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Opinión y Análisis

La ironía del momento

La revelación de que la OTAN negoció planes de defensa ante ataques rusos no debe enturbiar las relaciones con Moscú

En la misma cumbre durante la cual la OTAN y Rusia decidieron enterrar el hacha de guerra y estrechar su cooperación, parece que la OTAN aprobó secretamente planes de contingencia para la defensa los Estados bálticos. En Lisboa, el mes pasado, la OTAN y Rusia estuvieron de acuerdo en dar un paso adelante en su cooperación en la defensa antimisiles y en Afganistán, y se hicieron preparativos para el desarrollo de una alianza estratégica entre los dos socios; ahora, los documentos difundidos por WikiLeaks se han convertido en un engorro no solo para los Estados Unidos, sino también para la propia OTAN y los 27 miembros que estuvieron de acuerdo en adherirse a esos planes.

Los documentos filtrados anteriormente, en los que Rusia quedaba retratado como un Estado mafioso, fueron descalificados de un plumazo por los líderes rusos como comentarios del personal de la Embajada estadounidense que no representaban ninguna política oficial hacia Rusia. Mientras no hay garantías de que Rusia vaya a reaccionar esta vez de forma tan moderada, hay dos razones para pensar que el país no volverá a tensar las relaciones y a una retórica más agresiva. En primer lugar, Rusia tiene un interés evidente en trabajar con la OTAN, puesto que ambos comparten amenazas similares, como el terrorismo. En segundo, Rusia ha estado buscando durante años tener voz en los asuntos de seguridad europeos, y el país parece haber aceptado que un nuevo tratado de seguridad global no es una perspectiva realista: una cooperación más estrecha con la OTAN y actores como la Unión Europea y la OSCE son la única alternativa.

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Mientras tanto, continúa siendo extraño que en Lisboa la OTAN accediera solo a un plan de contingencia para países bálticos que han estado pidiéndolo durante años. La seguridad colectiva garantizada por el artículo 5 continúa siendo un elemento fundamental en la Alianza. Y un plan de contingencia para la defensa es parte esencial de esa estrategia, y es un asunto muy secreto. De la misma forma, nadie se sorprendería porque un plan de contingencia ante un posible ataque de la OTAN contra Rusia apareciese en algún cajón del Kremlin. La defensa tradicional se basa también en prepararse para lo inesperado. Con un poco de suerte, todas las partes implicadas en el conflicto entenderán eso.

Jos Boonstra es investigador en la Fundación para las Relaciones Internacionales y el Diálogo (FRIDE)

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