EE UU cede a Kabul el control de su mayor base en Afganistán
Culminan meses de negociaciones sobre el control de la cárcel de la base de Bagram Washington quiere un acuerdo estratégico con el Gobierno de Karzai antes de mayo
Después de un año de negociaciones, los Gobiernos de Estados Unidos y Afganistán han firmado este viernes un acuerdo por el cual uno de los mayores centros de detención bajo control norteamericano, en la base militar de Bagram, pasará a estar bajo custodia de las autoridades afganas. Ese pacto allana el camino para mantener una presencia diplomática y militar de EE UU en aquel país después de 2014, la fecha que el presidente Barack Obama ha fijado como tope para el repliegue de las tropas norteamericanas.
Tras la firma, el Gobierno afgano, a través de su ministro de Defensa, Abdul Rahim Wardak, ha avanzado que encomendará a un general la gestión de la prisión, donde el Ejército de EE UU ha confinado a insurgentes capturados en el campo de batalla. “La firma de este acuerdo es un paso muy importante en nuestras negociaciones sobre alianzas estratégicas”, ha dicho el general John Allen, comandante al mando de las tropas de EE UU en Afganistán. La transición durará seis meses.
En Bagram EE UU llegó a encarcelar a 3.000 insurgentes afiliados con Al Qaeda y los Talibán, capturados en combate. El año pasado, el Comité Internacional de la Cruz Roja reveló que en esa misma base militar había otra cárcel, separada de la principal, donde se retenía a los presos considerados de mayor valor y donde estos habían sido sometidos, supuestamente, a tortura. El Pentágono ha negado en reiteradas ocasiones, y por diversas vías, la existencia de esa otra prisión.
Respecto al acuerdo alcanzado sobre la prisión cuya existencia sí admite, EE UU se ha reservado una salvaguarda: tiene poder de veto sobre los presos que Kabul puede poner en libertad, como una forma de evitar que los insurgentes capturados vuelvan a ingresar entre las filas de los Talibán o Al Qaeda. Esa parte del acuerdo había encontrado una notable resistencia por parte de los oficiales afganos, sobre todo debido al reciente incidente en el que la OTAN quemó por error copias del Corán en la misma base de Bagram.
Ahora Afganistán quiere seguir avanzando en la toma de control de todos los centros de detención en bases norteamericanas. Otra de sus exigencias, para lograr un acuerdo de cooperación diplomática a largo plazo, es que las tropas de EE UU dejen de hacer batidas nocturnas en villas donde se supone que se refugian insurgentes, una práctica que ha provocado numerosas quejas por parte de la población civil en los últimos meses. Desde que Obama tomara posesión de su cargo, en 2009, las tropas estadounidenses toman parte en más operaciones bélicas nocturnas y menos misiones tradicionales de infantería, ya que el enemigo tiende a esconderse entre la población civil y a refugiarse al otro lado de la frontera, en las zonas tribales de Pakistán.
La Casa Blanca busca llegar a un acuerdo de alianza estratégica con Afganistán antes de la reunión de líderes de la OTAN que tendrá lugar en Chicago en mayo. Ese acuerdo le permitirá a Obama concretar los plazos de repliegue de tropas, que ya ha comenzado de forma paulatina, y que se espera que culmine definitivamente a lo largo de 2014. Si no se aprobara, EE UU correría el riesgo de revivir lo ocurrido a término del repliegue en Irak cuando, a falta de un pacto que les garantizara cierto nivel de inmunidad, tuvo que retirar completamente a todas sus tropas.
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