Irán suspende la lapidación de Sakineh para revisar el caso
El anuncio ha sido realizado por un portavoz de Exteriores en una televisión pública.- Una campaña internacional ha movilizado a miles de personas contra la ejecución de la sentencia.- El proceso de Sakineh será revisado tras las presiones internacionales
La presión internacional ha surtido efecto. Tras semanas de pretender que ignoraba la indignación de medio mundo por la condena a morir lapidada a una mujer acusada de adulterio, Irán ha anunciado hoy que ha suspendido la ejecución de Sakineh M. Ashtianí y que su proceso va a ser revisado. El pasado julio portavoces judiciales ya dieron a entender que iban a volver a examinar su caso, pero es la primera vez que la decisión se hace pública de forma clara.
"El veredicto sobre las relaciones extra matrimoniales se ha suspendido y está siendo objeto de revisión", dijo el portavoz del Ministerio de Exteriores, Ramin Mehmanparast, en una entrevista con PressTV. Esta cadena por satélite en inglés, vinculada con la oficina del líder supremo, se ha convertido en un vehículo habitual del régimen iraní para enviar mensajes al exterior. No deja de ser significativo que la declaración se produjera un día después de que el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, tachara la condena de lapidación contra Ashtianí de "barbárica más allá de las palabras".
La noticia no garantiza la liberación de la mujer ni que no sea finalmente condenada a muerte, pero abre la puerta a solucionar de forma humanitaria un caso que ha puesto de relieve el choque de valores entre Occidente y una versión intransigente del Islam, además de la susceptibilidad de Irán ante las críticas de aquel. De hecho, Mehmanparast, que durante la entrevista se expresaba en persa con traducción simultánea al inglés, en ningún caso mencionó la palabra lapidación, se refirió solo a su condena a muerte e insistió en que se está investigando su relación con el asesinato de su marido.
Ashtianí, de 43 años y madre de dos hijos, fue condenada a 99 latigazos en 2006 por "relaciones ilícitas" tras quedarse viuda. En Irán está prohibida cualquier relación sexual fuera del matrimonio. Sin embargo, durante el juicio por el asesinato del marido, uno de los jueces sugirió que el vínculo entre la mujer y su supuesto amante había precedido al crimen, en el que este estaba implicado. Otro tribunal reabrió el primer sumario y dictaminó la lapidación, sin tener en cuenta que Ashtianí ya había sido juzgada por el mismo delito y recibido los azotes.
Una vez agotados todos los recursos legales, el entonces abogado de Ashtianí, Mohammed Mostafaei, decidió hacer público su caso ante la inminencia de su ejecución. Más allá de la crueldad del método, que el código penal iraní reserva para el adulterio, el abogado aducía irregularidades y defectos de forma en todo el proceso. Ashtianí se retractó de la confesión que realizó bajo presiones durante su detención. Además, la mujer pertenece a la minoría turcomana y tiene dificultades para entender el persa. Al parecer firmó la conformidad con la condena sin saber qué significaba el término "lapidación".
La denuncia de Mostafaei desató una campaña internacional para salvar a Ashtianí que ha irritado sobre manera a las autoridades iraníes, ya en el punto de mira por su controvertido programa nuclear. El abogado se vio obligado a huir de Irán ante las presiones de que fue objeto. La propia Ashtianí fue exhibida en la televisión pública haciendo una confesión, en contra de los principios legales básicos. Durante todo el verano, la diplomacia iraní ha intentado contrarrestar el golpe que el asunto a asestado a su ya deteriorada imagen con el mismo argumento que ayer utilizó el portavoz de Exteriores "se está investigando la acusación de asesinato antes de emitir el veredicto final".
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