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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Guerra poco secreta

Irán muestra su determinación de seguir con el programa nuclear pese a los asesinatos selectivos

Es significativo que en medio de un cierto ruido de tambores de guerra contra Irán, y de un pulso verbal en torno al estrecho de Ormuz, Estados Unidos haya condenado tajante y rápidamente toda vinculación con el asesinato, mediante una bomba lapa, del científico iraní Mostafa Ahmadi Roshan, de 32 años, que ocupaba un puesto importante en la estrategia nuclear. Estos asesinatos, el quinto de este tipo que se produce desde 2007, pueden retrasar algo el programa iraní, pero no lo detendrán, ni resuelven los problemas de fondo. Incluso pueden impedir que prospere cualquier posibilidad, por escasa que sea, de negociación. Más efectiva fue la introducción del virus informático Stuxnet que en 2010 paralizó una quinta parte de las centrifugadoras iraníes de uranio.

Israel, como es habitual, no comenta oficialmente estos asuntos. Pero el jefe de las Fuerzas Armadas israelíes había hablado de que Irán sufriría “sucesos extraños” y un antiguo número dos del Mossad, los servicios secretos de Israel, ha comentado a un grupo de periodistas que su país está implicado en una “guerra secreta” contra Irán y su programa nuclear, a medio camino entre el conflicto armado abierto y la diplomacia. Sea quién sea el autor intelectual de este asesinato selectivo, o de los anteriores, pues los responsables materiales nunca han sido detenidos, está claro que la ristra de atentados, bombardeos, ciberataques y otras acciones constituye ya una guerra de baja intensidad contra Irán. Dada la publicidad, su objetivo no es solo operativo, sino también psicológico, para debilitar la voluntad iraní de proseguir su supuesta marcha hacia un arma nuclear que desestabilizaría toda la región.

De momento, quien haya emprendido esta guerra no parece haber conseguido su objetivo. Sin embargo, sí están haciendo mella sobre el régimen las sanciones económicas. A las reforzadas de EE UU puede unirse un embargo europeo sobre la compra de petróleo iraní, a pesar de que vaya en contra de los intereses de algunos países, como España, que importa una quinta parte de su petróleo de Irán. China no apoya nuevas sanciones, pero ha anunciado su intención de reducir sus compras de crudo a Teherán. El aislamiento internacional del régimen va en aumento. En su gira por América Latina, el presidente Ahmadineyad solo ha conseguido ser recibido en Venezuela, Cuba, Nicaragua, Ecuador y, si acaso, Guatemala. Brasil, la potencia regional emergente, le cerró la puerta.

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