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Elecciones en Reino Unido

Las herederas de Margaret Thatcher se sienten relegadas

Las esposas de los candidatos en las elecciones británicas ganan la partida de la atención mediática a las mujeres políticas en campaña

El estilo a la americana que han acabado imponiendo los debates televisados entre los candidatos (esta noche, el tercer y último round) tiene su traducción en una atención desmedida hacia las esposas de Brown, Cameron y Clegg. Ninguna de las tres se presenta a las elecciones pero merecen mucha mayor cobertura mediática que las políticas en lucha por un escaño. Los números hablan por sí mismos: durante las primeras dos semanas de la campaña, aparecían 155 menciones a Samantha Cameron en la prensa generalista, frente a las solo 39 de Theresa May, la candidata más prominente de los conservadores. El desequilibrio se reproducía en el caso de Sarah Brown (153) frente a la vicelíder laborista Harriet Harman (87), y de nuevo en el de Miriam González Durantez (68) versus la aspirante liberal demócrata Sarah Teather (15).

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Cuando este año se cumplen las dos décadas del desalojo del poder de Margaret Thatcher, la primera y única mujer que ha gobernado en el Reino Unido, la nueva generación de políticas se sienten relegadas, al menos en los focos, a una segunda división. Las quejas son comunes entre las representantes de los tres grandes partidos, con mayor justicia en el caso de las laboristas, porque ellas protagonizaron un hito en 1997: aportaron el grueso de las 119 diputadas que entraron en la Cámara de Comunes, doblando el número de mujeres en sus bancos. Las siguientes elecciones (2005) sólo sumaron seis más, considerado una regresión (menos del 20% del total) que fija la imagen parlamentaria en "un tipo que lleva puesto un traje", en palabras de la feminista Kat Banyard. No sólo los tres principales líderes son hombres, sino que tampoco se vislumbran perspectivas de que eso cambie pronto.

A pesar de los esfuerzos de los partidos en pro de la igualdad (sobre todo del Laborista a la hora de imponer cuotas femeninas en la política), la campaña de las candidatas se resiente de los mensajes electorales de sus jefes de filas. Suelen apelar a las mujeres votantes sobre todo como "madres" y responsables del hogar, porque esa bolsa fluctuante del electorado (las madres de clase media) es una de las que pueden resultar decisivas el 6 de mayo. "A mí lo que me interesa es que me expliquen bien las propuestas fiscales que me afectan", resumía, por ejemplo, a la prensa Sarah Alton, madre de tres hijos que trabaja en el sector del marketing.

Que el "circo" de las esposas de los candidatos no está ayudando a retratar una imagen moderna de las mujeres es un sentimiento común entre muchas electoras, cuando la prensa dedica páginas y más páginas a comparar los atuendos que las tres lucen en campaña. Quizá Thatcher no sea un icono ("quería derrotar a los hombres en sus propios términos", afirma la laborista Harman) pero su figura es un recordatorio del panorama actual: los jóvenes británicos nunca han visto a una mujer en Downing Street, ni siquiera a una líder llevando las riendas de uno de los principales partidos. Su país será uno de los grandes, pero está en el número 73 del ranking mundial que mide la representación parlamentaria femenina.

Samantha, la esposa del líder conservador David Cameron, durante una visita al local de una ONG en Selkirk (Escocia), el día 27.
Samantha, la esposa del líder conservador David Cameron, durante una visita al local de una ONG en Selkirk (Escocia), el día 27.REUTERS
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