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Rick Perry, el republicano más ultra

El gobernador de Tejas, ferviente evangélico y aspirante a la presidencia, asusta incluso a sus correligionarios por sus ideas y la dureza de su discurso

Ha llegado de Tejas para revolucionar el campo electoral republicano. Rick Perry ha irrumpido con fuerza en la precampaña, exhibiendo dos logros principales: 10 años de experiencia como gobernador y lo que él llama el "milagro económico" de su Estado. Con sus modos de vaquero, este político que hace solo dos años insinuó que Tejas podría independizarse del país, quiere ahora gobernarlo. Provocador, apela directamente al Tea Party, pero también a los 80 millones de votantes evangélicos, una sólida mayoría silenciosa que ya encumbró a George W. Bush a la presidencia.

En los primeros días de campaña, Perry, de 61 años, se ha hecho oír. Acusó el lunes al presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, de alta traición, por su decisión de dejar la puerta abierta a imprimir más dinero, para mantener los tipos de interés bajos en caso de que la economía se deteriore más. "Imprimir más dinero en este momento para hacer política es francamente peligroso... o traidor, en mi opinión", dijo en Dubuque, Iowa. "No sé qué le haríais vosotros en Iowa, pero nosotros le trataríamos bastante mal en Tejas".

Así, Perry amenazó a un hombre elegido por Bush en 2007 para presidir el sistema bancario central. El círculo del expresidente, con quien Perry tiene malas relaciones, ha reaccionado pronto. Karl Rove, arquitecto de las victorias de Bush, ha dicho en Fox News: "Uno no puede ir por ahí acusando al presidente de la Reserva Federal de ser un traidor. Y sugerir que le tratemos mal en Tejas no es algo que suene muy presidencial".

Perry, en rebeldía, no se baja de su caballo. En New Hampshire, se ha negado a retirar sus acusaciones. Y ha pasado a otro asunto: ha negado de nuevo la influencia humana sobre el cambio climático. Es el ideario de Perry en acción. Provocación tras provocación, en Estados clave para las primarias. Aparece de ese modo más conservador que su principal competidora en los comicios, la congresista por Minnesota Michelle Bachmann.

Pero el gobernador no la nombra a ella en sus discursos. Ha convertido a Barack Obama, desde el principio, en su adversario. "El presidente dice que debería ir con cuidado con lo que digo", ha dicho Perry en la localidad de Bedford, New Hampshire. "Los hechos son más elocuentes que las palabras. Mis logros como gobernador han ayudado a crear empleo. Sus medidas, presidente, lo están destruyendo".

La tarjeta de presentación de Perry en esta precampaña es lo que él llama el "milagro económico tejano". Desde junio de 2009, Tejas ha creado un tercio de los empleos de EE UU. La economía de su Estado crece anualmente al 3%, más del doble del ritmo nacional. El economista y premio Nobel Paul Krugman dijo el pasado domingo, en The New York Times, que el milagro se debe al hecho de que los sueldos son muy bajos.

Un 10% de los tejanos cobra el salario mínimo. Con el incentivo de una gran permisividad laboral, las empresas abandonan otros Estados para afincarse en Tejas. Como no están obligadas a ofrecer cobertura médica, un 25% de los ciudadanos carece allí de seguro. El desempleo de Tejas, del 8,2%, está solo un punto por debajo de la media del país. Y a pesar de que su gobernador se opone a los impuestos, el Estado recauda de las petroleras, directa e indirectamente, 224.000 millones de euros al año.

Perry, sin embargo, defiende con fiereza su gestión. Opina, según ha detallado en su reciente libro Fed up! (¡Harto!), que debería reducirse al Gobierno a su mínima expresión, recortando programas educativos y sociales. Es un enemigo de la Casa Blanca que quiere vivir en ella. Tal es su desconfianza hacia Washington, que en abril de 2009 le dijo a un periodista que Tejas "podría abandonar" la federación. Es decir, amenazó con la independencia.

La devoción que no le tiene al Gobierno se la tiene a Dios. Es un evangélico que cree en el poder transformador de la oración. El 6 de agosto reunió en Houston a 30.000 cristianos ?excluyó a musulmanes y judíos? para que rezaran por una mejora económica. Ya en abril decretó oficialmente tres días de rezo "para la petición de lluvia". El Estado sigue en sequía severa.

Las malas relaciones con el círculo del expresidente George W. Bush le vienen de sus últimas elecciones a gobernador, las terceras, el pasado año. Perry le había prometido a la senadora Kay Bailey Hutchinson, cercana a los Bush, que en 2010 se apartaría para que ella ganara las primarias y, eventualmente, le sucediera. Esta se tomó la promesa en serio y se presentó, solo para descubrir que Perry no cumpliría con su palabra y le disputaría las primarias. El clan Bush, incluido Rove, apoyó a la senadora.

Entonces, aprovechando el auge del Tea Party, Perry renació. Su popularidad estaba entonces en mínimos. Supo aumentarla presentándose como el hijo de un granjero de raíces tejanas, ajeno a las estirpes políticas, hecho a sí mismo. Se definió como devoto cristiano, como contrario al aborto, conservador por principios, no por decisión política. Llegó a acusar a Bush de haber sido demasiado progresista en asuntos como el del gasto público. Y fulminó a su contrincante.

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