Gadafi intenta cortar la ayuda humanitaria a Misrata
El dictador mina las entradas al puerto para evitar el paso de barcos. -La OTAN denuncia la maniobra e intenta asegurar la entrada de buques
Gadafi ya advirtió al inicio de la guerra, que se prolonga más de dos meses, que morirá matando. Y el autodenominado "rey de reyes" no hace remilgos a recurso alguno para mantenerse en el trono después de 41 años. La OTAN anunció ayer que el dictador estaba minando el terreno en las cercanías del puerto de Misrata para impedir el desembarco de ayuda humanitaria. La ciudad es la tercera del país y la única en el oeste que controla la oposición al régimen, por lo que sufre desde hace dos meses un duro bloqueo del Ejército de Gadafi.
"Algunos buques, que asumimos eran pro-Gadafi, colocaron minas de forma indiscriminada", dijo el responsable militar de la OTAN, el brigadier Rob Weighill, aunque a continuación aseguró que buques de la OTAN ya han iniciado el proceso de desminado.
A todo esto el régimen ha respondido anunciando que sus ataques sobre el puerto de la ciudad de Misrata lo habían dejado "inopertivo", según la televisión estatal del país. "Cualquier intento de entrar en el puerto será respondido, independientemente de lo que se justifique", afirmaba el mensaje, en una clara alerta contra los barcos que quieran alcanzar la zona.
Solo unos minutos después la OTAN ha replicado que no hay pruebas que apoyen la afirmación del Gobierno libio. Todo lo contrario, ha asegurado un oficial aliado: "Estamos siguiendo de cerca la situación en los alrededores de Misrata y las fuerzas rebeldes continúan expandiendo su perímetro alrededor de la ciudad".
Esto vendría a confirmar varios puntos de la intervención de Weighill, que aseguró que a pesar de los bombardeos de las fuerzas leales a Gadafi contra el puerto la entrada de ayuda humanitaria se está garantizando gracias a su escolta por parte de las fuerzas aliadas.
Sin embargo, también dejó claro que las fuerzas del régimen continúan atacando de forma "indiscriminada" con armas de artillería como morteros y cohetes tanto el centro como las afueras de la ciudad. Sería "demasiado optimista" decir que los rebeldes están ganando la batalla al régimen en Misrata, explicó.
Cúmulo de tropelías
La violación de toda óptica humanitaria en Misrata sorprende a pocos. Son continuas las denuncias de los rebeldes libios sobre la implicación de mercenarios extranjeros en la guerra, y en el frente se muestran con frecuencia pasaportes de países africanos en posesión de uniformados a las órdenes de Gadafi caídos en la lucha o detenidos. Y aseguran también que Argelia trasladó en marzo a cientos de soldados para combatir junto a las tropas del dictador. Diplomáticos en Naciones Unidas se hacían eco también de lo que cuentan lugareños en las orientales Ajdabiya y Brega: la violación de mujeres y niñas como método para aterrorizar a la población.
Sin apenas combates en las ciudades costeras del este de Libia desde hace dos semanas, las brigadas de Gadafi bombardean desde el jueves Kufra, ciudad del desierto no lejos de Egipto y Sudán. La zona es crucial para los rebeldes por la cercanía de grandes pozos petrolíferos y oleoductos que enlazan con Tobruk, la terminal petrolera por la que el Consejo Nacional -Gobierno de los alzados en armas- pretende reanudar la exportación de petróleo.
Incursión en Túnez
Muamar el Gadafi se mueve a las mil maravillas en el caos, y las intenciones de sus actos son a menudo indescifrables, al menos a corto plazo. ¿Por qué invadir Túnez, aunque fuera brevemente, si este país es la salida natural para los enviados del Gobierno de Gadafi al extranjero? Es un misterio. Nadie se atrevía en Bengasi, más allá de las habituales alusiones a la psicopatía del dictador libio, a explicar por qué se aventuró ayer a una incursión armada en territorio de Túnez, en flagrante violación de su soberanía. Había habido en jornadas precedentes alguna pequeña escaramuza en suelo tunecino, pero por primera vez el conflicto salpicó a un segundo país cuando los soldados libios cruzaron la frontera en persecución de grupos de sublevados que se hicieron con el control del cruce hace ocho días, bombardearon la pequeña ciudad de Dehiba y se enfrentaron a tiros con los militares tunecinos.
Los insurgentes libios son obligados a desarmarse si atraviesan el puesto camino de Túnez y desde allí no lanzan ataques contra el Ejército, pero para los rebeldes es vital mantener en su poder el cruce de Dehiba porque ello permite el suministro de alimentos a las cercadas ciudades del interior montañoso de Libia. Los uniformados libios fueron expulsados ayer por sus iguales tunecinos y varios cayeron muertos o heridos; los insurrectos se apoderaron del puesto, y el Gobierno de Túnez convocó al embajador de Trípoli para advertirle de que no tolerarán nuevas agresiones. Reuters informó de que una niña resultó herida y varias casas dañadas por los proyectiles, y que Túnez cerró el cruce fronterizo. Miles de libios que esperaban cobijarse en el país vecino se quedaron varados en su país. Quizá este era el resultado que buscaba el sátrapa, cerrar la escapatoria a los civiles.
A pocos cientos de kilómetros de la capital, la región poblada por bereberes aledaña a Dehiba y Wazin, el pueblo libio próximo al linde, es un frente de batalla cada día más activo. Las ciudades de Zintan, Nalut, Kalaa y Yafran han sido sometidas durante semanas al martirio de la artillería, que ha provocado una fuga masiva de sus habitantes, sobre todo mujeres y niños. Más de 30.000 se han refugiado en Túnez.
Los rebeldes dicen que no usarán minas
Mientras tanto, los rebeldes, decididos a mostrar una cara más amable a la comunidad internacional, se comprometieron con la ONG comprometida con lo derechos humanos Human Rights Watch (HRW) a no usar minas terrestres y a destruir todas las que aún tiene en su poder, según anunció ayer esta organización.
La organización neoyorquina asegura que este compromiso tiene especial importancia debido a que las autoridades rebeldes le habían asegurado anteriormente que no usarían minas terrestres, algo que, según demostraron imágenes tomadas por medios extranjeros, no cumplieron. Según HRW, el Gobierno rebelde se ha comprometido a que deslices de ese tipo no vuelvan a suceder.
Clinton participará en la reunión sobre Libia
La secretaria de Estado de EE UU, Hillary Clinton, viajará del 4 al 6 de mayo a Roma para participar en la reunión del Grupo de Contacto sobre Libia, informó hoy el Departamento de Estado.
La cita, que se celebrará el 5 de mayo y a la que asisten los ministros de Asuntos Exteriores de los países aliados que participan en la intervención contra el régimen libio, será la tercera de este tipo tras las celebradas en Londres el 29 de marzo, en la que quedó constituido el grupo, y en Doha el 13 de abril.
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