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Más de 4.000 reclusos se declaran en huelga de hambre en tres cárceles venezolanas

Los reclusos protestan contra los malos tratos y las condiciones en prisión

"Nos están maltratando. Nos cayeron a palos. Cortaron la comunicación. Nos tienen sin luz y sin agua. Vamos a una huelga de hambre y estamos pidiendo que nos den una mano". Esta llamada salió el miércoles desde el Centro Penitenciario de Carabobo, conocido como La Mínima de Tocuyito, hacia otras tres cárceles del país y este viernes, casi 4.000 reclusos de Venezuela amanecieron en huelga de hambre.

"Esta no es una simple huelga", contó a EL PAÍS uno de los 1.340 huelguistas de la cárcel de Vista Hermosa, en el Estado suroriental de Bolívar. Se trata de un profesional universitario que ha ido a parar a la cárcel por un asunto de drogas y que ha adoptado el pseudónimo de Florentino Ariza para hacer sus denuncias. "Todos los penales del país adolecen de lo mismo: todos estamos hacinados, tenemos unos problemas inmensos de seguridad, de retardos procesales, maltratos por parte de la Guardia Nacional contra nuestros familiares. Estamos crispados, esperando la mínima cosa para reventar". Por ahora, se han sumado a la huelga los 36 internos del Centro Penitenciario de Carabobo; 1.340 de la cárcel de Vista Hermosa; y 2.500 del Centro Penitenciario de Aragua. De no cambiar las condiciones de reclusión, se espera que el próximo lunes los reos del Centro Penitenciario de la Región Andina; del Internado Judicial Capital, conocido como El Rodeo; y del Internado Judicial de Ciudad Bolívar (El Dorado) se unan a la protesta.

Razones para protestar, dicen los reclusos, sobran. En un total de 14 cárceles, diseñadas para albergar a 12.500 presos, viven 32.000; de ellos, más 21.000 no han sido sentenciados aún. En lo que va de año, 221 reos han muerto a causa de la violencia interna y de los malos servicios médicos, según datos de la ONG Observatorio Venezolano de Prisiones. El año pasado 366 fueron asesinados y otros 635 sufrieron heridas. El total de fallecidos entre 1999 y 2009 fue de 4.030 hombres. Estas cifras colocan a las cárceles venezolanas entre las más peligrosas de América Latina.

Las huelgas de hambre o los autosecuestros de familiares de los presos son los mecanismos de protesta empleados por los reclusos para exigir al Gobierno mejoras en las condiciones y de vida, y a los tribunales, celeridad de los juicios. El Ministerio de Interior y Justicia ha admitido la gravedad del problema y, en octubre de 2008, creó un Consejo Superior Penitenciario para buscar soluciones; pero los buenos resultados no terminan de producirse.

Mientras, el jueves, la Fiscal General de Venezuela, Luisa Ortega Díaz, anunció una investigación contra los familiares y amigos de Franklin Brito, el productor agropecuario de 49 años que murió el lunes tras más de seis meses de huelga de hambre. El Ministerio Público cree que algunos de ellos incurrieron en "inducción al suicidio", al alentar la protesta de Brito, un delito que se castiga en el país con penas de siete a 10 de cárcel.

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