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Saleh intenta ganar tiempo con la mediación de los países del Golfo para retrasar su salida del poder

El presidente yemení utiliza un doble lenguaje para complacer a países como Arabia Saudí y desgastar a la dividida oposición.- La coalición opositora rechaza la propuesta porque garantiza la inmunidad a Saleh

El presidente de Yemen, Ali Abdalá Saleh, ha asegurado esta tarde que aprecia los "esfuerzos" del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) para poner fin a la crisis política que paraliza su país. Sin embargo, el comunicado de su oficina ha tenido mucho cuidado en obviar el punto clave de la propuesta del CCG, la entrega inmediata del poder al vicepresidente. Todo indica que Saleh, un superviviente político nato, está tratando de ganar tiempo, conocedor de la falta de unidad de sus oponentes.

"De acuerdo con sus declaraciones anteriores, el presidente no tiene ningún inconveniente en transferir el poder de forma tranquila y pacífica en el marco de la Constitución", afirma la declaración presidencial.

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Pero las apariencias son engañosas. Por un lado, el tono amable del texto contrasta con el profundo enfado de Saleh con sus vecinos del CCG a los que ha telefoneado por la mañana para expresarles su decepción. El presidente también ha trasmitido ese malestar a dos visitantes extranjeros que se han entrevistado con él esta mañana.

Saleh, que la semana pasada aceptó la oferta de mediación del CCG, esperaba poder llevar a la mesa su propia iniciativa con la que negociar. A través de su tribu, Sanhan, alcanzó un acuerdo con el general Ali Mohsen, el militar más prominente que se ha pasado a la oposición, para permanecer en el poder 90 días y organizar las elecciones a partir de entonces. Pero la revelación de que el CCG iba a pedirle que entregara el mando al vicepresidente Abdrabuh Mansur Hadi, le dejó sin margen de maniobra. Aún así, tampoco puede rechazar de plano unas gestiones que están animadas por su principal valedor económico, Arabia Saudí.

En el poder hasta las próximas elecciones

De ahí el comunicado que, por otra parte, sólo reafirma su ya conocida postura de mantenerse en el cargo hasta la organización de nuevas elecciones. "La clave está en la expresión 'en el marco de la Constitución'", explica un analista yemení. Según la Ley Fundamental, el presidente entrega el poder tras los comicios, o si decide dimitir y su dimisión es aceptada por el Parlamento. Hasta ahora su máxima oferta había sido adelantar las elecciones a enero de 2012, algo que la oposición ha rechazado.

Saleh sabe que sus rivales políticos no forman un frente unido. De hecho, el llamado Foro Común es una alianza imposible entre el Partido Socialista (PS), que gobernó en la República de Yemen del Sur hasta la unificación en 1990, y los islamistas del Islah, con algunos otros grupos menores. De hecho, el secretario general del PS, Yasin Said Noman, ha anunciado hoy su dimisión como presidente del Foro.

Pero el corazón de la protesta no son esos viejos partidos, sino los jóvenes idealistas y los activistas de los derechos humanos que constituyen el embrión de la incipiente sociedad civil yemení. Son ellos los que montaron las acampadas de la plaza de la Universidad en Saná y de la plaza de la Libertad en Taiz, y los que obligaron al Foro a dar marcha atrás en su decisión inicial de aceptar una componenda con el régimen.

El problema es que carecen de líder y de estructuras organizativas. Sólo cuentan con su entusiasmo. Saleh lo sabe. Por eso trata de ganar tiempo, convencido de que la amalgama opositora terminará por dividirse y los jóvenes se cansarán de manifestarse.

"Tenemos la sensación de que está capeando el temporal", confirman fuentes diplomáticas occidentales en Saná que empiezan a inquietarse con su doble lenguaje. Les preocupa que si la crisis se alarga, la llegada del Ramadán y del +hach+ (la peregrinación a La Meca) paralice el proceso no sólo en Yemen, sino también en Arabia Saudí.

Preocupado ante el enquistamiento de la crisis, EEUU trata de encontrar un punto intermedio entre las posturas maximalistas de Saleh y de la oposición. La última iniciativa defendida por su embajador propone que el presidente se mantenga 30 días más al frente del país, ceda entonces el poder a Hadi y se convoquen elecciones en el plazo de 60 días estipulado en la Constitución. A estas alturas, nadie espera que las partes acepten.

MOHAMMED HUWAIS (AFP)

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