Clinton emprende un viaje histórico a Myanmar para apoyar las reformas
La jefa de la diplomacia estadounidense viaja a uno de los países más aislados del mundo apra impulsar la presencia de EE UU en Asia y compensar la influencia china
La Secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton, ha emprendido hoy un viaje histórico a Myanmar, uno de los países más aislados del mundo, para apoyar el proceso de reformas en marcha, y dar un nuevo paso en la estrategia trazada por el presidente Barack Obama para afianzar la presencia norteamericana en Asia y compensar la creciente influencia de China. Clinton es el más alto cargo estadounidense que visita Myanmar (antigua Burma) desde que los militares se hicieron con el poder en 1962.
La jefa de la diplomacia ha asegurado en Corea del Sur, antes de emprender el viaje de tres días de duración, que es “prudentemente optimista” sobre su visita, pero que Myanmar tendrá que implementar más cambios antes de que Estados Unidos corresponda. Clinton no ha detallado de qué forma Washington podría hacerlo.
“Obviamente, quiero determinar por mí misma y en nombre de nuestro Gobierno cuáles son las intenciones del Gobierno actual (de Myanmar) en lo que respecta a la continuación de las reformas tanto políticas como económicas”, ha asegurado. “Nosotros y muchas otras naciones tenemos esperanzas de que estos ‘parpadeos de progreso’ (como los ha llamado Obama) alumbren un movimiento de cambio que beneficie al pueblo y el país”.
Clinton tiene previsto reunirse este jueves con el presidente, Thein Sein -un antiguo general-, y otros altos dirigentes del país asiático en la capital, Naypyitaw, tras lo cual viajará a la antigua capital, Yangon, para reunirse con la líder opositora democrática y Premio Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi, quien fue liberada en noviembre del año pasado de su arresto domiciliario, tras haber pasado 15 de los 21 años anteriores privada de libertad. Diplomáticos y analistas esperan con interés ver con quién se entrevista Clinton y el tono con el que es recibida para extraer conclusiones sobre las reformas en proceso.
Myanmar -uno de los países más pobres del mundo- acaba de comenzar a salir de medio siglo de aislamiento. Hasta hace bien poco era visto como una dictadura apartada, objeto de fuertes sanciones por parte de la comunidad internacional, lo que le hizo tejer estrechos lazos con China. En los últimos meses, sin embargo, se han producido los mayores cambios que ha registrado la excolonia británica desde que los militares tomaron el poder mediante un golpe de Estado.
El país inauguró en marzo pasado su primer Gobierno civil en medio siglo, tras las elecciones de noviembre de 2010, que fueron ganadas por una agrupación política respaldada por los generales. A partir de entonces, han tenido lugar una sucesión de acontecimientos, que han insuflado esperanza a la población de este país de 53 millones de almas.
La cena privada el jueves y la reunión formal, el viernes, que mantendrá Clinton con Suu Kyi serán probablemente lo más destacado del viaje. La líder opositora, que tiene intención de presentarse a las próximas elecciones al Parlamento -aún no convocadas-, se ha congratulado de la visita. En una conversación telefónica previa, este mes, le dijo a Obama que el compromiso con Myanmar será algo positivo.
Thein Sein ha impulsado una serie de reformas, tras décadas de represión bajo diferentes gobiernos militares, que anularon las elecciones ganadas en 1990 por el partido de Suu Kyi, la Liga Nacional para la Democracia (LND). La semana pasada, el Parlamento aprobó una ley que garantiza el derecho a las protestas, que antes no existía. También se han producido otras mejoras, como disminución de la censura en la prensa, y en el acceso a Internet. La Liga Nacional para la Democracia, que había boicoteado elecciones anteriores por considerarlas no limpias, se ha vuelto a registrar como partido.
Pero aún existen sombras. El Gobierno que subió al poder en marzo está dominado por un partido cercano a los generales y su compromiso con las reformas democráticas no está claro. La corrupción es rampante, y, aunque el pasado 12 de octubre fueron liberados alrededor de 200 presos políticos, muchos siguen encarcelados. Se estima que antes de la medida había unas 2.100 personas en las prisiones por motivos políticos. Además, el ejército continúa cometiendo “graves abusos” contra las minorías étnicas en la lucha contra las guerrillas en el norte del país, incluidas ejecuciones extrajudiciales y violaciones, según la organización Partners Relief and Development.
Para el Gobierno de Myanmar, el viaje de Clinton puede ser un paso importante para sacar el país del aislamiento económico y del grupo de naciones parias, y lograr en el futuro el levantamiento de las sanciones económicas y políticas.
En Pekín, el viaje es visto con cierta inquietud, ya que se produce poco después de la gira asiática de Obama, en la que dejó bien claro que Washington no está dispuesto a quedarse con los brazos cruzados ante el creciente peso económico y diplomático de China en Asia.
El lunes pasado, el jefe de las fuerzas armadas de Myanmar, el general Min Aung Hlaing, visitó Pekín para reforzar lazos con China, que ha sido el principal apoyo de la antigua Junta de los generales y el actual Gobierno. Fue recibido por el vicepresidente chino, Xi Jinping, quien en marzo de 2013 se prevé que suceda a Hu Jintao en la presidencia. A finales de septiembre, Myanmar -un país rico en recursos naturales- suspendió un controvertido proyecto chino para construir una presa, en respuesta a la presión pública. La decisión fue recibida con descontento por Pekín. La prensa china ha afirmado hoy que China defenderá con decisión sus intereses en la nación vecina.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.