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EL FUTURO DE TURQUÍA

El nuevo liderazgo de Turquía siembra dudas

El debate sobre la nueva Constitución civil turca, un modelo para el mundo árabe, plantea sombras sobre el proyecto de Erdogan

Recep Tayyip Erdogan, durante un mitin de su partido en Ankara, la semana pasada.
Recep Tayyip Erdogan, durante un mitin de su partido en Ankara, la semana pasada.ADEM ALTAN (AFP)

Una Constitución de consenso. Una Constitución hecha por y para el pueblo. Este es el deseo con el que Turquía emprende el debate para la creación de una nueva Ley Fundamental democrática que se ha iniciado en Octubre, y que debe estar culminado en la primera mitad de 2012. La reforma puede ser un referente para los países que se han emancipado de la tiranía en la "primavera árabe", pero, como advierte Akin Özçer, miembro de la Plataforma para una Nueva Constitución turca, "Turquía no puede ser un modelo para nadie si no sabe resolver sus problemas internos, como la cuestión kurda". Ankara también debe superar las tensiones con sus vecinos si quiere convertirse en una potencia regional.       

Las fuerzas políticas del Parlamento han prometido reunirse con ONG y los grupos de la sociedad civil, e incluso han abierto una página web para recabar las propuestas de los ciudadanos. Por primera vez, los que mandan en Turquía están dispuestos a escuchar a su pueblo, que desde hace tiempo les pide a gritos un cambio.

Las fuerzas políticas han  abierto una página web para recabar las propuestas de los ciudadanos

Contar con  una nueva Constitución ha marcado la agenda política turca desde hace años, especialmente desde el inicio de las negociaciones de adhesión con la UE, hace ahora seis años. El actual texto constitucional fue redactado tras el golpe de Estado de 1980, y asegura la tutela militar sobre la política. También pone serias limitaciones a las libertades ciudadanas y a los derechos de las minorías. El sí al referéndum constitucional del 12 de septiembre de 2010 mostró las ansias de cambio del pueblo. El Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP, islamista moderado), en el poder desde 2002, centró su campaña electoral en la aprobación de una nueva Constitución para ganar los comicios del pasado 12 de junio con el 50% de los sufragios.

El AKP tiene que ponerse manos a la obra, pero en aspectos como las violaciones de la libertad de expresión, Turquía sigue teniendo asignaturas pendientes. Hasta hace poco, buscar una dirección en Internet era misión casi imposible para los turcos. Google maps estaba vetado como fuente de información. También Youtube o el portal de música Spotify. La censura en Turquía suele estar fundamentada en los llamados insultos a la “identidad turca” y en las denominadas expresiones de “extremismo político”. Este fue el caso del cierre de Youtube en 2007.

En Turquía hay 3.700 webs bloqueadas,según el Directorio de Telecomunicaciones Turco. Pero Internet no es el único campo de batalla para el censor turco. Mientras que, por un lado, el país empieza experimentar un debate cada vez más libre sobre sus antiguos tabúes, como la cuestión kurda o el papel político de los militares,  el número de informadores procesados va en aumento. Por lo pronto hay ya 68 reporteros entre rejas. Según el portal de noticias Bianet, tan solo la detención de cinco de ellos tiene relación con su trabajo como comunicadores. En su mayoría, el resto son sospechosos de simpatizar con el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK, independentista kurdo).

Reporteros sin Fronteras lleva años denunciando esta situación. En su último Índice Mundial Sobre la Libertad de Prensa, sitúa a Turquía en el puesto 122 de 175 países. Además, la UE sigue de cerca estas denuncias. Para Bruselas, la nueva Constitución puede ser una oportunidad para hacer los deberes democráticos. Pero, como advierte la abogada Serap Isik “la Constitución no es nada sin un cuerpo de leyes que lo implemente, y aquí es donde Turquía siempre ha fallado”.

“Ahora es el momento para crear una nueva Constitución”, explica Akin Özçer, ex diplomático. “En el Parlamento hay una representatividad del 95% de las opciones políticas, puede ser verdaderamente una Constitución de consenso”, precisa Özçer, que trabaja en favor del proyecto constituyente.

Reporteros sin Fronteras sitúa a  Turquía en el puesto 122 de 175 países en su informe sobre la libertad de prensa

Los políticos quieren que la participación popular sea el sello de esta etapa. Algo novedoso en un país en el que el sistema democrático vino impuesto desde arriba. el nuevo Primer Ministro turco, Reccep Tayyip Erdogan, cuenta con un amplio apoyo popular y al contrario de sus predecesores. “El pueblo nos ha pedido crear una nueva Constitución a través del consenso y la negociación”, proclamó Erdogan tras ganar las últimas elecciones. Ahora se ha comprometido a acelerar el proceso de la nueva ley fundamental democrática.

Pero no todo es color de rosa. Según la decana de Derecho Constitucional de la Universidad Koç de Estambul, Bertil Emrah Oder, “la falta de confianza entre los partidos políticos puede hacer difícil la búsqueda de un consenso en la cuestión kurda o el laicismo del Estado”.

Estos problemas pueden acabar con el sueño de una Constitución popular, que tanto anhelan las organizaciones juveniles como Genç Siviller,que llevan meses trabajando desde Internet para despertar la conciencia de los menores de 30 años. “Usamos Twiter, Facebook, todo lo posible para hacer llegar el mensaje a los jóvenes”, explica Merve Alici miembro de la organización.

Desde Ankara, la Administración se ha decantado también por las nuevas tecnologías. Y en vez de cerrar página webs, esta vez ha decidido abrir una nueva www.yenianayasa.gov.tr, donde la gente ya puede escribir sus propuestas para la nueva Constitución.

Claves para la nueva Constitución

1. Libertades y derechos civiles para las minorías.

2. Abolición de la identidad étnica de todo ciudadano como "turco", indispensable para solucionar la cuestión kurda.

3. Protección de la libertad de expresión.

4. Acabar con los órganos de tutela militar sobre el poder civil.

5. Garantizar la igualdad entre hombre y mujer.

6. Redefinición del Estado laico. El Gobierno favorece el islam suní frente al resto de creencias.

7. Reformas legales para modernizar la economía.

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