'Ed el Rojo' se desmarca de Blair y Brown
Miliband se reafirma ante el congreso laborista, posicionándose a la izquierda y alejándose de la herencia recibida
Un año después de alzarse con el liderazgo del laborismo y con las elecciones generales a casi cuatro años de distancia, Ed Miliband ha aprovechado su discurso de esta tarde ante el congreso laborista en Liverpool para reafirmarse al frente del partido más que para presentarse como alternativa al primer ministro, el conservador David Cameron.
Huyendo de las propuestas concretas, Miliband se ha refugiado en un discurso sobre todo ideológico en el que quiso desmarcarse por la izquierda de la herencia recibida. Ed el Rojo, como le bautizó la prensa de la derecha en contraposición al marcado centrismo de su hermano David, al que hace un año derrotó contra pronóstico en la carrera por el liderazgo, lo ha explicado muy claro por si alguien no captaba el mensaje: "No soy Tony Blair", ha dicho entre aplausos. "Tampoco soy Gordon Brown", ha añadido. "Grandes hombres que, de forma distinta, hicieron grandes cosas. Yo soy yo mismo. Y voy a hacer las cosas a mi manera. Eso es lo que significa liderar", ha explicado.
Una aclaración que no deja de reflejar las pobres expectativas que ha despertado en estos meses su liderazgo personal, por debajo de las que despierta el laborismo frente a un Gobierno inevitablemente desgastado por la crisis económica, y que le obliga a vigorizar su propia personalidad en el seno del partido, lanzarle un mensaje que halague los oídos de una militancia que añora los viejos tiempos de la retórica de izquierdas.
Pero es también una forma de desmarcarse de la herencia recibida. A fin de cuentas, fue el Nuevo Laborismo el que durante casi tres lustros regó con mimo las semillas liberales plantadas por Margaret Thatcher en los años 80, de las que crecieron los frondosos abusos capitalistas a los que ahora se culpa de la crisis y de los que esta tarde se ha desmarcado Miliband.
Críticas a los banqueros
Se ha desmarcado todo lo que se puede desmarcar un político británico en el siglo XXI: con la retórica suficiente como para atacar a sir Fred Goodwin, el hombre que ha encarnado los abusos de la banca como máximo ejecutivo del Royal Bank of Scotland, al que identificó con "los depredadores", y el bastante sentido común como para abrazar la economía de mercado, cuyo lado bueno ha identificado con sir John Rose, antiguo patrón de Rolls Royce, al que citó símbolo de la economía industrial, de "los productores".
Ha sido un discurso dirigido más al partido que a la nación, con el objetivo de ilusionar al votante laborista más que el de captar el voto centrista y moderado. Tiempo habrá para eso. Hoy, Miliband se ha dedicado sobre todo a atacar a los rivales. Con más torpeza que gracia en sus desprecios al líder liberal-demócrata, Nick Clegg. Pero furiosamente ideológico al denunciar los ataques del conservador David Cameron a los servicios públicos y en particular su "traición" a la sanidad pública. Ha sido un ataque tan directo, tan brutal, casi al final ya de su intervención, que le ha obligado a aclarar medio en broma medio en serio que aún no había acabado su discurso.
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