza de ventaja en las encuestas.
Para ganar estas primarias se necesitan 1.144 delegados. Y aunque Romney dispone de los 496 que le convierten de momento en favorito, los demás candidatos combinados, incluido el libertario Ron Paul, suman 444. La diferencia es de sólo 53 delegados.
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