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El caudillo de Madeira revalida la mayoría absoluta tras 33 años en el poder

El conservador Alberto João Jardim, gobernador de la isla portuguesa, se dispone a ganar sus novenas elecciones consecutivas

Alberto Joao Jardim (centro) celebra su victoria.
Alberto Joao Jardim (centro) celebra su victoria.HOMEM DE GOUVEIA (EFE)

La elevada deuda de la región autónoma portuguesa de Madeira (6.328 millones de euros) y el agujero de casi 2.000 millones en las cuentas públicas han pasado factura a Alberto João Jardim, el caudillo conservador que gobierna la isla desde hace 33 años, que ha ganado una vez más las elecciones regionales, pero con el peor resultado de la historia. El 64,2% de los votos obtenido por Jardim hace cuatro años ha caído hasta el 48,56% (de 33 a 25 diputados), que le permite conservar por los pelos la mayoría absoluta en el Parlamento regional de 47 escaños. A considerable distancia del vencedor Partido Social Demócrata (PSD), al que pertenece el primer ministro portugués, Pedro Passos Coelho, quedaron el derechista Centro Democrático Social, con el 17,63% (9 diputados) y el Partido Socialista, que ha sufrido un serio varapalo al no pasar del 11,5% y obtener apenas seis diputados. La abstención ha sido del 42,8%.

Jardim anunció la noche del domingo que una vez más gobernará en solitario, y ha aprovechado para acusar al Gobierno nacional de los males de Madeira. A la región autónoma le espera un drástico plan de ajuste, tan o más duro que el impuesto al conjunto de Portugal por los prestamistas internacionales de la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional (FMI), a cambio de un préstamo de 78.000 millones de euros.

El delegado de la Comisión Nacional de Elecciones en Madeira, Paulo Barreto, ha declarado haber recibido a lo largo de la jornada electoral más de 30 denuncias por irregularidades en los centros de votación. Barreto ha confirmado que no seguirá en el cargo.

El Banco de Portugal ha detectado que el Gobierno de Jardim ocultó una deuda de casi 2.000 millones de euros

El ministro portugués de Finanzas, Vítor Gaspar, reconoció el viernes en el Parlamento que “las irregularidades” detectadas en Madeira “encubrieron enormes violaciones de los límites de endeudamiento” y “han afectado negativamente a la credibilidad del país”.

Los portugueses se han enterado también que en los últimos 10 años la deuda total de aquella región autónoma pasó de 835 a 6.328 millones de euros, según el informe de las cuentas públicas madeirenses que el Gobierno luso ha elaborado con asistencia técnica del Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Comisión Europea. Con una población de 268.000 habitantes, Madeira tiene un producto interior bruto (PIB) de 5.100 millones de euros.

Alberto João Jardim milita en el conservador Partido Social Demócrata (PSD), del primer ministro Pedro Passos Coelho, quien por higiene mental y política ha evitado participar en la campaña electoral de Madeira. Jardim llegó al poder regional el 17 de marzo de 1978, cuando la isla era una de las regiones más pobres de una de las naciones más atrasadas de Europa. No hay en el mundo ningún líder político en ejercicio con tal longevidad. Ni el sátrapa yemení Ali Abdulá Saleh ni el angoleño Eduardo dos Santos, con más de 30 años en el poder, superan al caudillo madeirense.

Los portugueses se han enterado de que en los últimos diez años la deuda total de la región autónoma ha pasado de 835 a 6.328 millones

Jardim vislumbró rápidamente que estaba todo por hacer y se lanzó a la construcción vertiginosa de infraestructuras. La clave del éxito inicial —obras públicas sin dinero— ha derivado en lo que puede ser su condena —endeudamiento sin fin—, hasta dejar un agujero en las arcas públicas, cuyo valor real puede superar la cifra oficial. La oposición calcula que la deuda supera los 8.000 millones.

Dinero para hacer obras, pero no para mantenerlas

No hay registro del importe total de las transferencias del Estado a Madeira que no pasan por los presupuestos generales. Pero los 15 ministros que ocuparon la cartera de Finanzas desde 1975 y tuvieron que negociar con las autoridades regionales entonces podrían contar detalles del deterioro de la situación de Madeira, que ya en 1985 estaba al borde la asfixia. Ninguno de ellos asume cuota de responsabilidad alguna en la gigantesca deuda. Ni los distintos Gobiernos, socialistas o de derecha, que han ido desfilando por Lisboa, mientras Jardim seguía firme en su puesto, y los números rojos de su Gobierno cada año eran más rojos.

Las causas del endeudamiento están a la vista: inversiones millonarias en obras públicas para mantener al sector constructor

Las causas del endeudamiento están a la vista. Inversiones millonarias en obras públicas para mantener al sector de la construcción que, junto al turismo, es prácticamente la única actividad económica relevante. “Todos son culpables, tanto el gobierno regional como el nacional. Ha sido una locura de obras públicas”, dice Nuno Jardim Fernandes, empresario turístico, que critica “obras que no tienen ninguna rentabilidad”. “Jardim tiene dinero para hacer las obras pero no para mantenerlas”.

La lista es larga: la Marina de Lugar do Baixo, con capacidad para 290 embarcaciones y un parque de estacionamiento para más de 150 vehículos, tenía un presupuesto de 30 millones de euros. El coste real fue de 105 millones. Fue inaugurada en 2005, pero desde que el mar destruyó parte de las instalaciones, reabiertas en 2007, está completamente vacía.

El helipuerto de Porto Moniz, en la costa norte, costó más 670.000 euros. Nunca ha sido utilizado porque la estructura es demasiado leve para el único helicóptero de la Fuerza Aérea que opera en la región. “Solo se posan las gaviotas”, ha declarado con ironía Maximiano Martins, candidato socialista en las elecciones del domingo.

El parque empresarial de San Vicente (2,5 millones de euros) está desierto, el Museo de la Ballena de Caniçal estaba presupuesto en un millón y medio de euros y el coste final superó los 11 millones. Por no hablar de los 70 restaurantes propiedad del Gobierno regional, muchos cerrados, los 37 campos de fútbol, 33 de ellos con césped, o los tres campos del complejo deportivo de Unión de Madeira (5,2 millones de euros), que no tienen condiciones para albergar partidos de segunda división en la que compite dicho club.

Los bancos han cerrado el grifo, y muchas de las sociedades de capital público que creó el Gobierno regional están en estado crítico, con lo que el pago de proveedores y de salarios se produce en cuentagotas. Ayer, en la inauguración de un túnel que no está terminado, Jardim fue recibido con abucheos de los trabajadores que no han cobrado. “Es una manipulación del Partido Comunista”, replicaba un airado presidente, que en esta campaña no ha podido recurrir a una de sus consignas preferidas: “Con millones hago inauguraciones y con inauguraciones gano elecciones”.

Alberto João Jardim

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