Sarkozy pide reformar Europa para proteger mejor a los ciudadanos
Unos 30.000 seguidores aclaman al presidente en su primer gran mitin de campaña en Villepinte, cerca de París
Nicolas Sarkozy ha ganado hoy su primera gran apuesta electoral en Villepinte, cerca del aeropuerto parisiense de Charles de Gaulle. El presidente-candidato ha hecho un discurso largo y disperso, que ha durado hora y media y ha entusiasmado a ratos a los 30.000 militantes de su partido, la UMP, llegados desde todos los rincones del país. Sarkozy, algo más humilde de lo habitual, ha afirmado que ha aprendido mucho en sus cinco años de presidencia y ha pedido a todos su “ayuda” para volver a ganar.
Sarkozy se ha dibujado a sí mismo como el candidato que “protege” a los franceses, y ha tratado de utilizar un tono de estadista sin ideología pero sin conseguirlo del todo. Por ejemplo, ha criticado a los extranjeros que se benefician del modelo social sin cotizar, ha atacado a “los sindicatos que bloquean las reformas”, y hablando de libertad religiosa ha dicho: “Defenderé sobre todo el derecho de los cristianos a vivir en paz".
Pasando de puntillas sobre los resultados de su mandato, ha dedicado buena parte del tiempo a hablar de Europa, y ha acusado a su máximo rival, el socialista François Hollande, de haber cometido la “vergüenza” de poner en cuestión el nuevo tratado europeo.
Sarkozy ha planteado las grandes líneas de su proyecto político para Francia y Europa, y ha anunciado que, si gana, exigirá que la Unión Europea se dote de normas más estrictas y de formas de “gobierno político” en al menos dos materias: el acuerdo de Schengen que regula la libre circulación de personas y los acuerdos comerciales.
Si en un año no se mejora el tratado de libre circulación, ha prometido Sarkozy, Francia lo abandonará, y cerrará sus fronteras"
Para “luchar mejor contra la inmigración clandestina”, Sarkozy quiere que los países que no controlen bien sus fronteras puedan ser sancionados o excluidos del tratado de Schengen. Si en un año no se mejora el tratado, ha prometido el presidente, Francia lo abandonará, y cerrará sus fronteras.
Sarkozy ha sonado convencido al afirmar que “hace falta reinventar el sueño europeo para que Francia pueda seguir defendiendo sus valores republicanos”. Y el público ha rugido cuando ha afirmado que es urgente renovar Europa “para que los obreros no voten a los extremistas”.
Sobre el libre comercio, ha dicho que Europa necesita “protegerse de la competencial desleal”, y que deben ser los jefes de Estado y Gobierno quienes decidan las negociaciones con los grandes socios de la UE. Entre otras medidas proteccionistas, ha prometido la aprobación de una European Act similar a la Buy act de Estados Unidos, y un nuevo sistema de ayudas a las pymes. Si no se aprueban estas proposiciones, ha dicho, “Francia las aplicará unilateralmente”.
Su “pasión”, ha añadido, su “gran objetivo”, será unir a la Francia del sí a Europa y la del no. El gentío, que ha ondeado miles de banderas francesas durante todo el discurso, le ha interrumpido en ese momento gritando "vamos a ganar" durante casi un minuto. “Vamos a ganar porque somos los únicos que hemos entendido”, ha improvisado Sarkozy.
La fiesta dominical ha provocado controversia por su enorme coste, que algunos medios calculan en un mínimo de tres millones de euros"
El gigantesco escenario del parque de exposiciones de Villepinte estaba presidido por el lema 'La Francia fuerte sois vosotros'. El almacén de 46.000 metros cuadrados parecía lleno a rebosar, dando la deseada imagen de demostración de fuerza. Sarkozy intenta invertir la tendencia de los sondeos de cara a las presidenciales del 22 de abril (primera vuelta) y el 6 de mayo (segunda), ya que estos son todavía favorables a los socialistas. Y tiene prisa por hacerlo antes de que empiece la campaña oficial, cuando todos los candidatos tendrán el mismo tiempo de aparición televisada.
El baño de masas de un Sarkozy que ha sudado su discurso tenía un gran objetivo: revitalizar la energía de la Unión por un Movimiento Popular (UMP), un partido deprimido por los sondeos y el desgaste sufrido durante la estancia en el poder de su candidato. Si hasta ahora apenas se había movilizado para la reelección, hoy la UMP ha tirado la casa por la ventana y ha alquilado docenas de autobuses y una decena de trenes de alta velocidad para desplazar a sus militantes desde Marsella, Burdeos, Lyón, Toulouse, Rennes, Nantes y Estrasburgo.
Al mitin han asistido todos los notables del partido, además de la esposa de Sarkozy, Carla Bruni, sus hijos, y los populares actores Gérard Depardieu y Jean Reno. El primer ministro, François Fillon, el ministro de Exteriores, Alain Juppé, y la esposa de Jaques Chirac, Bernadette, han mostrado su apoyo a Sarkozy desde la tribuna.
El candidato ha comenzado hablando con tono lírico sobre lo que ha aprendido en estos cinco años de mandato. “Mis queridos amigos", ha empezado diciendo, "me acuerdo del día en que los franceses me eligieron hace cinco años, que son solo cinco minutos en mi corazón". Enseguida ha citado la “sucesión de crisis sin precedentes” sufridas por el mundo occidental. Sarkozy ha asegurado que ha aprendido mucho de ellas y que siempre ha dado lo mejor de sí mismo para proteger a los franceses.
“La voluntad no lo puede todo”
Durante cinco años lo he dado todo por Francia”, ha dicho. "He aprendido que el presidente es el más atacado y el más caricaturizado, pero he entendido que es preciso aguantar, y también que la voluntad no lo puede todo, que hay sufrimientos y cóleras que no se pueden calmar”.
La retórica épica ha sido recibida con las primeras ovaciones y algunos gritos de "Sarkozy presidente". Luego ha defendido que su acción política “ha evitado el hundimiento del poder de compra en Francia”. Y ha insistido: "Ha sido una gran victoria para Francia haber salvado el euro y a Europa. Ayudando a los otros nos hemos ayudado. Si Francia no hubiera actuado, Europa habría desaparecido. Me he entregado a esa causa como a ninguna otra en mi vida".
“Ahora, el inmovilismo está totalmente prohibido para Francia y Europa", ha proseguido, aprovechando para acusar a los socialistas de haberse comportado de forma “indigna” al querer renegociar el tratado europeo y no haber votado (se abstuvieron en el Parlamento) el tratado del nuevo Mecanismo de Rescate Europeo (MEDE) que ha servido para oficializar el rescate de Grecia.
Sarkozy ha explicado a su poco europeísta electorado que Francia ha elegido “ejercer la soberanía de forma compartida con sus socios europeos porque ese es el único camino hacia una verdadera unión” que evite volver a los fantasmas del pasado, y ha citado el Holocausto como referencia histórica de una Europa desunida. "Pero si queremos mantener nuestra civilización, nuestro sueño, nuestros valores, tenemos que protegernos mejor", ha afirmado.
En clave interna, Sarkozy ha intentado aglutinar al partido citando varias veces el nombre del general De Gaulle. Y ha cosechado los mayores aplausos al criticar a los sindicatos, a los que ha definido como inmovilistas y defensores de sus privilegios, y a “la izquierda que dejó la banlieue en un estado lamentable al final de los años noventa”. También ha subido la temperatura del auditorio criticando la semana de las 35 horas, "que ha recortado el valor del trabajo".
Reformar para no quebrar
Sarkozy ha defendido la grandeza del modelo social francés, "que nos protege porque nos une", pero ha señalado que hay que reformarlo "para evitar la quiebra" (aplausos). Sobre inmigración, ha dicho que será el presidente que evite "toda deriva multicultural", y al hablar de la libertad religiosa, ha afirmado que defenderá "sobre todo el derecho de los cristianos a vivir en paz".
Menos entusiasmo ha generado su defensa del control de la deuda y del déficit, aunque su crítica a los socialistas por no ofrecer alternativas serias ha suscitado grandes aplausos. "Dejadles mentir, dejadles hablar de cosas huecas. Nosotros tenemos otras cosas que hacer”.
El discurso ha revelado además que los seguidores de la UMP no quieren mucho a los extranjeros (han abucheado la palabra cuando Sarkozy la ha pronunciado, y ha intentado desmarcarse de su imagen de presidente de los ricos, diciendo: "Talento y mérito deben ser los valores”, ha afirmado. “Los franceses no quieren que todo se base en el dinero, pero reconocen el valor de quienes crean empleo".
La fiesta dominical ha provocado controversia por su enorme coste, que algunos medios calculan en un mínimo de tres millones de euros. Aunque el diario Le Parisien informa hoy de que la sorpresa del mitin sería la presencia de Dominique de Villepin para alinearse en la candidatura del presidente saliente, el ex primer ministro ha desmentido categóricamente esa información.
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