El empate entre Santos y Mockus enciende las elecciones colombianas
Los sondeos pronostican que el ex ministro de Defensa y el ex alcalde de Bogotá tendrán que disputar una segunda vuelta en las presidenciales
Es hora punta y la línea B1 del TransMilenio, la red de autobuses articulados que recorren Bogotá por carriles cerrados, está a reventar. "Déjame adivinar cuál es tu candidato". Hernán se ríe. Es un muestrario viviente de pulseras y cintas con el lema "Mockus, presidente". (Antanas Mockus, 58 años, matemático y candidato del Partido Verde en las elecciones colombianas del próximo domingo). "Es un político diferente, con ideas nuevas y sin recursos. La campaña se la estamos haciendo la gente". Su amigo Carlos, que también estudia arquitectura en la Universidad Javeriana, le da la razón. "Pero yo voy con Santos". (Juan Manuel Santos, 59 años, economista y ex ministro de Defensa, candidato del gubernamental Partido de Unidad Nacional). "Vengo del departamento del Meta, y ahí la guerrilla golpeó durísimo. Ahora podemos viajar con tranquilidad. Santos me da confianza. Mockus no". Una espontánea mete baza: "Mockus fue un alcalde muy excelente de Bogotá, lo que pasa es que últimamente tiene unos desafueros y unas vainas que se sale de contexto. Lo noto confuso, pero él va a ganar", dice, antes de sumergirse "en la pateadera y la magulladera" de la marabunta que desciende del vagón.
Colombia vive una inusitada efervescencia política, alentada por una campaña electoral apasionante. A cinco días de los comicios, Santos y Mockus aparecen empatados con una intención de voto que ronda el 34%, lejos de la mayoría absoluta necesaria para ganar en primera vuelta. Las encuestas otorgan una apretada victoria al candidato verde en la segunda ronda, que se celebrará el 20 de junio. Los apoyos restantes se los reparten otros cuatro candidatos que, por su solvencia, distan mucho de ser meros figurantes: la ex canciller Noemí Sanín, del Partido Conservador, y tres senadores de empaque: Gustavo Petro, del izquierdista Polo Democrático; Germán Vargas, de Cambio Radical, y Rafael Pardo, del Partido Liberal.
La irrupción de Mockus
"Es una de las mejores campañas que he visto", comenta Jorge Orlando Melo, coordinador de programa de Mockus. "Es un lujo, todos los candidatos son buenos y se esfuerzan por prepararse los temas". El mismo entusiasmo transmite Carlos Rodado, estrecho colaborador de Santos. Más allá de la calidad de los aspirantes, si algo ha desencadenado el fervor popular por este proceso ha sido la irrupción de Antanas Mockus, profesor de origen lituano que ha hecho descarrilar los pronósticos.
Hace apenas dos meses se daba por sentado que el presidente Álvaro Uribe se presentaría a un tercer mandato y que arrasaría de nuevo en las urnas (mantiene un 74% de popularidad después de ocho años en el cargo). Cuando la Corte Constitucional vetó la reelección, las miradas se dirigieron a su "heredero", Juan Manuel Santos, artífice de los golpes más audaces contra la narcoguerrilla de las FARC y garante de la continuidad de la exitosa política de Seguridad Democrática.
Tan exitosa, que la inseguridad ya ha dejado de ser la primera preocupación ciudadana, lo cual podría convertirse, paradójicamente, en un lastre para Santos. Ahora la prioridad es la economía, cuyo crecimiento cayó al 0,4% en 2009, después de haber alcanzado el 7,5% dos años antes. Los colombianos afrontan una nueva etapa y miran adelante. Y en el horizonte se les ha aparecido Antanas Mockus, que se presenta como la antítesis del político tradicional. Lo es en cierta forma, como lo demostró en la alcaldía de Bogotá (1995-1998 y 2001-2003). Su estilo pedagógico de concienciación ciudadana, ya fuera en el ahorro de agua, el respeto a las normas de tráfico o el combate a la violencia, contribuyó a mejorar una urbe caótica. Ahora Mockus, armado con un lapicero y la Constitución, hace hincapié en la educación y el respeto a la vida y a la ley.
Los jóvenes y las redes sociales
El discurso abstracto, y a veces contradictorio, de Mockus no siempre llega al colombiano de a pie, y sus extravagancias (como haber enseñado el trasero, siendo rector de la Universidad Nacional, a unos estudiantes que no le dejaban hablar; o haberse casado en un circo, a lomos de un elefante) provocan desconfianza en los sectores populares. Pero al mismo tiempo, su estilo fresco y rompedor ha causado furor entre los jóvenes y en las redes sociales de Internet.
No hay grandes diferencias entre los programas de Mockus y Santos. Ambos defienden el liberalismo económico y la continuidad de la política de seguridad de Uribe. Pero Mockus propone la "legalidad democrática", poniendo el dedo en la llaga de algunos escándalos que han salpicado a la actual Administración, como los llamados falsos positivos (la ejecución extrajudicial de jóvenes marginales para hacerlos pasar por guerrilleros). Santos insiste en la "prosperidad democrática" y la lucha contra la pobreza, que a pesar de haberse reducido 11 puntos en los últimos años, todavía afecta al 45% de la población.
Pobreza y escepticismo van unidos. Miguel lleva 23 años limpiando zapatos en la Carrera Séptima, ajetreado escaparate de oficinistas, dependientas y mendigos, y no piensa votar. "El domingo me quedaré en casa mirando la televisión", dice, agitando sus manos negras de betún. "Y por la noche ya sabré cuál de ellos nos va a matar de hambre en los próximos cuatro años".
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