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Brasil refuerza su músculo militar

La nueva estrategia defensiva busca proteger mejor sus recursos naturales

Brasil continúa fortaleciendo su músculo militar con la contratación de 647 nuevos cargos de confianza en su Ministerio de Defensa. Con el telón de fondo de la selva amazónica como patrimonio natural de valor incalculable y los extraordinarios descubrimientos petrolíferos en el denominado presal, frente a las costas de Río de Janeiro, São Paulo y Espíritu Santo, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva dio la semana pasada un nuevo paso en la adopción de la Estrategia Nacional de Defensa, lanzada a finales de 2008 con el objetivo de modernizar y hacer creíble la faceta defensiva del país ante la comunidad internacional. Asimismo, la nueva doctrina pretende arrebatar el control absoluto del Ministerio de Defensa a la alta jerarquía castrense, que también verá alterada su estructura interna.

"El Ministerio de Defensa, desde su creación hace 11 años, ha estado en manos de los militares, algo que no es justo porque ellos han velado exclusivamente por sus intereses corporativos. Con esta reformulación de la política defensiva se pretende dotar al ministerio de un perfil más político y menos castrense, fortalecer el brazo civil en detrimento del militar", explica Clovis Brigagão, director del Centro de Estudios de las Américas de la Universidad Candido Mendes. Según la Ley de la Nueva Defensa lanzada por Lula y que ahora deberá ser discutida en el Congreso, el actual ministerio pasará a tener 1.675 funcionarios, más de la mitad cargos civiles. La creación de 647 nuevos puestos de confianza ha desencadenado en la prensa brasileña la crítica más recurrente: el alto coste para las arcas públicas, cerca de 100.000 euros al mes.

Carrera armamentística

Lula, que desde hace dos años viene dando muestras de su creciente interés por solventar las carencias defensivas brasileñas, abogó por la "inversión para defender un patrimonio que desconocíamos, pero que ya estaba ahí hace 160 millones de años, y que ha salido a la luz con el descubrimiento del presal". "Tenemos que dar un paso importante para decirle al mundo que Brasil se toma muy en serio su defensa", añadió en la ceremonia de lanzamiento del proyecto de ley. "Sin duda alguna, el presal está directamente relacionado con la decisión de revisar la política de defensa. Brasil necesita ahora aumentar sus capacidades en defensa marítima y labores de vigilancia aérea de esa zona", explica Brigagão.

En este sentido, inquieta especialmente en el Gobierno de Brasilia la decisión tomada hace un par de años por EE UU de reactivar su Cuarta Flota para el Caribe y el Atlántico Sur, un contingente nada despreciable de navíos y aviones de guerra que, teóricamente, tienen como misión combatir el narcotráfico en la zona, pero que al mismo tiempo despiertan la suspicacia de algunos escépticos que ven en él una amenaza a la soberanía brasileña en los yacimientos submarinos. "Brasil estará en condiciones de decir "no" cuando lo vea necesario, sea al país que sea, en la afirmación de sus intereses y de su soberanía", advirtió el ministro de Defensa brasileño, Nelson Jobim.

No en vano, Brasil ya ha cerrado con Francia la compra de cuatro submarinos convencionales Scoperne y de uno de propulsión nuclear, que sería el primero de estas características en Sudamérica. En el paquete también se incluyen 50 helicópteros de transporte y la negociación, aún abierta, para adquirir 36 aviones de combate. Inicialmente París y Brasilia anunciaron a bombo y platillo que la francesa Dassault y su caza supersónico Rafale se habían hecho con el suculento contrato, aunque el Ministerio de Defensa brasileño desmintió luego la noticia bajo ciertas presiones de EE UU, que también compite en la licitación con su F-18 Super Hornet fabricado por Boeing.

Uno de los elementos clave de la nueva doctrina consiste en la reactivación de la industria militar brasileña, en decadencia desde los noventa. Prueba de ello es que la condición sine qua non impuesta por Brasil en cada una de sus negociaciones para adquirir material militar en el exterior es que se produzca la transferencia tecnológica necesaria para su fabricación o mantenimiento en su territorio. Esto habría empujado a Francia a aceptar unos niveles de transferencia de información sensible difíciles de imaginar en otro contexto. Así, el Ejecutivo persigue acabar poco a poco con su dependencia de terceros países a la hora de abastecerse de insumos militares de última generación.

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