India y Pakistán ensayan la diplomacia del críquet
La semifinal del Campeonato del Mundo se jugará entre los dos países enemigos
El subcontinente está paralizado. Mañana, en los dos lados de la frontera, toda la atención estará puesta en la histórica semifinal de la Copa Mundial de críquet que enfrentará a India y Pakistán, países enemigos y gigantes en ese deporte. Tal es la pasión y rivalidad que para muchos de los seguidores ganar este partido es más importante que ganar la final. Mucha gente no se presentará a sus trabajos y se espera que sea un día de muy poca productividad.
Esta es la primera vez que India y Pakistán juegan en el subcontinente tras los atentados de Bombay en 2008, que exacerbaron el nacionalismo indio tras descubrirse la implicación de grupos islamistas con sede en el otro lado de la frontera. La ciudad de Mohali, vecina de Chandigarh y no muy lejos de Pakistán, se está blindando por el temor a atentados. El espacio aéreo estará cerrado alrededor del estadio y más de 3.000 miembros de las fuerzas de seguridad patrullarán el partido. El lujoso hotel donde se hospedan los equipos es resguardado por 1.000 policías de élite.
Los nervios están a flor de piel, como ha hecho ver la policía de la ciudad: el lunes cargó contra un grupo de manifestantes de la industria farmacéutica que pedían que se pararan los recortes de trabajo. El error de los trabajadores fue estar cerca del estadio.
Este partido significa para los dos países la posibilidad de ganar su segundo Campeonato Mundial. India tuvo su victoria en 1983 y Pakistán en 1992. A ambos lados de la frontera el críquet es el deporte más popular y el partido de mañana es la primera eliminatoria en muchos años.
Pero las pasiones van mucho más allá de la rivalidad deportiva: Estos países se han enfrentado a tres guerras, después de que se dividieran en 1947, tras la independencia del Imperio Británico. Entre la población, que tiene muchas cosas en común, también se acumulan recelos, fomentados por los gobiernos y especialmente sensibles tras los atentados de Bombay que dejaron casi 170 muertos.
Tras esa crisis entre los países enemigos, los políticos intentarán con este partido aplicar la "democracia del Críquet". El primer ministro paquistaní, Yusuf Raza Gilani, aceptó la invitación del primer ministro indio, Manmohan Singh, y ambos acudirán al estadio. También se espera un desfile de personalidades de la industria y de Bollywood.
La presión se acumula para los jugadores. Hay muchas historias de incidentes tras los partidos entre estos países, como en 1996, cuando India ganó a Pakistán y los hinchas pakistaníes rompieron televisiones, hubo un suicidio y un muerto de ataque al corazón. El capitán recibió amenzas de muerte y se presentó una demanda ante el tribunal por un "juego decepcionante".
"En un partido entre India y Pakistán salen todas las emociones de la gente, se vuelve irracional. Se pide a los jugadores que ganen a cualquier costo, es una cuestión de orgullo", cuenta Gaurav Sethi, un especialista de críquet.
Como Sethi, los especialistas coinciden que India llega como favorito, con un buen equipo, con más experiencia. Además se desea que Sachin Tendulkar, considerado uno de los mejores jugadores en la historia del críquet, pueda conseguir un Campeonato, que es el único récord que le falta.
Pakistán es un equipo bueno, pero más inconsistente. Es un país que tiene buen críquet y puede dar sorpresas como la de derrotar a Australia, el vigente campeón, pero que está rodeado de controversias. Sin ir más lejos, el escándalo de corrupción por arreglos de juegos desatado en la gira del equipo a Inglaterra el año pasado. Esta vez, el ministro de Interior de Pakistán, Rehman Malik, ha advertido a los deportistas que están bajo vigilancia: están siendo seguidos por la inteligencia y sus llamadas monitoreadas.
El equipo Pakistaní tiene otras presiones añadidas, por ejemplo que ha dejado de jugar en su país tras el ataque terrorista al equipo de Sri Lanka en marzo de 2009 en el que murieron 7 policías, el chófer y varios jugadores resultaron heridos.
Así, a ambos lados de la frontera se espera el encuentro con gran expectación. En Mohali y Chandigarh ya no hay lugar en los hoteles y el Gobierno ha pedido a los residentes que acepten a huéspedes en sus casas. Los billetes están agotados y en el mercado negro alcanzan hasta cuatro veces su valor.
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