Los guetos franceses se radicalizan
Las pésimas condiciones de vida de las 'banlieues' se han agudizado desde 2005.- In tercio de sus 4,5 millones de habitantes está por debajo del nivel de pobreza
En 2005, los jóvenes de los barrios pobres de las periferias de las ciudades francesas pusieron en jaque a la misma República a base de quemar coches y polideportivos por la noche y esconderse por el día. Era una revuelta desesperada, sin sentido ni jefes ni ideología que, eso sí, alertó de las miserables condiciones de vida que existían en estas ciudades de aluvión que rodean, por ejemplo, París.
Cuatro años -y una campaña electoral y un cambio de presidente- después, un informe elaborado sobre esas poblaciones demuestra que muy poco ha cambiado desde entonces, que en Francia existen todavía enormes guetos en los que el paro, la pobreza, el fracaso escolar y la exclusión social aíslan y condenan a millones de habitantes de por vida. Un dato: un tercio de las cuatro millones y medio de personas que habitan estas ciudades malvive con menos de 900 euros al mes, algo que en Francia se considera pobreza. En el resto del país, el porcentaje de personas que cuentan con menos de ese dinero al mes es del 12%.
Otro dato: el 47,7% de los jóvenes de 14 a 24 años de estos barrios marginados carece de trabajo, según este informe, denominado Observatorio Nacional de Zonas Urbanas Sensibles, publicado este lunes. A este respecto, políticos y sociólogos citados por el diario Le Monde advierten de la formación de una auténtica "generación perdida", los denominados "jóvenes encapuchados", que se caracterizan por su falta de trabajo y de porvenir y por su escasa identificación con lo francés (a pesar de haber nacido y vivido en Francia).
Muchos de ellos celebraron en las calles hace días la clasificación de Argelia para el Mundial de Suráfrica ignorando la de Francia, conseguida el mismo día. Constituyen los perfectos candidatos a quemar coches en la próxima revuelta. El estudio aclara que las chicas consiguen salir en mayor número que los chicos: la tasa de paro femenina en estos barios se sitúa por debajo del 30%. Eso sí, en Francia, de media, el paro ronda el 10%.
Tampoco se han reducido las diferencias en cuanto a educación: el 66,2% de los jóvenes de estos barrios o no cuenta con ningún título o sólo tiene el graduado escolar: en el resto de Francia la tasa roza el 50%.
La crisis, que aumentará el número de desempleados a lo largo de este año y del que viene en Francia, empeorará aún más las oscuras perspectivas de los habitantes de las banlieues pobres.
Muchos alcaldes y portavoces de asociaciones ciudadanas acusan al Gobierno de acordarse de estos barrios olvidados sólo para sacar a relucir el espectro de la seguridad a fin de ganar los votos del miedo. No les falta razón. La semana pasada, Nicolas Sarkozy se desplazó a Perreux-Sur-Marne, en las afueras de París, y tras examinar una partida de fusiles Kalachnikov decomisada por la policía a una banda de narcotraficantes, exclamó: "Tenemos que parar con el sistema ése de querer explicarnos todo: no hay nada que explicar cuando se va a la escuela con una barra de hierro".
Claude Dilain, el alcalde socialista de Clichy-sous-Bois, la ciudad en la que saltó la chispa de los disturbios que hicieron tambalear al Gobierno de Jacques Chirac hace cuatro años, se pregunta en un entrevista en Le Monde: "¿Pero, qué queremos, una banlieue sólo segura o que desaparezcan de verdad los guetos?" Y añade: "Antes de 2005, nosotros avisamos de la gravedad de la situación. Ahora hemos vuelto a como estábamos antes de 2005".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.