Caso Paulette: el fiscal y su laberinto
Los ricos cuentan más ante la justicia, piensan los mexicanos en el enredado expediente de la muerte de una niña de 4 años
Cual guiÓn cinematográfico del género thriller, el caso de la niña Paulette Gebara Farah ha logrado mantener a la opinión pública mexicana en suspenso por espacio de dos semanas. No podía ser menos, el argumento de esta historia incluye una víctima de apenas cuatro años de edad con discapacidad motora congénita; una escena del crimen ambientada en uno de los suburbios de mayor lujo de México, una madre joven, guapa, abogada de profesión y que no llora frente a las cámaras; un evidente conflicto amoroso que incluye infidelidades, celos y traiciones, un indispensable toque de terror alrededor de una cama donde de ser cierta una teoría de la autoridad, en un lapso de nueve días varias personas habrían convivido, sin darse cuenta, con un cadáver; una investigación pericial llena de cabos sueltos e indefiniciones, y para redondear, como historia secundaria la lucha por la Presidencia de la República para el 2012 teniendo como personaje principal al candidato más fuerte del partido con mayores posibilidades electorales, que por añadidura es joven, carismático y tiene por pareja a una de las actrices mejor cotizadas en la televisión mexicana. ¿Se puede pedir más a un guión de suspenso?
Los medios de comunicación no han desaprovechado la oportunidad. Cansados quizá de notificar sobre los miles y miles de asesinatos de personas que las autoridades se apresuran a calificar como pandilleros y delincuentes, víctimas que parece consideran desdeñables por ser producto de las luchas entre cárteles del narcotráfico, la historia de la niña Paulette les ha puesto en las manos la posibilidad de conseguir ratings de audiencia apenas comparables con los de los reality shows del momento.
El público abatido por los problemas económicos y de inseguridad que se viven en México y para los cuales no parece haber solución por lo menos en el corto plazo, ha encontrado en el caso Paulette algo con qué entretenerse en las sobremesas, poniendo a prueba sus profundos conocimientos sobre sicología criminal, tecnología forense e investigación pericial adquiridos todos viendo los lunes por la noche en el televisor a Horatio Caine resolver en sesenta minutos -cortes publicitarios incluidos- los más enredados casos criminales desde su laboratorio de C.S.I en Miami, Florida.
Por desgracia este no es un caso de ficción, y su cabal esclarecimiento no puede estar sujeto a la simple satisfacción de los espectadores. Mientras los procedimientos judiciales siguen sus muy pausados tiempos, el circo mediático ha condenado a la madre de la víctima al escarnio público antes de siquiera de confirmarse las sospechas levantadas por las propias autoridades del caso, quienes afirmaron sin pudor que la personalidad de la madre les generaba dudas -la señalaron como principal sospechosa sin siquiera presentar hipótesis alguna sobre cómo pudieron ocurrir los hechos, ni tampoco aclarar cuál pensaban pudiera ser el móvil que la llevó a cometer tan terrible delito-. La policía tampoco ha aclarado cómo es que nueve días después de que se involucró en el caso le aparece el cadáver en la mismísima recámara de la niña.
Las autoridades aún no han dado a conocer los resultados de todas las pruebas periciales que se han practicado, y lo poco que han dicho es confuso y hasta contradictorio, pero según la encuesta que entregamos hoy a ELPAIS.com la tercera parte de los entrevistados ya tiene una idea clara sobre cómo se dieron los hechos en el caso Paulette, y la mitad de ellos ha podido llegar a una conclusión simplemente observando la actitud asumida por las personas involucradas en el caso, información privilegiadísima que poseen por las entrevistas y conferencias de prensa que han sido pródigamente transmitidas por canales de televisión nacional.
Cinco de cada diez personas opinan que el procurador Bazbaz -el encargado de oficial de las pesquisas- hasta ahora ha hecho mal su trabajo, y sinceramente no me extraña que la opinión pública se manifieste tan poco satisfecha con los trabajos de la procuraduría mexiquense porque el joven fiscal Bazbaz ha sido bastante confuso en sus intervenciones ante los medios de comunicación, y en estas cosas ya se sabe que al menor resbalón la sospecha va por delante, quizá por eso a la gente le ha dado por pensar que al asunto Gebara-Farah las autoridades le están dando un trato diferente porque son una familia que tiene mucho dinero, y en opinión del 71% de los entrevistados en México la justicia funciona diferente para ricos.
Por lo que sea, la mayoría percibe que tanto los medios de comunicación como las autoridades mismas le han prestado mucha más atención al caso de la niña Paulette que la que dieron al terrible incendio ocurrido en la guardería ABC de Hermosillo, Sonora, donde hace casi un año murieron cuarenta y nueve niños calcinados o intoxicados debido a las malas condiciones que prevalecían en el local, negligencia que recae directamente sobre el Instituto Mexicano del Seguro Social, dependencia responsable de la guardería incendiada, terrible caso por el cual no hay un solo sospechoso tras las rejas.
Lo anterior nos lleva así a la historia secundaria en este thriller: la sucesión presidencial en el 2012. Ni tardos ni perezosos los presidentes nacionales del PAN y del PRD -otrora acérrimos enemigos políticos y hoy aliados electorales en contra del PRI-, alzaron sus voces para exigir la dimisión del procurador del Estado de México, Alberto Bazbaz, por como se había conducido en el caso Gebara-Farah que, casualmente, se desarrolla en territorios gobernados por el priísta Enrique Peña Nieto, hoy por hoy el más claro aspirante a suceder en la presidencia de la República a Felipe Calderón. Se entiende que siete de cada diez personas piensen que tan airadas exigencias de los líderes de los partidos contrarios al PRI tengan que ver, por lo menos en parte, con el interés particular de esos partidos por desprestigiar la figura pública del mandatario mexiquense.
¿Puede el caso Paulette acabar con las aspiraciones presidenciales del gobernador Peña Nieto? Veremos en qué termina esta trama político-policiaca, pero de acuerdo con los resultados de la encuesta que presentamos hoy el 38% dice que su opinión sobre el mandatario mexiquense es mejor o igual de buena ahora que antes de ver su actuación en este caso, y por otro lado 35% dice que su opinión ahora sobre Peña Nieto es peor o igual de mala que la que tenía antes de que la muerte de Paulette ocupara los espacios noticiosos. El 25% restante todavía no sabe qué pensar sobre el asunto, por lo que para conocer el desenlace de esta historia tendremos que esperar mucho más que los sesenta minutos en los que Horatio Caine investiga, analiza y esclarece los casos que caen en sus manos. Ni modo, esas son las desventajas de vivir en la realidad y no en una serie de televisión exitosa.
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