La fuerza del derecho
El futuro del multilateralismo no se juega en un único tablero. Afortunadamente. Si no se avanza en uno, al menos es posible avanzar en el otro. Eso es lo que está sucediendo con la guerra de Libia. La vorágine que está disgregando el más mínimo sentido de unión entre los europeos amenaza con convertir la intervención militar de la OTAN en el país árabe en un embrollo muy difícil de desentrañar. Hubo dos victorias iniciales que suscitaron esperanzas renovadas: la primera, y la más importante, que las amenazas asesinas de Gadafi, prometiendo perseguir a los rebeldes de Bengasi casa por casa, quedaran frenadas por la acción de la OTAN; y la segunda, condición sine qua non de la primera, que Naciones Unidas reactivara de nuevo el derecho de injerencia para proteger a una población en peligro con las resoluciones 1970 y 1973 del Consejo de Seguridad, conseguidas gracias a la abstención de China y Rusia, dos superpotencias con derecho de veto que no quisieron ejercerlo.
La responsabilidad de proteger aparece así como una flor que no hace verano. Eclipsada durante la década perdida por Bush y sus neocons, ha reaparecido de nuevo frente a Gadafi con motivo de la primavera árabe. Pero, a lo que se ve, para eclipsarse inmediatamente después, dejando escasas esperanzas de que vuelva a instalarse como una buena costumbre multilateral en un mundo bien necesitado de ella por la gran cantidad de tiranos que osan atacar a sus propias poblaciones. Aunque es muy probable que el caso libio pueda significar el canto del cisne del derecho de injerencia, queda sin embargo un pequeño resquicio de esperanza en la decisión de la Corte Penal Internacional de La Haya de lanzar un mandato de detención por crímenes contra la humanidad contra Muhamar el Gadafi, su hijo Saif al Islam y su jefe de los servicios secretos Abdulá el Sanusi.
El derecho es el que ha construido la Europa que tenemos, incluyendo en ella no únicamente a la UE sino a todo lo que son instituciones multilaterales, Consejo de Europa entre otras. Cuando la política falla, como está fallando en la UE, la OTAN y todos y cada uno de los países que cuentan, el derecho puede mantener la llama ardiendo, que es lo que han hecho los magistrados del tribunal al aceptar la petición del fiscal Moreno Ocampo para procesar a los tres libios criminales. No deja de ser un buen aviso para navegantes.
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