_
_
_
_

Gestores de crisis

Frente a quienes saben sacar siempre partido de las crisis, reconozcamos, de entrada, que no hay crisis buena. Quien está al cargo tiene todos los números para cargar con la responsabilidad entera, por lo que se ha hecho y por lo que no se ha hecho, por lo que tiene remedio y por lo que no tiene remedio alguno por mucha voluntad y trabajo que se le eche. A Bush le partió la presidencia la catástrofe del Katrina porque no supo comportarse. A Zapatero se lo llevará probablemente una crisis económica en cuyo origen tiene tanta responsabilidad como cualquier otro, pero en su caso sucederá porque se empeñó y quizás sigue empeñado en confundir el necesario optimismo que se necesita para dar confianza a los mercados con el realismo de reconocer las cosas tal como son en toda su crudeza. A Berlusconi, en cambio, no hay crisis que le haga temblar ni que haga mella sobre su imperturbable acción depredadora; al contrario, él y sus amigos sacan beneficios y dividendos sustanciosos de las crisis: quizás porque la crisis es él mismo y no terminará la que sufre la política italiana hasta que no se jubile.

Caso aparte, interesante, es el de quien vive de superar las crisis. Es lo que sucede con la Unión Europea. Si no hay crisis nada se mueve y sólo las crisis la obligan a ponerse en marcha: en su caso, toda crisis es buena. El gobierno económico del euro surgirá de la crisis griega, eso sí, siempre que el euro aguante. Esta es la forma tecnocrática de gestión de crisis: no se toca nada mientras la máquina funciona; y en cuanto se produce la avería se cambia de máquina. Hay que decir que, hasta ahora, éste ha sido un método excelente. Europa ha crecido de crisis en crisis. Pero todo tiene un límite y no puede descartarse la llegada de una crisis más fuerte que los equipos de bomberos destinados a cortarla. Eso es lo que desean los más hostiles al proyecto europeo, que la crisis griega sea sólo el aperitivo de un magno colapso del euro, indefectiblemente iniciado, según su imaginación eurofóbica, por la economía que combina el máximo tamaño con la máxima fragilidad, es decir, España.

Hemos detectado, así, tres estilos de enfrentar las crisis por parte de los negacionistas, los cínicos o los tecnócratas. Hay muchos más, seguro. La carismática, por ejemplo: frente a la crisis el gobernante se arremanga y se pone al frente. A quitar nieve si se ha colapsado la red de calles y carreteras, como no hizo nadie ayer en Barcelona y Cataluña. A dar la cara ante el terremoto devastador, el quinto registrado en la historia del planeta, que ha golpeado Chile, como sí hizo Bachelet. A achicar agua si va de inundaciones, como hizo Schroeder en 2002 antes de una campaña electoral que le dio una victoria tan merecida como inesperada. A contar la que se nos viene encima en pérdida de empleo como ha hecho Obama.

Todos sabemos que la acción de este gobernante que se pone al frente sirve para poco si no hay medios y sobre todo si la catástrofe es de dimensiones apocalípticas. Finalmente, ésta puede ser la mejor técnica para revertir los efectos de la crisis a favor de la imagen electoral; pero requiere reflejos y un cierto sentido del riesgo que suelen escasear en esta profesión tan conservadora que es en el siglo XXI la de político. En cualquiera de los casos, los ciudadanos necesitan y deben exigir que sus representantes sepan explicarles y acompañarles cuando las cosas vienen mal dadas y se les paga para que nos den ánimos y nos ayuden, aunque sirva para poco, y no para que utilicen las crisis para sacar provecho, como ha sucedido en Italia, o para reírse de nosotros en nuestras barbas desde el estribo de sus coches oficiales mientras nosotros nos quedamos tirados por la nieve en las vías y carreteras.

Comentarios

Estimado Lluís, estimad@s tod@s, sí, claro, nada mejor que una ligera nevada mediterránea para presagiar lo que terminará siendo tanta alegría euro-mediterránea de las uniones espurias. Una nada en la calenturienta mente activa e identitaria del presi-francés and friends. Es todo cuestión de mentalidad, y algo de organización palaciega. ¿Crisis? ... ¿Qué crisis? ... ¿Dónde está la crisis?. Yo, realmente, debo estar en la inopia cuando no veo crisis alguna, y sí un mucho mangoneo descaradísimo ejercido con cara de circunstancias (como disimulando que es gerundio). Se ha adornado de eufemismos el timo global y nacional, se ha sazonado hasta la asquerosidad manifiesta con "ideologías" ad-hoc de la ocurrencia ... y demás categorías de la espuria alabanza re-unida para mantener el cocido general en su punto ... y a la gente, en su salsa, y punto. Festín de vampiros es lo que tenemos hace rato. ¿Gestores de crisis?. Debo estar adentrándome en la sinrazón inexcrutable cuando lo que entiendo es que abundan, como setas tras la lluvia, esos gestores avispados del mangoneo por todo lo alto, y por todo lo bajo. Es decir, los que de verdad despelotan nuestra realidad y se llevan calentita la mucha hacienda de los balones de oro. Riánsen Uds. de los cracks del "futbolín" cuando de regatear y esconder la pelota se trata, o del no dejar tocar bola, y el golear hasta la ridícula cifra de unos cuantos trillones de DOL@RES (esos billeticos del monopoly de mucha seriedad humana y financiera, o del pego mayúsculo). ¿Soluciones?. Bueno, ya sabemos, por Zapatero, que son imposibles. ¿Entonces?. Pues nos quedará, y hace bien en recordarlo el post, un elevar la criticar contra Berlusconi; quizá por ser el más ventajista listorro de la clase apolítica a la que damos toda la cancha del mundo. Sí, esa clase de personajes del teatro de la vida, los mismísimos que van por el mundo italiano (y en español, también) disfrazados de gestores y nos ofrecen vaselina a diesto y siniestro ... a tod@s ... para que no duela. Creo que hay algún blog en esta sección formidable del periódico, que luego leeré, que nos anuncia algo así como un no se qué del sexo, o del despelote ... no me hagan mucho caso, sólo lo he visto de refilón ... casi, como a la crisis, es decir, ni tocarla. Hemos perdido, definitivamente, la poca capacidad CRÍsisTICA que pudiera habernos quedado después de treinta años de alegría transicional. Ahora actuamos de recoge-bolas perdidas en las Ligas Mayores de los tocapelotas de oro ... nuestros astros. Saludos cordiales,
Lluis, no te lee nadie!Eres totalmrnte ignorado,perdiste tu virginidad al introducir la censura. No tienes credibilidad, te otorgaron credito y te lo jugaste.Un saludo...Manuel
Ha veces me da vergüenza el país que me ha tocado vivir, con todo lo que está cayendo. Un juez debe buscar la verdad, pero no la mitad o el cuarto de la verdad. Con esto de la memoria históirca se ha lucido Garzón, c itando a juicio a General Franco, a Mola, a Cabanellas, por favor, traigan las momias, en cambio Carrillo sigue vivo, y tuvo responsabilidades en la Guerra, ¿Cuándo se la van a pedir? Carrillo hacía apología de la violencia ya en 1.934: http://historiademonesterio.blogspot.com/2010/03/la-apologia-de-la-violencia-en-la-ii.html
Se diría que lo malo del carácter español es que cuando vienen mal dadas, sólo se sabe mirar hacia atrás. Eso explicaría porqué parece que no nos entendemos en nuestro presente. Y esa ceguera se puede extrapolar a la clase política española. No se entienden ( o peor, nos hacen creer que no se entienden), ni los entendemos nosotros a ellos. Y si ponemos crisis, pues tela.
No sólo irrita que un gobierno, cualquiera sea, no sepa gestionar una crisis (lo que indica una falta de previsión de su parte, de existencia de un plan de contingencia); también irrita su falta de respuestas. Y más todavía, irritan los oportunistas, ésos que jamás velan por el bien común.
Buena web sobre asuntos internacionales: www.miradasdeinternacional.com
Me muero de risa , Gestores de crisis y la cara de Zapatero en plan pensativo , esto es para mearse de pena. Yo , 41 años ,dos niños en España , de camarero en Dublín , en habiatación de alquiler ¿Dónde nos van a llevar?
Gracias Luís, este artículo es fabuloso. Porque da en el clavo.
Dice Zapatero que hay tres fases en la crisis pero dice que hay una primera, que es la crisis financiera, la segunda que es la fase de reequilibrio y preparación para la recuperación y otra de recuperación. En fin, los mundos de Yupi. Las tres fases de las crisis y que no tienen porqué ser consecutivas son: la crisis financiera de la que aún no se ha recuperado la economía (falta crédito), la crisis empresarial (provoca el paro rampante y la falta de inversión a su vez producida por la falta de crédito) y la crisis familiar (en donde casi la economía acaba de aterrizar en los problemas hipotecarios, en fin, problemas para llegar a final de mes). Dejemos las fases y centrémonos en los factores: todo lo vincula el señor presidente a la crisis financiera mundial, es decir, factores externos, nada que ver con nuestros problemas laborales (el paro español dobla y en algunos casos triplica al de la Unión Europea). Así que sí, Sr.Liar: hay factores internos que explican la crisis galopante española como es, sin ir más lejos, la imposible dependencia del ladrillo de la economía española animada por este gobierno y por el anterior, aunque ambos se nieguen a reconocerlo, encima con una ley liberalizadora del suelo de por medio. Obviamente, se acaba el crédito de compra-venta que distinguía eso que algunos llamaban gran economía española, se acaba la economía, el trabajo y la inversión.Conclusiones: el presidente confunde, al menos lo intenta, y lo sabe. Las mismas mentiras tramposas que dinamitaron a otro presidente, ese con bigote.
La pregunta es: ¿A quién votamos dentro de dos años? Quizá convendría desmontar ese bipartidismo "de facto" e idear algo parecido al sistema parlamentario alemán. Eso y un sistema de listas abiertas, quizá. No es la panacea, pero algo sería.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_