Bruni: "Sois todos unos pinochos"
El ataque a las libertades y a las minorías ha impulsado la campaña de Sarkozy
Las presidenciales no son solo una cuestión de ideología. Cuenta mucho el personaje, la apariencia, la empatía. Mucho más cerca del populismo llano de un Berlusconi que del pomposo charme de Mitterrand y Chirac, Sarkozy ha viajado sin parar, y ha utilizado y sufrido a los medios (que hoy le dan la espalda) como ningún otro líder de la V República. Pero sigue cargando con la cruz de ser “el presidente de los ricos”. El martes, su esposa, Carla Bruni, que le acompañó a una larguísima entrevista en televisión contestó entre bastidores con dos frases: “Somos gente modesta”. Y a los periodistas: “Sois todos unos pinochos”.
Su marido ha acabado la semana recuperando un punto en los sondeos, y hoy está dos por debajo de Hollande (29 a 27). La mejoría ha llegado bramando contra los inmigrantes y pidiendo perdón por algunos errores: la fiesta del triunfo en Fouquet's, el reposo en el yate Paloma' del millonario Vincent Bolloré, el vulgar insulto (“vete a la mierda, capullo”) a un agricultor.
“Me fui de Francia hace cinco años dejando a un preadolescente y me encuentro con un joven inmaduro”, ironiza el sarkózologo Philippe Ridet. “Por lo demás, está tratando de copiar al milímetro la campaña de 2007”.
El mismo equipo reducido de asesores, y el mismo programa. Su estratega jefe es el publicista chiraquiano Jean-Michel Goudard, que ha vuelto de Estados Unidos para ayudarle y que todavía confía en ganar “por unos miles de votos”. La pluma es Henri Guaino, y la eminencia ultraderechista es Patrick Buisson. Las ideas: menos Estado de Bienestar, ataques a las libertades y a las minorías para robar votos al Frente Nacional, y muchas confesiones privadas para ser, otra vez, la voz de la mayoría silenciosa
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