Ecuador busca la reconciliación un año después de la sublevación contra Correa
El país conmemora divido los sucesos del 30 de septiembre de 2010 Correa rechaza cualquier responsabilidad y ataca a la oposición y a la prensa El Gobierno afirma que sigue habiendo elementos sediciosos en la policía
Ecuador ha recordado este fin de semana la violenta jornada del 30 de septiembre de 2010. Nuevamente se han revisado las imágenes de televisión de aquel día, cuando un grupo de policías se rebeló y el presidente de la República se enfrentó a ellos, fue agredido, retenido en un hospital y luego rescatado tras un operativo militar desarrollada en medio de un intenso tiroteo. El llamado 30-S dejó 10 muertos y unos 300 heridos. Y ahora, concluidos los actos de conmemoración de la revuelta, muchos se preguntan qué espacio habrá para subsanar las heridas que ese día dejó en la sociedad ecuatoriana.
El pasado viernes, la Policía ecuatoriana dio un paso importante hacia esa reconciliación. "Ciudadanos y ciudadanas de Quito, en nombre de mi gente, de mis policías, quiero pedir disculpas por lo que sucedió ese fatídico día", dijo el comandante policial del Distrito Metropolitano de Quito, Juan Carlos Rueda, en un discurso pronunciado en los patios del Regimiento Quito, el mismo lugar en el que hace un año se inició la revuelta de los gendarmes.
Entre las imágenes del 30-S constan ataques de policías a ciudadanos, así como enfrentamientos entre gendarmes y militares. Los sublevados se quejaban aquel día de la Ley de Servicio Público y la modificación de beneficios laborales que venían percibiendo. Pero también expresaron rechazo al mandatario, a sus superiores y a elementos de las fuerzas especiales de su propia institución.
Dos policías, dos militares y un estudiante universitario murieron en Quito durante la insubordinación. Otras cinco personas fallecieron en Guayaquil en medio de los saqueos y el caos.
"Si vuelve a pasar el 30 de septiembre, volveremos a actuar como aquel aciago día"
Rafael Correa
Los familiares de las víctimas han reclamado justicia durante este último año. La Fiscalía ecuatoriana ha abierto 18 procesos relacionados con el 30-S, de los cuales los casos de las muertes ocurridas durante la revuelta policial se encuentran en sus fases iniciales de investigación, sin avances destacables.
Estas heridas en la sociedad ecuatoriana que han dejado tanto la violencia del 30-S como la lentitud de las investigaciones para determinar a los responsables de las muertes se han mantenido en el contexto de la polarización política que vive Ecuador.
Gobierno y oposición coinciden en que
deben avanzar las investigaciones sobre
las muertes
El presidente Correa ha insistido en que el 30-S hubo un intento de golpe de Estado, más allá de que hasta el momento los procesos legales en marcha no han validado plenamente esta tesis. También ha difundido ampliamente, por medio de propaganda en medios de comunicación y cadenas de radio y televisión, sus críticas a la oposición y a la prensa a los que acusa de haber estado supuestamente detrás del intento de desestabilización de su Gobierno.
El viernes pasado, el gobierno convocó a miles de sus seguidores a una concentración en Quito para conmemorar lo ocurrido el 30-S con el lema: “El día que triunfó la democracia”. Allí, al igual que este sábado durante su enlace semanal, el mandatario volvió a increpar a opositores y a los medios, mientras repetía que nada detendrá su revolución.
No hubo mayor autocrítica del presidente sobre su actuación y la de su equipo de Gobierno durante la revuelta policial. Al contrario, el mandatario señaló que "si vuelve a pasar el 30 de septiembre, volveremos a actuar como aquel aciago día, diciendo: ‘De aquí salgo como presidente o como cadáver, pero jamás claudicaremos en nuestros principios”.
Los temores del Gobierno parecen mantenerse. El presidente Correa ha dicho que en la Policía ecuatoriana “hay un grupo todavía enquistado de gente muy mala, muy corrupta, que quiere volver al pasado” y ha advertido: “30 de septiembre nunca más, pero cuidado, todavía somos vulnerables”.
La oposición, por su parte, ha insistido en que lo que ocurrió el 30-S fue un desatinado manejo de la crisis por parte del mandatario. Entre otras cosas, critican que el presidente acudiera al Regimiento Quito cuando se estaba iniciando la revuelta y los ánimos de los policías estaban encendidos.
En cualquier caso, Gobierno y opositores han coincidido en que es necesario que avancen las investigaciones con el fin de identificar a los responsables de las muertes ocurridas durante la revuelta policial. Pero mientras se desarrollan las investigaciones, los recuerdos de dicha jornada se mantendrán en medio de un terreno minado por la intensa pugna política que existe en Ecuador.
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