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¿Cómo nos sacamos el miedo?

Un folleto que circula en México indica cómo comportarse ante policías y ante narcotraficantes

¿Cómo reaccionar cuando lo detienen militares en un retén? ¿Cómo cuando sea atrapado por un comando de sicarios del narcotráfico? ¿Cómo poder sacar ese miedo que se metió en nuestros cuerpos? ¿Cómo superar esa sensación de indefensión por el rebasamiento de la autoridad? Respuestas claras nadie tiene, pero en los últimos días ha comenzado a circular un mensaje en las escuelas de la ciudad de México a través de correos electrónicos y redes sociales, que es un grito de ahogado de quienes se sienten a fuego cruzado entre policías y criminales.

Es una proyección del instinto de supervivencia, donde se buscan asideros que inyecten seguridades. Las instituciones ya no están resolviendo las angustias ciudadanas, que se sienten en una selva sin herramientas para protegerse. El mensaje que circula es un ejemplo de lo mucho que está sucediendo en México a propósito de la guerra contra las drogas. Su contenido tiene fines prácticos, pero en realidad está lleno de contradicciones. No ayuda, pero contribuye a la zozobra. Sobretodo, voltea por completo el orden de valores.

Denominado "aviso de seguridad", el mensaje aporta más recomendaciones para salir ileso de encuentro con militares y policías federales, que las que propone para lidiar con los narcotraficantes. La línea entre buenos y malos en la búsqueda de disminuir los daños colaterales -en tres años de combate al narcotráfico han muerto poco más de 1,100 personas totalmente ajenas a esa lucha-, se desvanece en el mensaje y proyecta la imagen de que en México se vive una guerra civil en todo su territorio.

En su conjunto, el mensaje muestra los niveles de ansiedad entre los sectores menos afectados por la guerra contra el narcotráfico y con la mejor información sobre el conflicto, que hace más significativo el fenómeno de la preservación dentro del contexto nacional. Este "aviso de seguridad" se está difundiendo de manera viral entre asociaciones de padres de familias en escuelas privadas de la ciudad de México, y comienza con un conjunto de propuestas en caso de que sea detenido su vehículo por militares o policías federales. Si eso sucede, ¿qué hacer?

1.- Bajar la velocidad del vehículo. Esta primera sugerencia aparente inocua, es una severa crítica a las Fuerzas Armadas, al hablar del impacto que han tenido las pocas pero muy difundidas muertes infringidas por militares cuando población ajena al conflicto, generalmente asustada, ha violado los retenes.

2.- Encender las luces intermitentes para avisar que se atenderá la señalización de detenerse, y prender la luz interior, mientras se colocan las dos manos sobre el volante de manera visible. Nadie quiere jugar su suerte con policías y militares. Hay que tener una actitud defensiva, de colaboración total, o se puede uno morir.

3.- Traer en el vehículo sólo las cosas necesarias para hacer más rápida la revisión. Si en el punto anterior llegó a extremos sólo vistos en esta región en las guerras civiles centroamericanas de los 80?s, donde los regímenes militares obligaban a circular en las noches con las luces internas de los vehículos encendidas, esta recomendación rebasa todos los parámetros. En los retenes, salvo los casos donde la actitud de los pasajeros es considerada sospechosa, no se revisa ningún vehículo. La inspección de un vehículo es en las carreteras y no en las calles de la ciudad de México -hasta ahora-, y no es un procedimiento de rutina.

4.- Traer siempre una identificación en caso de que sea requerida (la del trabajo es muy importante). Esta recomendación tiene una doble lectura. Por un lado está la pregunta del porqué una identificación del trabajo, que se asocia con la idea generalizada de que si la policía conoce donde vive una persona, esta puede convertirse en sujeto de extorsión. Pero por el otro, no hay en ninguna parte del país operativos de control de población, factor con el cual está asociado el llevar siempre documentos de identidad.

5.- Evitar las avenidas principales en horas "pico" o de mayor afluencia vehicular. Esta recomendación no tiene sentido. La lógica de esa sugerencia tiene que ver con ataques terroristas a población abierta, que buscan la mayor conglomeración. Hasta ahora, los ataques terroristas cometidos por los narcotraficantes son mínimos en el país, y en las calles de la ciudad de México no se han registrado ni uno solo.

El "aviso de seguridad" plantea que cuando se tope con un comando de narcotraficantes, haga lo siguiente:

6.- Deténgase de inmediato. No huya ni trate de evadir el alto; lo pueden confundir y disparar. Comúnmente estos sicarios, al no estar seguro de si es o no su víctima, prefieren hacerle el alto para cerciorarse de que sea (su objetivo), y si lo es, "levantarlo", como se llaman a los secuestros que comenten los narcotraficantes. Esta recomendación es delirante. Los sicarios actúan de manera totalmente diferente: no preguntan; ejecutan. No corroboran si es o no su víctima; disparan o lo "levantan".

7.- Prenda la luz interior del vehículo y ponga las manos de manera que lo vean. Guarde la calma y no se ponga a la defensiva, "ya que ellos van a lo que van, y el menor tipo de malestar los puede irritar haciéndoles perder la paciencia". Igual que la recomendación anterior, no tiene sentido alguno. Los sicarios no preguntan. No pierden la paciencia porque no se dan tiempo para tenerla. Su adrenalina siempre está en lo alto. Cuando actúan van encendidos, y no pocas veces con suficiente droga en su cuerpo para impedir debilidades en el momento de matar.

8.- Comúnmente te piden que te identifiques. Hazlo sin titubear (recordemos que "el que nada debe nada teme", y muéstrales tu identificación o pasaporte. ¿De dónde saldría la idea de que ante un sicario se aplica la filosofía de bolsillo del que nada debe nada teme? En esta recomendación se plantea, de manera extraña, que les muestren su pasaporte. Más allá de que no todos los mexicanos tienen ese documento, ¿por qué a un policía y a un militar se les oculta la dirección particular, y con un narcotraficante no habría problema? Es cierto que las policías mexicanas han acumulado los suficientes méritos para desconfiar de ellas, pero abrirle la puerta a los criminales, parece sin duda, más insensato.

Este "aviso de seguridad" inyecta temores adicionales, pero por la difusión masiva que está teniendo, parece que nadie ha notado el daño social que puede provocar. ¿Los sicarios son más razonables que los militares y los federales? ¿Podemos ser más francos con los criminales que con la autoridad? Este no es la forma para reducir los "daños colaterales". Pero ¿cuál es el camino? La impotencia domina. Después de todo los gobiernos, cuya responsabilidad primaria es proveer la seguridad a los ciudadanos, no lo están haciendo y sí, en efecto, aunque no nacionalmente, se vive una guerra civil en algunas regiones del país.

Raymundo Riva Palacio es Director del portal www.ejecentral.com.mx.

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